Cuando uno firma una película como 'Amélie' y consigue una reacción tan espectacular por parte de crítica y, sobre todo, público, todo lo que ha ocurrido antes se convierte en algo similar a un pasado renovado, mientras que, todo lo que está por llegar, se empieza a parecer demasiado a un espejismo sin forma definida. El ruido de las ovaciones como peso incalculable y abrazo de consecuencias, exigencias y dinamita, tanto creativa como personal. Y eso es precisamente lo que le ocurrió a Jean-Pierre Jeunet, creador de una de las películas más amadas/odiadas de las últimas décadas.
A estas alturas del camino, los defensores y detractores de 'Amélie' no se plantean un cambio de opinión, manteniéndose firmes en su devoción o su repulsa ante una propuesta tan, tan, tan especial que no admite demasiados lugares para que descansen los tonos grises y las opiniones calmadas. Puestos a mojarnos, un servidor admite que se encuentra mucho más cerca de aquellos que no soportan a esta muchacha tan atípica, inocente y, ejem, particular, que de los espectadores que continúan rezando a la Virgen de Jeunet con la banda sonora de Yann Tiersen sonando de fondo.
Más allá del clásico
Por eso, conviene echar la vista hacia atrás y hacia delante para recordar los pasos previos del cineasta francés y las películas posteriores que presentó tras ese huracán con rostro de Audrey Tautou. Un conjunto de cintas de marcado sello personal desde el primer momento que nos demuestran que, más allá de 'Amélie', hay mucho más que ver de Jeunet.
Jean-Pierre Jeunet, más allá de 'Amelie'
'El extraordinario viaje de T.S. Spivet'
Lo ñoño y cursi como elemento narrativo protagonista. El azúcar como motor para arrancar el vehículo cinematográfico y lo (sencillamente) bonito como bandera que alzar al aire sin una pizca de miedo o vergüenza. Todo el cine de Jean Pierre-Jeunet es un lugar perfecto para que habite esta filosofía creativa, pero, sin duda, es 'El extraordinario viaje de T.S. Spivet' la película que lo evidencia de manera más clara, destacada y, también, inspirada.
Esta adaptación de la novela de Reif Larsen, además de ser la última cinta estrenada por el francés hasta la fecha, supone uno de sus trabajos más memorables, un auténtico tour de force visual marca de la casa que, en esta ocasión, se combina de manera notable con una historia en la que late un corazón de pura bondad, generosidad y contagiosa ternura. Puestos a buscar un factor en contra, puede que la sucesión de epílogos termine resultando algo cargante, pero no deja de ser un error menor dentro de una película con la que uno llora sin abandonar la sonrisa cómplice. Ojalá el tiempo la ubique en su justo lugar tras el frío recibimiento que tuvo en su estreno. Merece mejor suerte.
'Micmacs, un gran follón'
'Micmacs, un gran follón' es la comedia más pura de la trayectoria profesional de Jean-Pierre Jeunet, sí, pero también su propuesta menos arriesgada, más cortada por el patrón de lo 'cotidiano' y alejada del delirio que puebla casi toda su obra. Y la verdad es que, en cierto modo, se agradece.
Protagonizada por un Dany Boon que nunca ha estado mejor, perfecto en su condición de mimo en permanente movimiento, esta historia de venganza perpetrada desde las alcantarillas y los suburbios, capaz de pasar de ser una despiadada denuncia a las compañías armamentísticas a comportarse como una comedia de enredos en cuestión de una escena, brilla con especial intensidad cuando el director saca de la chistera alguno de sus trucos visuales más reconocibles, tan previsibles a estas alturas como agradecidos cuando ocurren en medio de la rutina. Un trabajo evidentemente menor, pero plenamente disfrutable.
'Largo domingo de noviazgo'
Después de protagonizar un fenómeno cinematográfico y social considerable gracias a 'Amélie', Jean-Pierre Jeunet se enfrentaba al terrible desafío de tener que cumplir con unas expectativas que nunca antes habían contado con tanto peso dentro de su carrera. Ni siquiera con su 'lien resurrección'. Su respuesta a este reto fue un acto de amor total hacia el cine clásico, hacia el melodrama romántico más épico y grandilocuente y, en definitiva, hacia el arte de contar historias de la forma más apabullante posible.
Así, 'Largo domingo de noviazgo', adaptación de la novela escrita por Sébastien Japrisot, se convirtió en el trabajo más ambicioso y apasionado de la trayectoria del cineasta francés, un estatus que mantiene intacto desde entonces. Con la ayuda de una Audrey Tautou que ofrece aquí la mejor interpretación de su carrera y la presencia siempre agradecida, por pura magnetismo y talento, de actrices como Marion Cotillard o Jodie Foster, Jeunet firmaba una joya tan imperfecta como ardiente, tan hipnótica como excesiva, tan hambrienta como insaciable. Una de esas obras que marcan toda una carrera para siempre. Hasta que no aparezca otra a su altura, 'Largo domingo de noviazgo' seguirá siendo la mejor película de Jean-Pierre Jeunet.
'Alien resurrección'
Tras 'Delicatessen' y 'La ciudad de los niños perdidos', Jean-Pierre Jeunet fue el elegido para continuar una saga que parecía finiquitada, de manera evidente, tras 'Alien 3'. Una elección que sorprendió a muchos, generando un alto número de dudas sobre lo que podría aportar un cineasta de personalidad tan marcada y de una perspectiva visual tan delirante a un universo tan ilustre. Y la respuesta siempre estuvo frente a nosotros.
Sí, 'Alien resurrección' sería una fiesta en toda regla, con acción histérica, movimientos de cámara y planos imposibles y un reparto en el que hasta Sigourney Weaver estaba pasada de vueltas. Entendiendo las críticas que suscitó tras su estreno, los golpes que recibió por parte de unos fanáticos que sintieron que alguien había entrado en su casa a destrozarlo todo sin compasión, quedamos una pequeña legión de espectadores que con la perspectiva del tiempo nos lo pasamos bomba con una película que, guion de Joss Whedon mediante, nunca se toma en serio a sí misma. Una montaña rusa imparable que no permite un segundo de descanso.
'La ciudad de los niños perdidos'
Cuatro años después de deslumbrar a la crítica y entusiasmar a un gran sector del público con su opera prima, 'Delicatessen', Jean-Pierre Jeunet regresaba con 'La ciudad de los niños perdidos', un cuento obsesionado con combinar la oscuridad más perversa con la delicadeza y el candor de las historias infantiles más tradicionales. Escrita y dirigida de nuevo junto a Marc Caro, estamos ante una propuesta en la que la locura, todavía presente, cedía bastante espacio a una narración mucho más clásica, deudora de aquellos relatos de aventuras que marcaron la infancia de numerosas generaciones.
Una mezcla que, al igual que ocurre con la práctica totalidad del cine de Jeunet, explota en talento puro cuando acierta, ya sea desde el desenfreno o el azúcar, y derrapa cuando no mide el límite que le separa del absurdo. En cualquier caso, 'La ciudad de los niños perdidos' sigue manteniendo intacta esa magia que la rodeaba desde el primer día, transmitiendo una ternura especial y diferente que nunca volvió de manera tan especial a la obra de Jeunet.
'Delicatessen'
Después de dejar algunas valiosas pistas de su universo creativo a través de un conjunto de cortometrajes listo para ser recuperado y aplaudido, Jean Pierre-Jeunet, con la inestimable ayuda de un Marc Caro que ejercía labores de codirector y coguionista, se lanzaba de lleno al largometraje con 'Delicatessen', una de esas operas primas capaces de condensar la personalidad de un autor en el primer movimiento. Historia de historias, puzzle desordenado y fascinante, locura visual llevada al límite, romanticismo de inexplicable ternura y, finalmente, caos de nervio explosivo, este debut supuso todo un fenómeno a pequeña escala que sirvió para situar el nombre del francés en la lista de cineastas a los que conviene seguir la pista.
Para muchos sigue siendo la película más especial y compacta de la carrera de su director, mientras que otros tantos aseguran que, con el paso del tiempo, ha terminado convertida en un trabajo menor dentro de su trayectoria. En cualquier caso, todos podemos coincidir en que, si se trataba de definir un discurso artístico, 'Delicatessen' cumplió a la perfección con su tarea.