El director filipino Brillante Mendoza vuelve a Cannes con 'Kinatay', tras haber estado nominado en la anterior edición con el drama 'Servis'.
Peping, un estudiante de criminología, es reclutado por su compañero de clase, Abyong, para trabajar cobrando el impuesto de protección de varios hombres de negocios en Manila. La mayor parte de ese dinero fácil que Peping va reuniendo lo gasta en su novia, que también es estudiante. Peping decide casarse con ella, pero para hacerlo necesitará más dinero. Abyong contacta con él para ofrecerle un "trabajo especial" que le puede reportar más dinero de lo normal...
'Kinatay' no sólo no ha convencido a la crítica, sino que
Según el crítico Carlos Boyero para 'El Pais' dedica dos horas insufrible a describir con imágenes oscuras la estupefacción de un chaval que aspira a entrar en la policía al constatar la relación umbilical entre ésta y un grupo de mafiosos de la prostitución, que torturan y descuartizan a una puta que ha intentado estafarles. Todo navega entre lo confuso y lo tedioso.
Según Sergi Sanchez para 'La Razón' "pretende denunciar, a golpe de machete, la violencia que queda impune en su país. «Kanatay», que significa «masacre» en tagalog, sigue el descenso a los infiernos de un estudiante de investigación policial que se ve implicado en el lento asesinato de una prostituta cometido por una banda de polis desaprensivos. El «gore» extremo se mezcla con la denuncia social en una tomadura de pelo que quiere camuflar su espíritu de anticuado «nasty video» con el maquillaje del cine de arte y ensayo, sobre todo en su arbitrario uso del tiempo real."