No se puede decir que Joe Wright haya tenido una carrera impoluta desde que deslumbrara a crítica y público con 'Orgullo y prejuicio', su maravilloso debut en cine, pero tampoco se le puede acusar, ni mucho menos, de no tratar de dar forma a la película más deslumbrante posible en todos y cada uno de sus trabajos. Y no hay espacio alguno en este sentido para la excepción.
De trazos virtuosos, perfección obsesiva y gusto absoluto por el cuidado hacia el detalle, Wright es un director que asegura deleite visual en cada plano. Capaz de sacar poesía de la escena más pequeña, algo que no siempre ha jugado a su favor, el cineasta continúa a la caza de la película definitiva. Y por el camino, afortunadamente, va dejando obras de auténtico valor.
¿El género en el que transite su talento? Eso, visto lo visto, termina siendo lo de menos. Fantasía, thriller, acción, biopics, adaptaciones imposibles o melodramas románticos, da igual, el cineasta británico buscará siempre alcanzar el máximo. Y lo hará en todos los aspectos posibles. No siempre lo consigue, de acuerdo, pero es un placer asistir como espectador a sus continuos intentos.
Joe Wright, de peor a mejor
'Pan (Viaje a Nunca Jamás)'
Algunos mantuvimos la fe hasta el último momento. Quizás porque estaba dirigida por Joe Wright, puro talento. Quizás por tener a Rooney Mara y un desatadísimo Hugh Jackman en el reparto, puro talento. Quizás por tratarse de uno de los cuentos más imaginativos y brillantes de la historia, pura magia. El resultado final: Puro fracaso. Pese a ser un entretenimiento familiar aceptable, 'Pan (Viaje a Nunca Jamás)' no contó con la ayuda suficiente de Campanilla y no consiguió alzar el vuelo en ninguna de sus fases. Su trailer dejó una cantidad de dudas importantes, incógnitas que millones de espectadores decidieron no contestar. Los niños se aburrieron, los mayores alucinaron con el aspecto hortera del ochenta por ciento del metraje y el resto, bueno, ni se planteó acercarse al cine.
'La mujer en la ventana'
Envuelta en una y mil vueltas antes de su estreno, polémica desde su primer trailer y masacrada por la crítica y gran parte del público desde el primer día que apareció en Netflix, 'La mujer en la ventana' está señalada claramente como la peor película hasta la fecha de Joe Wright. Una condena tan férrea como injustificada. Por supuesto que estamos muy lejos de las grandes obras del cineasta, pero ni mucho menos hablamos de un desastre insalvable.
Partiendo de una base literaria no demasiado interesante, el director se viste de Alfred Hitchcock y Brian de Palma para convertir lo que en papel era previsible y perezoso en vértigo y nervio, logrando inyectar un estupendo aspecto visual a una historia que, en sus manos, consigue despertar incluso inesperados momentos de emoción. Sirva como argumento definitivo de esta reivindicación un flashback que, teniendo en cuenta su puesta en escena, bien podría haber formado parte del portento técnico de 'Anna Karenina'.
'El solista'
Más no siempre es mejor. Y 'El solista' es una de esas propuestas que lo ejemplifica a la perfección. Joe Wright acometió este dramón con traumas, enfermedades mentales, pobreza y trazos de insostenible feel good movie desde la grandilocuencia absoluta, dando forma a una película excesiva en la práctica totalidad de sus elementos. Liderada por unos Robert Downey Jr. y Jamie Foxx no demasiado inspirados, 'El solista' aporta alguna escena apabullante en lo visual, marca de la casa Wright, pero incapaz de despertar ni una sola pizca de emoción, algo imperdonable teniendo en cuenta el material con el que contaba el cineasta en esta ocasión.
'El instante más oscuro'
De acuerdo, la interpretación central de Gary Oldman, ganadora nada sorprendente del Oscar, y la dirección de Joe Wright, su mayor y más infravalorada virtud, son dos elementos que destacan en esta 'El instante más oscuro', pero no dejamos de estar ante una cinta que era tal cual imaginábamos antes de entrar a la sala de cine. Nada de riesgo y un total de cero novedades para un biopic que cumplía a rajatabla con todos y cada uno de los lugares comunes del género, convirtiéndose así en una propuesta tan previsible como, por otro lado, disfrutable. Cine de siempre, para bien y para mal, que convencía por los arrebatos de genio de su cineasta y actor protagonista.
'Anna Karenina'
Es innegable que 'Anna Karenina' es, a nivel técnico, algo muy cercano a la perfección. La majestuosidad de sus decorados, la espléndida fotografía y la omnipresente banda sonora de Dario Marianelli son las mejores armas de una película que sitúa su objetivo en los ojos antes que en el corazón. Si esta adaptación se planteó como la coronación de Joe Wright como uno de los grandes directores de su generación, arriesgado y valiente, entonces se puede entender como un triunfo. Y confundir con egocentrismo.
De lo contrario, si se trataba de transmitir el torrente de emociones que la obra de León Tostói contenía en cada una de sus páginas, el trabajo no se cumplió del todo. Afortunadamente, ahí estaba Keira Knightley, pletórica, inmensa, totalmente mimetizado con la historia, para elevar el conjunto a un terreno mucho más memorable. La actriz aporta esa sensibilidad, ese fuego interno, esa mirada apasionada que requería 'Anna Karenina'.
'Hannah'
Cuatro años después de su primer trabajo conjunto, 'Expiación: más allá de la pasión', Joe Wright y Saoirse Ronan volvían a unir fuerzas con 'Hannah', un thriller empapado de hielo, sangre y princesas caídas. Transformada por arte de magia y talento de su director en un deslumbrante espectáculo visual que deja a propuestas similares en poco menos que una broma, esta historia de pulso calmado, tensa los músculos y desencaja las mandíbulas con algunas de las set pieces de acción más espectaculares que se vieron en el género durante la pasada década.
Una pequeña joya en la que una fascinante Ronan convierte cada una de sus miradas en una arma de destrucción masiva capaz de helar la sangre de la mismísima Cate Blanchett. El tiempo la ha dejado en un lugar demasiado cercano al olvido, pero merece la pena regresar a 'Hannah' y subrayar sus indudables méritos.
'Orgullo y prejuicio'
'Orgullo y prejuicio', adaptación de la memorable novela de Jane Austen, es un melodrama romántico de los de toda la vida, con ese inconfundible aroma a gran cine británico, que, cuando funciona, no da más que alegrías al amante del séptimo arte. Y aquí lo hace.
En ella, Joe Wright ofrece una puesta en escena tan detallista como justificada, siempre pendiente de la sutileza por encima de la grandilocuencia, y coloca el peso de la historia sobre los hombros de una maravillosa Keira Knightley. ¿El resultado? Una película capaz de condensar un altísimo número de virtudes de una manera tan sencilla como natural, tan fluida como orgánica, tan sutil como emocionante.
'Expiación: más allá de la pasión'
Dirección, montaje, banda sonora, fotografía, interpretaciones, guion...todo en 'Expiación: más allá de la pasión' explotaba por completo ante la mirada de un público que no podía hacer otra cosa que aplaudir cada decisión visual, emocionarse ante cada nuevo giro dramático y, finalmente, quedar profundamente conmovido frente a una historia de altísimo calado emocional.
Entre todos los factores culpables de este triunfo se encuentra, evidentemente, la impresionante dirección de un pletórico Joe Wright. Su cámara, capaz de extraer poesía de todos y cada uno de los planos de este prodigio, sigue siendo de una precisión, elegancia, sutileza y sensualidad deslumbrante, coronando así la mejor película de su carrera hasta la fecha y uno de los grandes dramas románticos de la historia del cine.
