James Cameron lo podría haber dicho más alto, pero no más claro. Está cansado de las películas de aliens y no ve necesario que se hagan más tramas sobre ellos. Hace casi 40 años que Ridley Scott abrió la veda a estas criaturas con 'Alien, el octavo pasajero', y parece que el cineasta que dirigiera 'Titanic' opina que la ciencia ficción se ha estancado con los aliens, por eso de que cuatro décadas después Scott sigue engrosando una franquicia sin fin con el próximo estreno de 'Alien: Covenant' el 19 de mayo.
Cameron, quien recogió el testigo de Ridley Scott con 'Aliens: el regreso', dirigiendo la segunda parte de la franquicia, ha dejado atrás ya su etapa dedicada a los repugnantes seres que película tras película se escapan para acabar con los habitantes de las naves de 'Alien'. Ya criticó en su momento la tercera entrega de la saga, 'Alien 3', el debut como director de David Fincher y que fue considerada uno de los mayores fracasos hasta la fecha de la franquicia, por no dar el final que se merecían a dos queridos personajes de la película.
Años después, el cineasta ha demostrado que no tiene pelos en la lengua y ha revelado, durante una entrevista para Vulture, que no debería haber más películas de 'Alien': "La franquicia ha hecho una especie de recorrido por todo el mapa. Ridley Scott hizo la primera cinta e inspiró a una generación completa de directores y de fans de la ciencia ficción con ese único filme. Desde entonces ha habido muchas películas que estilísticamente han derivado de ahí, incluida mi propia 'Aliens', la legítima secuela y, yo creo, el apropiado sucesor de su película. Yo lo hice como 'fanboy', quise rendir homenaje a Ridley Scott, pero también digo que lo necesito decir".
El maestro Scott
Aunque ha matizado sus palabras diciendo que él espera siempre de buen grado cualquier película del creador de 'Alien', Cameron tiene claro que la ciencia ficción ya no puede recurrir a estas criaturas porque es un elemento ya utilizado ampliamente en el cine y, por lo tanto, muy desgastado. "No creo que esté funcionando muy bien, tenemos que seguir adelante. Vale, lo tenemos, tenemos el completo universo biomecánico de Freud, lo he visto en 100 películas de terror desde entonces. Esos filmes son una referencia pero, ¿hay alguna razón sólida para hacer otra película más? No lo sé. Quizás. Veámoslo, prejuicios fuera. Veamos lo que hace Ridley. Sólo déjame añadir que, y no cortes esta parte, por favor, esperaré cualquier película de Ridley Scott, incluso si no es buena, porque él es un artista, un cineasta. Siempre aprendo algo con él. Y lo que haga para retomar su propia franquicia podría ser fantástico".
Las invasiones alienígenas más célebres
Bonus: Aliens catódicos
S hay una serie televisiva sobre invasiones marcianas que haya marcado un hito en la historia de la ficción catódica, esa es sin duda 'V' (1983-1986), que en su mejor momento alcanzó cotas de popularidad mundial prácticamente inimaginables hasta entonces y creando toda una moda en torno a los lagartos comerratas del espacio exterior. Lástima que, tras una primera temporada excepcional y una segunda bastante potente, la serie se cerrara en falso con un final impostado mediado el tercer año cuando los guiones ya estaban terriblemente empobrecidos y los personajes más carismáticos habían abandonado el proyecto. Tuvo una fallida secuela/remake homónima que duró aún menos que la original (dos temporadas entre 2009 y 2011).
Otras series sobre visitantes que funcionaron de desigual manera en la televisión: 'Alien Nation' (firmada por Kenneth Johnson, firmante de 'V', y basada en el film homónimo de 1988), 'Operación Threshold' (2005), 'El evento' (2010-2011) o 'Falling Skies' (2011-2015), sin olvidar, cómo no, algunos de los casos más conocidos de 'Expediente X' (1993-2016).
'Al filo del mañana'
El marine Tom Cruise se embute en una armadura 2.0 y se ve metido en una batalla sin cuartel frente a una especie invasora aparentemente indestructible. Caído en combate, inexplicablemente vuelve a revivir una y otra vez el mismo enfrentamiento, cual Día de la Marmota, así que no le queda otro remedio que seguir combatiendo una vez, y otra, y otra, y otra... 'Al filo del mañana' (2014) viene a ser un cruce entre el citado clásico de Harold Ramis, los 'Starship Troopers' de Paul Verhoeven y la novela en la que se basa (escrita por Hiroshi Sakurazaka y guionizada por el oscarizado Christopher McQuarrie) donde pesa tanto la invasión marciana como los resets espacio-temporales, pero puede resultar verdaderamente gozosa si uno entra en el juego de divertimento bélico-futurista que nos propone Doug Liman con eficaces resultados.
'Critters'
Una joya de videoclub de los años ochenta surgida al calor del éxito de las producciones Amblin pero sin el sello de calidad de la casa Spielberg. 'Critters' (Stephen Herek, 1986), que contaba con ingredientes fácilmente reconocibles (desde el tranquilo pueblecito alterada por un suceso fuera de lo común hasta los protagonistas adolescentes y sus inseparables bicis), venía a ser una versión gore de los 'Gremlins' de Joe Dante con menos ironía y mayores dosis de violencia explícita merced a estos pequeños aliens caníbales con aspecto de erizos demoníacos que caían a la tierra accidentalmente y a los que perseguían una pareja de camaleónicos cazarrecompensas. Entretenimiento palomitero de Serie B que gozó de cierto éxito, lo que dio pie a tres secuelas más directas al VHS.
'Extraterrestre'
El cine español no es muy dado ha fabular con las posibles consecuencias de la llegada de hombres del espacio a nuestro planeta. Quizá el ejemplo más relevante, salvando la exitosa cinta de animación de Jorge Blanco 'Planet 51' (estrenada tres años antes y en la que se le daba la vuelta a la propuesta, ya que era el humano el supuesto invasor), sea la minimalista 'Extraterrestre', en la que Nacho Vigalondo, simplemente colocando un impasible platillo volante sobre Madrid y sin mostrar un solo alienígena, satirizaba en torno a la fidelidad, la sinceridad y los convencionalismos (sociales y de pareja). No sabemos qué relevancia tendrían los visitantes más allá de los títulos de crédito de la película, pero una cosa quedaba clara: no somos más que unos cretinos.
'La cosa'
Menos mal que la bicha se quedó en el Ártico, porque, vistos los resultados, a saber la que podría haber liado en un núcleo habitado de población. Remake del clásico de Christian Nyby 'El enigma de otro mundo' (1951), 'La cosa' se convirtió rápidamente en un film de culto que hoy, treinta y cinco años después, es considerado como un auténtico clásico del cine de terror y suspense. En 2011 el desconocido Matthijs van Heijningen, Jr. estrenaría un film con el mismo título que, en realidad, era una precuela de la pesadilla gélida de Kurt Russell y su equipo.
'Señales'
Un M. Night Shyamalan pletórico tras los buenos resultados de 'El sexto sentido' (1999) y 'El protegido' (2000) cogió un material más que prometedor (las extrañas y gigantescas marcas geométricas que desde hace décadas aparecen de forma misteriosa en campos de cultivo de Norteamérica) y prescindió de su actor fetiche, Bruce Willis (sustituído aquí por un Mel Gibson algo apocado), y conviritió 'Señales' en una película de cierto éxito pero con demasiados altibajos, donde la penitencia espiritual de los personajes terminaba pesando más que la llegada de los invasores del espacio. Aun así, y a pesar de un clímax algo decepcionante, el film posee algunos de los momentos más inspirados del cine de género, como la emisión televisiva de una cinta doméstica con una aparición casi subliminal o la excelente secuencia, casi en off, del sótano a oscuras.
'Men In Black (Hombres de negro)'
De acuerdo, quizá aquí no debamos hablar de invasión en el sentido más agresivo de la palabra... pero si un alto porcentaje (desconocido, por cierto) de nuestros vecinos resulta ser un alienígena de incógnito, ¿qué otro término utilizaríais? Pero que nadie se preocupe, si estos refugiados intergalácticos han logrado asilo en La Tierra es porque son buena gente que solo quiere ganarse la vida (independientemente del aspecto que escondan debajo de la piel). Una celebrada adaptación del cómic homónimo de Lowell Cunningham trufada de humor y referencias pulp con eficaces FX, protagonizada por una extraña pareja con mucha química (Tommy Lee Jones y Will Smith) encargados de velar por la seguridad de humanos y visitantes en una constante operación de vigilancia secreta. Le seguirían dos secuelas más, todas dirigidas por Barry Sonnenfeld, que no consiguieron mantener el nivel de la primera entrega.
'Mars Attacks!'
Hubo un tiempo en el que a Tim Burton había que quererle u odiarle: de ahí que público y crítica estuvieran tan claramente divididos cuando el director de 'Bitelchús' presentó esta marcianada (nunca mejor dicho) inspirada en una colección de cromos homónima de los años sesenta en la que unos seres bajitos y cabezones, con un perverso sentido del humor, hacían añicos nuestro planeta y experimentaban con humanos y perros por pura diversión. Si algo le podía fallar al film era que no terminaba de decidirse por la comedia rocambolesca o por la sátira social y política, y a pesar de ese happy end a ritmo de Tom Jones, apostaríamos a que Burton estaba del lado de los marcianos. A destacar un reparto irrepetible de muchos kilates: Jack Nicholson, Glenn Close, Natalie Portman, Michael J. Fox, Pierce Brosnan, Annette Bening, Danny DeVito, Martin Short, Sarah Jessica Parker, Lukas Hass, Rod Steiger...
'La invasión de los ultracuerpos'
Remake del gran clásico de Don Siegel de 1956 'La invasión de los ladrones de cuerpos' en el que Philip Kaufman elimina todo mensaje político subyacente (las veladas referencias al comunismo al que aludía el original) para ofrecernos un asfixiante y terrorífico relato de abducción silenciosa (los alienígenas ocupan los cuerpos humanos cuando estos duermen) sin hálito alguno de esperanza. Contó con un gran reparto en el que encontramos los nombres de Donald Sutherland, Brooke Adams, Jeff Goldblum, Veronica Cartwright y Leonard Nimoy, así como a los mismísimos Siegel y Kevin McCarthy, director y protagonista del original, en un celebrado cameo cinéfilo que supone el único alivio de un film desasosegante y opresivo cuyo imprevisible final aún hoy causa gran impacto.
A esta le siguieron otros dos remakes más, muy inferiores: 'Body Snatchers' (Abel Ferrara, 1993) e 'Invasión' (Oliver Hirschbiegel, 2007).
'La guerra de los mundos'
Aunque causó un cierto impacto en su momento (aunque ni de lejos el revuelo que había provocado Orson Welles con su recordada emisión radiofónica del 30 de octubre de 1938), la primera versión cinematográfica de 'La guerra de los mundos' (Byron Haskin, 1953) se había quedado indefectiblemente anticuada debido a una trama demasiado naif y ramplona y unos efectos especiales que no habían aguantado el paso del tiempo. Medio siglo después, Steven Spielberg realizó una nueva versión en la que el original literario de H.G. Wells servía de envoltorio para una colosal radiografía sobre la sociedad occidental post-11S. Su 'War of Worlds' no es una obra redonda, pero sin duda es demoledora en no pocos aspectos tanto técnicos como simbólicos. Y es que, aunque tengamos al enemigo delante de nuestras narices, no dejamos de desconfiar en el paisano que tenemos al lado, al que somos capaces de pisotear por nuestra propia supervivencia.
'Independence Day'
Nunca una invasión alienígena fue tan celebrada por Hollywood: tirando de tópicos cinematográficos y televisivos (la aparición de las naves es clavada a la de 'V', los guiños a 'Expediente X') , un ramillete de personajes de trazo grueso y cierto trufillo patriotero, el alemán afincado en América Roland Emmerich se hizo dueño y señor de la temporada estival 1996 con 'Independence Day'. ¿El secreto del éxito? Cierto espíritu aventurero y bastantes dosis de humor (la película invita a que nunca nos la tomemos demasiado en serio) bajo toneladas de asombrosos efectos especiales que combinaron a la perfección un eficaz CGI en desarrollo con FX mecánicos y maquetas de toda la vida. Hoy casi nadie recuerda con detalle la trama, pero seguro que todos nos acordamos de la Casa Blanca y el Capitolio volando por los aires. Significativo, ¿no?