Opiniones diversas ha generado entre la prensa la nueva cinta del director canario Juan Carlos Fresnadillo, 'Intruders'. A pesar de la controvertida respuesta por parte de la crítica, sería algo descarado afirmar que nos encontramos con una película más dentro del género. Es una propuesta diferente, aunque cierto que ligeramente maquillada hacia los gustos del gran público. Un fascinante viaje que va desde lo humano, lo convencional, a lo sobrenatural.
Dos historias, ubicadas en distintos puntos del planeta, Madrid y Londres, pero con un nexo común, la angustia provocada por un mismo miedo. Dos niños que viven paralizados por el trauma que suponen las terroríficas visitas y pesadillas protagonizadas por un intruso sin rostro. Unos angustiantes sucesos que alcanzan tal magnitud que terminan afectando la vida de sus propios padres.
El miedo se hereda
Fresnadillo propone la premisa del miedo como herencia, una emoción que admite tal número de interpretaciones como matices va cobrando la película. Una cinta que destaca por su equilibrio entre fantasía y realidad, a la vez que van surgiendo conexiones entre los opuestos mundos de estas dos familias. Un equilibrio que mantiene viva a la película dotándola de misterio, a medida que se va desarrollando un puzzle en el que las piezas van a ir encanjando por sí mismas.Ahí, es donde se le puede achacar a la película la existencia de ciertas trampas para mantener el interés y la coherencia dentro del enmarañado argumento. El cual, luego puede pecar en su último tramo de ser demasiado explicativo y reiterativo en su mensaje, con un desenlace que ofrece todas las respuestas y no admite otra interpretación posible por parte del espectador.
Pero realmente, lograr un balance entre la realidad y lo esotérico es realmente difícil y creo que 'Intruders' lo consigue con creces. A Fresnadillo le interesa el factor humano aunque provenga de un origen sobrenatural, demostrando que lo que hace atractivo al misticismo es cómo afecta en la vida de las personas. Y aquí se incide en la sobreprotección, cómo uno se aferra a lo que es suyo cuando se lo quieren arrebatar.
Notables interpretaciones
Ahí es donde entra el personaje de Clive Owen, un hombre con apariencia de héroe cotidiano que cuando ve amenazado lo que más quiere se enfrenta a lo que está invadiendo su espacio vital. Similar es lo que le ocurre en Madrid a una estupenda y visceral Pilar López de Ayala, que contrasta con la contención de Daniel Brühl, el cura que la quiere ayudar con su hijo. Paradoja que también se observa, por otra parte, con la madre de la niña londinense (Carice van Houten), que se muestra fría y distante, como si fuera otra intrusa, en el drama que están sufriendo con mayor intensidad su marido y su hija. Interpretaciones todas ellas creíbles en unos personajes con sus propios matices y tonalidades. Como las poderosas y maduras interpretaciones de los niños protagonistas, Ella Purnell e Izán Corchero.
No me quiero olvidar del pequeño papel, prácticamente un cameo, del veterano actor Héctor Alterio, en la piel de un socarrón cura que desmitifica la imagen de su homólogo el Padre Merrin en un clásico del género, 'El exorcista'. Guiño que se une al poco mencionado pero curioso homenaje con el nombre del personaje de la niña en la cinta, Mia Farrow, como la actriz protogonista de otro referente del cine de terror, 'La semilla del diablo'.
Por lo demás, reincidir en que 'Intruders' muestra a dos universos distintos representados en cada historia, así una está rodada en castellano y otra en inglés -que ya veremos si la doblan para la copia española-, pero que guardan similitudes que se van conectando hasta un revelador y puede que discutible final. Lo que os puedo garantizar es que no deja a uno indiferente.