Una de las tramas más recordadas de 'Buffy, cazavampiros' ocurre en la segunda mitad de la segunda temporada, cuando Buffy y su novio, el vampiro con alma Angel, hacen el amor. Este momento de felicidad verdadera revierte una maldición gitana que arrastraba Angel y le arrebata de nuevo el alma. Así es como vuelve Angelus, un monstruo conocido por su crueldad y su sadismo sin límites que llevaba un siglo dormido dentro de Angel. El alma en el mundo de 'Buffy, cazavampiros' es, a efectos prácticos, lo que dicta qué está bien y qué está mal, una brújula moral invisible que convierte a Angel en un vampiro adorable, inofensivo y mohíno, aplastado por la culpa. Liberado de ella, Angelus es una bestia sin escrúpulos.
La dualidad sin matices entre Angel y Angelus tiene reverberaciones en la evolución que ha tenido la imagen pública de Joss Whedon en la última década. El creador de 'Buffy, cazavampiros' (y su spin-off 'Angel', además de 'Firefly' y 'Dollhouse', y director de 'Los Vengadores' y su secuela, 'Vengadores: La era de Ultrón') ha pasado de ser considerado el mayor abanderado del feminismo en Hollywood a un hipócrita, tóxico y hostil con sus subalternos.
En los últimos días unas declaraciones demoledoras de Charisma Carpenter, que interpretó a Cordelia en 'Buffy' y su spin-off, han sido respaldadas por compañeras como la propia Sarah Michelle Gellar, Michelle Trachtenberg y Amber Benson. Carpenter afirma que Whedon la despidió de 'Angel' por quedarse embarazada, no sin antes llamarle "gorda" e insinuarle que abortara. Michelle Gellar, quien durante años se ha rumoreado que tuvo una relación cuanto menos tirante con el creador de la serie, ha dicho que no quiere estar "asociada para siempre con el nombre Joss Whedon". Amber Benson, quien dio vida a Tara y ya había contado que Whedon le comunicó que iban a matar a su personaje entre risas, ha dicho que "se infligió mucho daño durante aquel tiempo y muchos de nosotros aún estamos procesándolo más de 20 años después". Trachtenberg, la pequeña del reparto que encarnó a Dawn, la hermana de Buffy, ha ido más allá asegurando que en el rodaje de la serie estaba estipulado que no podían permitir a Whedon estar con ella "a solas en una habitación de nuevo".
Todas estas insinuaciones arrojan una luz diferente sobre lo que durante años habíamos leído como anécdotas inocentes. Como cuando Whedon dijo que 'Crueles intenciones' era una película porno, ofendiendo profundamente a Sarah Michelle Gellar: "Hice el que creo que es mi mejor trabajo hasta el momento en esa película. Despreciarla llamándola porno me hace muchísimo daño. Me debe flores. Que quede grabado", dijo la actriz en la revista Premiere Magazine. O cuando empujó a James Marsters contra una pared, enfadado porque el público estaba enamorado de Spike, y le gritó: "No me importa lo popular que seas, muchacho, estás muerto. ¿Me oyes? ¡Muerto!".
La verdad es que Charisma Carpenter ya había contado a grandes rasgos su despido de 'Angel', pero no ha sido hasta ahora que hemos escuchado su relato. Hay que entenderlo dentro de un contexto: la reputación de Joss Whedon se ha ido resquebrajando poco a poco, empezando en 2017. Dos meses antes de que se hicieran públicas las primeras acusaciones contra Harvey Weinstein y con ello surgieran movimientos como el #MeToo y el Time's Up para repensar el abuso de poder por parte de los hombres en la industria audiovisual, la exmujer de Whedon publicó un artículo en el que lo llamaba hipócrita y le acusaba de haber sido infiel durante 15 años y haber mantenido relaciones con actrices jóvenes que trabajaban para él.
Fue un duro golpe para los fans de 'Buffy, cazavampiros', que habían mantenido a su creador en un altar durante décadas, pero no tuvo demasiadas consecuencias reales en su carrera: a mediados de 2018 HBO le encargaba una nueva serie, 'The Nevers', por la que Netflix también había pujado muy fuerte. Además estaba produciendo una comedia para Freeform, 'Pippa Smith: Grown Up Detective', y también planeaba un reboot de 'Buffy' con protagonista negra para FOX.
Tuvieron que llegar nuevas acusaciones: Ray Fisher, un actor negro de los que escasean en la filmografía de Whedon, le acusó de tener una actitud "abusiva" y "repugante" en el rodaje de 'Liga de la Justicia', película que terminó de dirigir tomando el relevo de Zack Snyder. Jason Momoa le respaldó, asegurando que Whedon y otros productores les "trataron como una mierda". Fue entonces cuando Warner Bros llevó a cabo una investigación interna para descubrir si Fisher decía la verdad. No se especificó cuáles fueron las conclusiones de dicha investigación, pero poco después, en noviembre de 2020, se anunció que Whedon "abandonaba" (es decir, le pidieron que se fuera) la serie de HBO, 'The Nevers', lo que iba a suponer su regreso a la televisión por la puerta grande. Freeform también ha cancelado la comedia que él estaba produciendo y ahora las declaraciones de Carpenter, que han llegado para defender las acusaciones de Fisher, han abierto la boca del infierno.
De icono feminista a cancelado
En una época en la que los espectadores más jóvenes no dudan a la hora de "cancelar" a todo artista problemático, es especialmente difícil dar carpetazo al caso de Joss Whedon por una razón: es el creador de una de las obras más influyentes, generacionales y feministas de la cultura popular hegemónica reciente. Es muy difícil explicar por qué 'Buffy, cazavampiros' es tan buena, pero quien la ha visto más allá de su primera temporada lo sabe. En un estudio de 2012 Slate determinó que es el título de la cultura pop más estudiado por los académicos, muy por delante de obras como 'Alien', 'The Wire', 'Matrix' o 'Los Simpson'. Y el feminismo, en aquel momento algo nuevo y subversivo en la televisión en abierto, juega un papel importante en su relevancia.
Joss Whedon siempre ha dicho que creó el personaje de Buffy para invertir la fórmula hollywoodiense de "la chica rubia guapa que entra en un callejón y es asesinada". Y lo hacía desde la primera escena de la serie, en la que una chica rubia aparentemente virginal se colaba en un instituto en medio de la noche con un tipo con chupa de cuero. Él parecía tener malas intenciones pero nunca sabremos qué pretendía, porque justo antes de la cabecera la chica rubia, interpretada por Julie Benz, se revelaba como vampira y le chupaba la sangre.
'Buffy, cazavampiros', según Whedon, nació para celebrar "el poder femenino: tenerlo, usarlo y compartirlo", una declaración de intenciones que se materializó en un montón de personajes femeninos redondos, fuertes y que hacían avanzar la historia más que los hombres: la cazadora, Buffy; la estudiante inteligente que acabaría convirtiéndose en una poderosa bruja, Willow; la demonio que tendría que aprender a ser humana, Anya; la otra cazadora, el reverso oscuro de Buffy, Faith... Algunos de los villanos más peligrosos también fueron femeninos, como Drusilla o Glory. Al lado de ellas, los hombres eran ridículos e inofensivos (Xander), erráticos y sumisos (Spike) o tenían papeles tradicionalmente femeninos como el vigilante Giles, una figura paterna de Buffy que existía para guiar y cuidar al grupo.
En el último episodio de la serie Buffy salvaba al mundo de esta forma: con la ayuda de los poderes de Willow, que invocaba a una diosa, desarrollaban el poder potencial dentro de todas las mujeres cazadoras del mundo. "En cada generación nace una cazadora porque unos hombres que murieron hace miles de años establecieron esa norma", decía Buffy en un monólogo inolvidable mientras veíamos un montaje con chicas normales de todo el mundo sobreponiéndose a situaciones cotidianas. "Propongo cambiar la norma. Propongo que mi poder sea el de todas. A partir de ahora todas las chicas del mundo que puedan ser cazadoras serán cazadoras. Todas las chicas que puedan tener el poder tendrán el poder. Que puedan defenderse, se defenderán. Las cazadoras somos todas. ¿Estáis preparadas para ser fuertes?". Era muy tentador colocar al hombre que había escrito eso en el altar del feminismo.
Y así fue. En 2006, tres años después del final de 'Buffy, cazavampiros', Joss Whedon recibió un premio de la fundación Equality Now, que lucha por la protección y promoción de los derechos humanos para las mujeres. Meryl Streep presentó el galardón, felicitándole "por sus importantes contribuciones a la igualdad en cine y televisión". En su discurso de aceptación, Whedon habló de su madre, Lee Stearns, una mujer con ideas radicales sobre el poder de la mujer, su independencia y su empatía que dio clase, precisamente, a una de las fundadoras de Equality Now. También se rió de que los periodistas le preguntaran siempre por qué escribía personajes femeninos fuertes, asegurando que en cada entrevista daba una respuesta distinta, entre ellas: "Porque están buenas".
"La igualdad no es un concepto. No es algo por lo que deberíamos estar luchando. Es una necesidad. La igualdad es como la gravedad: la necesitamos para mantenernos de pie en este planeta como hombres y mujeres", decía Whedon en ese discurso, que terminó con su famosa frase "¿Por qué escribo personajes femeninos fuertes? Porque vosotros me seguís haciendo esa pregunta". El hombre que había inspirado fuerza y autodeterminación en millones de mujeres jóvenes, el mismo que era capaz de decir estas palabras y llevarse a su casa un premio que homenajeaba su lucha contra el sexismo, es el que, según dicen, había creado un ambiente tóxico y hostil en el que numerosas actrices se sintieron indefensas y maltratadas; el mismo que había usado su posición de poder para tener sexo con mujeres a espaldas de su esposa. De este dilema surgen varias preguntas.
¿Es posible que Joss Whedon sea feminista? Bueno, si algo hemos aprendido en los últimos años, y últimamente en España gracias al debate en torno a la Ley Trans, es que alguien puede declararse feminista y aun así ser una mala persona.
¿Anulan las acciones de Joss Whedon, especialmente sus acciones durante el desarrollo de la serie, la huella que 'Buffy, cazavampiros' ha dejado en sus espectadores durante décadas? No, y más si tenemos en cuenta cómo se escriben las series de televisión. El debate sobre separar la obra del artista, ya de por sí complejísimo en cualquier producción audiovisual (¿debemos cancelar una película por lo que una persona de su equipo de cientos de trabajadores ha hecho?), se retuerce aún más en la ficción televisiva por lo difícil que es situar la autoría de una serie.
Se nos llena la boca diciendo que 'The Wire' es de David Simon, 'A dos metros bajo tierra' de Alan Ball o 'The Leftovers' de Damon Lindelof, pero ellos mismos se apresuran a dejar claro que el producto final es el resultado de un proceso muy colaborativo. En 'The Wire' son imprescindibles los nombres de Ed Burns o George Pelecanos, y Ball ha dicho que la idea del final de 'A dos metros bajo tierra', probablemente el mejor de la historia de la televisión, no se le ocurrió a él. ¿Es 'The Nevers' una serie de Joss Whedon, si él la creó y desarrolló pero la ha abandonado antes de terminarla y HBO la va a vender sin mencionar su nombre?
Algunos de los mejores episodios de 'Buffy, cazavampiros' fueron escritos por mujeres. Jane Espenson, colaboradora en muchos de los trabajos de Whedon, firmó 'Conversaciones con los muertos' junto a Drew Goddard y 'A la misma hora y en el mismo lugar', dos de los mejores capítulos de la última temporada. Marti Noxon, que más adelante crearía 'UnREAL' y 'Heridas abiertas', fue la showrunner de la serie durante sus dos últimas temporadas mientras Whedon se dedicaba a supervisar 'Angel' y 'Firefly'.
Sí, aun así es difícil separar a Whedon de Buffy. Sabemos que él revisaba exhaustivamente todos los guiones y estuvo presente en la escritura de la serie hasta el final. La propia Noxon decía esto de él hablando de la última temporada: "Hay pocas veces en las que Joss no es más una chica que yo. Es muy raro, porque justo ayer estaba hablando con él y me estaba proponiendo lo que quiere hacer al final de la temporada. Y le dije «¿Cómo demonios eres más feminista que yo?»".
Además, como toda obra del pasado a la que volvemos con ojos del presente, 'Buffy, cazavampiros' también puede ser problemática: la cazadora es una figura creada y vigilada por hombres, hay mucha violencia perpetrada contra las mujeres y en un momento concreto unos villanos crean un robot idéntico a Buffy que es utilizado a lo largo de la serie para muchos propósitos.
La propia filmografía de Whedon ha sido revisada y criticada por cuestiones sexistas: 'Dollhouse' era una serie que parecía hacer apología de la prostitución mientras que la criticaba, su guion de 'Wonder Woman' que nunca llegó a producirse tenía una escena en la que la superheroína bailaba sensualmente para distraer a sus enemigos, y una de las muchas polémicas de 'Vengadores: Era de Ultrón' fue lo mal parada que salía Viuda Negra como personaje femenino fuerte e independiente: hacía bromas sobre ser la madre de los demás Vengadores y se enamoraba de uno de ellos.
Puede que la dicotomía Angel/Angelus sea demasiado simplista para Joss Whedon, un hombre que no tuvo que perder su alma para tratar mal a sus trabajadores. Quizá él se parezca más a Spike: un vampiro que aprendió a ser humano sin alma, amaba a Buffy pero fue capaz de intentar violarla, se ofreció para expiar sus pecados y acabó sacrificándose para salvar el mundo. Spike era capaz de lo mejor y lo peor, y quizá por eso tantos espectadores se enamoraron de él y de su complejidad. En la ficción de hace 15 años resultaba atractivo, pero ¿en la realidad actual? Esa es una respuesta que cada uno se tiene que dar a sí mismo.