Hay películas que transcienden de lo cinematográfico, que se convierten en parte del imaginario colectivo y sirven como referente en la carrera del equipo que lo compone. 'Jamón, jamón' podría ser la película más exportable en toda la historia del cine español. Repleta de imaginería y tópicos cañí, está además protagonizada por tres de los actores más reconocidos a nivel internacional. Es un producto netamente ibérico, puramente racial que nos transportan a un mundo lleno de sabores y paisajes familiares.
'Jamón, jamón' es el primer y mejor valorado capítulo de la denominada "trilogía ibérica" que Bigas Luna completó con 'Huevos de oro' y 'La teta y la luna'. Tras su muerte, las tres películas se convierten en el testamento de un director que quiso retratar las pasiones, miserias e ilusiones de un país siempre complejo.
Hablando claramente, podríamos decir que 'Jamón, jamón' es una película donde lo cutre y lo chabacano son protagonistas. No hay intención de estilizar unos personajes estereotipados, porque precisamente ahí reside la esencia de la propuesta. Javier Bardem, que debutó en el cine con otra película de alta carga sexual del director, 'Las edades de Lulú', se mete aquí en la piel de un macho ibérico que intenta seducir a una explosiva Penélope Cruz. Además del natural morbo que produce ver ahora a una de las parejas más populares del momento en tan carnales situaciones, es innegable evidenciar la química que transmiten en pantalla. Algo que claramente perjudica a Jordi Mollà, el tercero en discordia, que se ve eclipsado ante la evidente pasión de la pareja.
Sexualidad de pata negra
El sabor a tortilla de patatas de los pechos de Penélope es sólo uno de los momentos más recordados de la película, aunque no el único. Bigas Luna, que siempre ha demostrado un interés por la iconografía (cuando no directamente el fetichismo), inunda la película de potentes imágenes cargadas de sexualidad.
Aunque lejos de ser una obra maestra, 'Jamóm, jamón' es un estimulante camino por la sexualidad, el deseo, los celos y el amor. Sofocante a ratos, repleta de frescura y descaro en otros, Bigas Luna se mueve entre el drama y la comedia con un plantel en estado de gracia. El jurado del Festival de Venecia también se rindió ante la propuesta del director catalán otorgándole el León de Plata a mejor dirección. El producto funcionó en otras geografías y eso, dado lo particular de la propuesta, ya es un éxito.
