"La mejor película que nunca hice", así ha descrito James Cameron su proyecto de Spider-Man, uno que nunca vio la luz por una cuestión de derechos. Lo ha contado el director de 'Avatar' en una mesa redonda en la que promocionaba su nuevo libro, 'Tech Noir: The Art of James Cameron', donde señaló que su visión del personaje era "muy diferente" a la que finalmente llevó a la gran pantalla Sam Raimi en 2002.
Si hubiese salido adelante, la adaptación de el hombre araña de Cameron se habría estrenado entre 'Terminator 2: El juicio final' y 'Titanic', pero el cineasta no puo conseguir que Fox, con quienes trabajaba, le comprase los derechos: "Intenté que Fox los comprara, pero al parecer los derechos estaban un poco enturbiados, Sony les tenía un apego muy cuestionable y Fox no se atrevió a luchar por ellos. Peter Chernin (ex-presidente de Fox) no hizo nada por conseguirlos, no quería meterse en una pelea legal. Le dije «¿Estás de broma? Podrían acabar valiendo no sé mil millones de dólares»", 10 mil millones de dólares después está claro que Cameron no se equivocaba. Después de estrenar 'Titanic', el director pasó página y no intentó nunca más trabajar sobre propiedades intelectuales de terceros: "Fue probablemente la patada en el culo que necesitaba para ir a hacer mis propias cosas".
¿Y cómo era?
Si crees que la película de Cameron con Peter Parker habría sido algo que ya conoces, olvídate, porque según él: "Lo primero que tienes que pensar es que no es Spider-Man. Se hace llamar Spider-Man, pero no es Spider-Man. Es Spider-Niño. Es Spider-Chico-De-insituto. Es un poco friki y nadie se fija en él y es socialmente impopular y todo eso". Pero quizá lo más interesante sea el tono que le quería dar, que el describe como la "cruda realidad" y habría estado más bien en la línea de 'Terminator' y 'Alien': "Los superhéroes en general siempre me parecieron un poco extravagantes. [...] Quería hacer algo en un mundo real, no en una ciudad mítica como Gotham o con Superman y el Daily Planet y todo ese tipo de cosas, donde siempre es todo muy metafórico y como un cuento de hadas. Quería que fuera Nueva York. Nieva. Un tipo es mordido por una araña. Se convierte en este niño con estos poderes y tiene la fantasía de ser Spider-Man, y se hace un traje y es terrible, y luego tiene que mejorar el traje, y su gran problema es el maldito traje. Ese tipo de cosas. Quería fundamentarlo en la realidad y fundamentarlo en la experiencia humana universal. Creo que hubiera sido una película divertida de hacer". Y es que para Cameron los poderes de los superhéroes son como una gran metáfora de la reserva de potencial que todas las personas tienen y están sin explotar, además de, en su cabeza, "una metáfora de la pubertad y todos los cambios en tu cuerpo, tus ansiedades sobre la sociedad, sobre las expectativas de la sociedad, tus relaciones con tu género elegido, todas esas cosas". ¿No suena un poco al rollo 'Joker'?