Veinticinco años después de su primera entrega, y casi veinte años después de su tercera entrega, 'Rambo 4', o 'Rambo: vuelta al infierno', o 'John Rambo', como se titulará finalmente en estos lares, llega a nuestras pantallas el próximo 1 de febrero con más violencia que nunca.
Dirigida y protagonizada por Sylvester Stallone, a quien acompañan Julie Benz, Matthew Marsden, Graham McTavish, Reynaldo Gallegos, Jake La Botz, Tim Kang, Maung Maung Khim y Ken Howard, esta cuarta entrega del personaje creado por David Morrel nos muestra a un ya veterano ex-boina verde John Rambo que vive ahora una solitaria y apacible existencia en la jungla del norte de Tailandia, pescando y cazando cobras para luego venderlas. Pero todo cambia cuando un grupo de misioneros católicos necesita que les guíe hasta la frontera con Birmania para suministrar medicinas y alimentos a unos refugiados asediados por el ejército birmano, que ha hecho de las torturas y los asesinatos algo habitual. Rambo no tendrá más remedio que volver a involucrarse. Se verá obligado a hacer lo que mejor sabe, porque a pesar suyo lleva la guerra en la sangre...
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A este teléfono de la Teletienda llamó Sylvester Stallone a intempestivas horas de la madrugada para encargar los efectos visuales de 'John Rambo', película financiada, probablemente, con el dinero ahorrado aprovechándose de la oferta 2x1 en Botox que promocionaba la sucursal de Corporación Dermoestética en Los Angeles.
Y es que, Dioses, menudo películón que es John 'Rambo'.
Una de las películas más violentas de los últimos tiempos
Aclaremos las cosas: si hablamos en términos fílmicos, 'John Rambo: vuelta al infierno', es un insulto tanto para el séptimo arte en particular como para cualquier inteligencia mínimamente racional en general, pues su trama es prácticamente inexistente (en fin, la premisa habitual de todas las secuelas de Acorralado), sus personajes completamente arquetípicos, y su desarrollo premeditadamente obvio.
Pero, para mi sorpresa, me he encontrado con la que sin duda podríamos catalogar como la mejor película splatter de los últimos quince años. Vamos, que desde el 'Braindead' de Peter Jackson un servidor no había disfrutado tanto con semejante dosis de violencia salvaje y gratuita: decenas de cabezas que explotan, centenares de miembros amputados, violaciones por doquier, cuerpos que se volatilizan en una enorme nube de sangre tras dar con una mina antipersona, infanticidio, craneos atravesados por flechas, desparramamiento masivo de órganos internos, minas que desencadenan (casi) en explosiones atómicas...
Todo esto y mucho más, en clave explícita, es lo que John Rambo ofrece.
Como decía, la premisa es indignantemente predecible, los personajes arquetípicos a más no poder, y Sylvester Stallone se pasa toda la película o matando de manera indiscriminada o perdiendo la mirada en el horizonte pensando, una de dos, en que su círculo de violencia se ha cerrado de manera definitiva, o que se ha olvidado otra vez de comprar bacon para el desayuno, es algo que un servidor ha sido incapaz de dilucidar.
Así pues, señoras y señores, compren una bolsa de palomitas gigante, unos refrescos, queden con los amigotes más gamberros que tengan, y dispóngase a disfrutar, reírse y aplaudir en ese espectáculo violento y gore sin igual que es 'John Rambo: vuelta al infierno'.