Si el gran John Carpenter, uno de los grandes cineastas de la historia del fantástico y del terror, tuvo una década dorada, ni una duda, esa fue la de los ochenta. Una etapa en la que el error brilla por su ausencia y donde cada una de sus películas funciona de una manera tan distinta como efectiva. No hablamos de una sucesión de obras maestras, pero casi.
Y no es que Carpenter no hubiera demostrado previamente su talento, ahí están las enormes 'Asalto a la comisaría del distrito 13' y 'La noche de Halloween' para demostrarlo, pero hablamos de diez años en los que cada trabajo mostraba una madurez, un control del lenguaje cinematográfico y una cantidad de escenas memorables realmente deslumbrante. Y así han llegado casi todas hasta el día de hoy, certificando su estatus de clásico.
Ya sea para regresar a ellas por enésima vez o para descubrirlas, aseguramos el amor a primera vista si se trata de este último caso, aquí tenéis un conjunto de obras destacadas dentro de la filmografía de un cineasta genial. Los años más radiantes del genio Carpenter.
John Carpenter en los 80, de peor a mejor
'Christine'
Elevada por unos efectos especiales que siguen deslumbrando con firmeza varias décadas después, 'Christine' supone el único punto ligeramente decepcionante de John Carpenter en los ochenta. Basada en la célebre novela del gran Stephen King, la película no consigue mantener siempre el alto nivel que demuestra en su estupendo prólogo y en un clímax final realmente entretenido, cayendo en demasiadas ocasiones en cierta rutina narrativa que la acerca peligrosamente al bostezo. Queda, por lo tanto, una serie de escenas marca de la casa que sirven para festejar una vez más el inmenso talento del director. No es poca cosa.
'Starman. El hombre de las estrellas'
No estamos, ni mucho menos, ante una de las películas más logradas de la trayectoria del gran John Carpenter, pero, al menos, 'Starman. El hombre de las estrellas' nos ofrece la oportunidad de disfrutar de una de las interpretaciones más sorprendentes y logradas de la carrera de Jeff Bridges. Partiendo de una historia que no deja de mirarse constantemente en el espejo de 'E.T., el extraterrestre', especialmente en un tramo final que roza el descarado plagio con la punta de los dedos, esta historia de ciencia ficción con dosis extra de romance, algo de acción y gags que nunca terminan de funcionar encuentra en su protagonista la mejor y más destacada de sus bazas.
'Están vivos'
John Carpenter finalizó su década dorada con 'Están vivos', una de sus propuestas más profundas, personales y celebradas. Combinando la ciencia ficción con el terror y puntuales golpes de comedia negra, esta historia de extraterrestres, conspiraciones, peleas y tiroteos es un auténtico disfrute, especialmente en un primer tramo brillante en su presentación de personajes y construcción del misterio. Una brillante obra de culto que no ha envejecido ni una pizca más de tres décadas después de su estreno.
'La niebla'
John Carpenter inauguró su radiante década de los ochenta con una de sus películas más inspiradas: 'La niebla'. Partiendo de un prólogo deslumbrante en su manejo de la intriga y con una capacidad total para generar escenas de auténtico terror, el cineasta cuenta una historia sencilla, breve y compacta en la que el suspense alcanzaba imponentes cotas, redondeando la jugada con un desenlace maestro. Una joya de esencia Carpenter al cien por cien.
'Golpe en la pequeña China'
Después de firmar dos obras ligeramente menores ('Christine' y 'Starman. El hombre de las estrellas'), John Carpenter entregaba 'Golpe en la pequeña China', una de sus películas más festivas y disparatadas. La fantasía, el humor y la acción desenfrenada son los tres pilares sobre los que se sustenta una historia delirante cargada de momentos memorables, peleas espectaculares, personajes carismáticos y un Kurt Russell pletórico. ¿Un Carpenter menor? En absoluto.
'El príncipe de las tinieblas'
Después de sorprender a propios y extraños con 'Golpe en la pequeña china', una de sus propuestas más alocadas y excesivas, John Carpenter regresó a los conocidos brazos del terror con la magnífica 'El príncipe de la tinieblas'. Una vuelta al ruedo del sobresalto, el suspense y la piel erizada marcada de nuevo por su inmenso talento a la hora de generar imágenes y escenas para el recuerdo, destreza en la que el cineasta reincide en no pocas ocasiones a lo largo de estos poco más de cien minutos. Así, 'El príncipe de las tinieblas', incomprendida por la parte crítica tras su estreno, resulta todavía hoy una de las películas más terroríficas y redondas de la trayectoria del cineasta. Una joya obligatoria para los amantes del género. Y del universo cinematográfico de Carpenter.
'1997: Rescate en Nueva York'
Si tu héroe se llama Serpiente Plissken y está interpretado por una de las mejores versiones posibles de Kurt Russell, bueno, ya partes con clara ventaja de cara a terminar cantando victoria. John Carpenter lo sabía y no dudó ni un segundo en depositar gran parte del peso de la extraordinaria '1997: Rescate en Nueva York' sobre los hombros de su protagonista. Y funcionó a lo grande.
Russell lidera con deslumbrante talento una obra maestra del género que sigue suponiendo una experiencia llena de entretenimiento, diversión, acción y épica. Otra maravilla tan sorprendente como incontestable que sumar al envidiable catálogo de Carpenter y una de las joyas de culto más genuinas de la década de los ochenta. Imprescindible.
'La cosa'
Hay películas capaces de sobrevivir a base de algo tan básico y complejo a la vez como su sentido de la supervivencia. Falta el oxígeno, se corta la respiración, la tensión quiebra la espalda, el susurro hiela la sangre y el silencio convierte los nervios en espinas. 'La cosa', clásico de la ciencia ficción y el terror dirigido en 1982 por el John Carpenter más inspirado de su carrera, es un ejemplo que continúa cumpliendo con todos y cada uno de estos requisitos. Un clásico con el estatus conseguido y justificado a base de tiempo y cine. Muchísimo cine.
Partiendo de una historia sencilla, pero no por ello menos apasionante, 'La cosa', encontró su grandeza en los detalles, en la forma en la que se alineaban con la naturaleza exacta del conjunto para dar como resultado un brillante ejercicio visual al que, afortunadamente, no le faltaba ni una pizca de alma. Los elementos aparecían en el lugar más idóneo, incluyendo un peligro extraterrestre que era tensión pura, de la forma más adecuada y con la fuerza de una tormenta de hielo a la que uno es incapaz de plantar cara. Una obra maestra que pasaba sobre ti y se terminaba colando en tus huesos.
