La película 'Burying the Ex' protagonizó ayer la clausura oficial de la 47ª edición del Festival de Sitges con la presencia de su director Joe Dante en la localidad catalana, que ha acogido nueve intensos días de cine para casi todos los paladares. Dante tuvo también un encuentro con el público para presentar un pase especial del clásico ochentero 'Gremlins', sin duda su película más querida y probablemente la más memorable de su irregular filmografía.
'Burying the Ex' es una comedia de terror protagonizada por Anton Yelchin, que interpreta a un joven cuya novia muere atropellada justo cuando él estaba a punto de dejarla. Una vez recuperado del trauma y tratando ya de rehacer su vida junto a la atractiva Alexandra Daddario, el protagonista recibe la inesperada visita de su exnovia cadáver, que no está dispuesta a renunciar al prometido amor eterno. Entretiene pero no aprovecha su alocada premisa para que el divertimento trascienda la distracción olvidable.
'The Signal' fue uno de los últimos films proyectados dentro de la sección oficial competitiva y se llevaba ayer el galardón a los mejores efectos especiales. Se trata de una interesante intriga de ciencia ficción sobre tres jóvenes que, buscando el rastro de un hacker que se cuela de forma recurrente en sus conexiones, terminan recluídos en un misterioso centro de investigaciones que los mantiene aislados. Película de modestas intenciones, buen empaque visual y resultón giro final. El protagonista es el joven Brenton Thwaites al que ya vimos en la terrorífica 'Oculus'.
Fuera de concurso y absolutamente ajena al género fantástico, 'The Tribe' fue una de las películas más comentadas de la jornada de ayer. Ganadora de la Quincena de los Realizadores en Cannes, se trata de un extremo film ucraniano en el que los únicos diálogos se producen en lengua de signos, ya que sus protagonistas son un grupo de jóvenes sordomudos que viven en un hostil internado, en el que los abusos y las relaciones de subordinación entre los propios internos marcan el día a día. La violencia se impone tristemente como lenguaje universal en una historia dura y explícita que genererá rechazo y entusiasmos a partes iguales.
Terminamos hablando de 'What we do in the shadows (Lo que hacemos en las sombras)' ganadora del Gran Premio del Público del festival. Esta divertida gamberrada neozelandesa, cuenta en clave de humor la historia de un grupo de vampiros que comparten casa en la ciudad de Wellington. La inesperada llegada de un nuevo miembro al clan, revolucionará al grupo y pondrá en peligro su anonimato. Las continuas carcajadas durante su proyección avalan la eficacia de un film que tiene tiempo pare reírse con sorna de los más recientes éxitos del género vampírico.
El festival que dirige Ángel Sala cierra su 47ª edición como incontestable referente del panorama del cine fantástico. Sin embargo, algunos seguimos sin entender su intención de ir más allá de los límites del género para incluir obras ajenas al fantástico, que ponen en peligro algo tan importante para forjar la personalidad de un certamen como la coherencia de la programación. Lamentamos tener que hacer referencia un año más a los apagones en el Auditorio y a los retrasos en los inicios de las proyecciones que, entendemos dada la dimension del Festival, pero a menudo no vienen acompañados de disculpa alguna por parte de la organización. Subsanables borrones que no logran empañar el encanto de un festival consolidado, que cuenta con el total apoyo de una audiencia entregada.
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