Este fin de semana, llegaba a las salas españolas 'Intocable', la sensación del año en Francia (película más taquillera de toda su historia) y que también está funcionado sensacionalmente en mercados tan importantes como Alemania e Italia. Algo que intentará repetir en nuestro país, donde ya fue preestrenada con gran éxito y buenas críticas durante el pasado Festival de San Sebastián, en calidad de película de clausura.
Dirigida por el probado tándem Olivier Nakache-Eric Toledano, una las grandes bazas del film es la compenetrada pareja protagonista, el veterano François Cluzet y el fresco Omar Sy (Premio César 2012 al Mejor Actor), en la piel de un multimillonario tetrapléjico y un joven cuidador procedente de los suburbios.
Una sonrisa en tu boca
Catalogada en su estrategia promocional como un cruce entre 'Paseando a Miss Daisy' y 'El discurso del Rey' (una comparación no sé si muy acertada) gira entorno a Philippe, un adinerado discapacitado que necesita una persona para su cuidado y que, ante el encorsetamiento y credenciales de los candidatos, termina decantándose por el descarado marginado social, el avispado que sólo pretende cobrar el paro; un inmigrante que no cumple los requisitos preestablecidos, pero que probablemente sea el único que no lo mira con piedad y compasión. Un magistral Omar Sy que se come la pantalla con sus modos campechanos, hasta el punto de engañarte y creer que se trata de un actor no profesional que está haciendo de sí mismo.
En este "desequilibrado" dúo se sustenta el alma de la película, quizá las comparaciones con los anteriores títulos se deban a la complicidad entre protagonistas o al hecho de encontrarnos con otro largometraje preconcebido a la consecución de un objetivo, que el espectador se lo pase bien, y vaya si lo consigue. Basada en hechos reales, el tándem de directores se interesó por esta entrañable historia tras visionar el documental de 2003, 'A la vie, à la mort', centrada en estos personajes; Philippe Pozzo di Borgo sólo puso una condición para que la historia de su vida fuera llevada al cine: diversión, lograr una película divertida. Y los realizadores lo han cumplido al pie de la letra.
'Intocable' podrá ser tachada de facilona, complaciente, de buscar con descaro el agrado de la audiencia. Y qué problema habrá en ello cuando da en el clavo en sus propósitos, cuando pocas películas te dejan con una sensación tan placentera una vez finalizadas; esta película desborda encanto, nos hace sacar lo mejor que llevamos dentro. No es casual el apabullante éxito de público; un film de grandes masas, pero también muy bien hecho.
Dos universos contrapuestos
La película juega constantemente con el brutal choque de contrastes: cultural, económico y social. Lo cual deparará un sinfín de situaciones cómicas. Impagables las escenas en las que Philippe pretende instruir a Driss con sus refinados gustos: ya sea música clásica, ópera, literatura, poesía o arte moderno, para toparse con las desternillantes burlas de su empleado, a las que ni siquiera él se podrá resistir. Algo que, por ejemplo, desembocará en que el propio Driss, con la intermediación de su jefe, pretenda colar una obra "vanguardista" pintada por él mismo. El choque cultural es feroz, pero ambos conectarán como uña y carne, pues como bien dice Philippe a sus allegados, su empleado es mucho más listo de lo que parece.
Sin embargo, su presencia preocupa a sus familiares, aquellos que sólo lo visitan una vez al año, por ver si aún está vivo, como él mismo bromea. Driss arrastra un pasado conflictivo, una disfuncional familia y más secretos de los que aparenta. El film es un manifiesto reflejo de la situación migratoria, aunque no sea el núcleo principal del metraje, de la alta presencia de franceses procedentes u originarios del África colonial, como también tienen cabida la destructuración familiar e incomunicación a nivel global o dejar un espacio para una liviana mirada a otros personajes que sufrirán el impacto de su llegada. Los impedimentos físicos del protagonista se toman con alegría, con un descacharrante humor negro, ambos se atreven con todo. Driss se convierte en "sus manos" y tiene preparadas grandes locuras.
'Intocable' podría engañar ante su apariencia de drama lacrimógeno y de penurias (en las antípodas de la realidad), o reunir miradas de desprecio ante la presencia de tópicos o el recorrido por territorios comunes. Sin embargo, no es una película típica ni telefilmera, ni cae en la banalidad, al contrario, es tremendamente inteligente, divertida, ingeniosa, un título carismático que prueba que se puede bromear con todo (si se hace bien), incluso de una discapacidad, para hacernos sentir mejor persona y salir desbordantes de felicidad una vez finalizada la proyección. A disfrutarla.