Issur Danielovitch Demsky, más conocido como Kirk Douglas, nació en Amsterdam, Nueva York (EE.UU.), hace ahora justo 99 años, el 9 de dic¡embre de 1916.
Hijo de inmigrantes judíos bielorrusos y gran atleta de juventud, no tardó en destacar en deportes en su etapa universitaria, aunque desde muy joven ya se interesó por las artes escénicas, tanto en interpretación como en dirección.
Debutó en el cine con un pequeño papel en 'El extraño amor de Martha Ivers' (1946), pero pronto destacaría como uno de los artistas más versátiles y comprometidos de Hollywood. Ha intervenido en noventa y dos películas, series o telefilms, ha producido nueve largometrajes y una teleserie y en dos ocasiones se animó a sentarse en la silla de director: 'Pata de palo' (1973) y 'Los justicieros del Oeste' (1975).
En el terreno personal, estuvo casado con la modelo Diana Dill (fallecida recientemente) entre 1943 y 1951, y en segundas nupcias, con Anne Buydens, su esposa hasta la actualidad. Tiene cuatro hijos, dos de cada matrimonio: el conocido actor y productor Michael, Joel, Peter y Eric (fallecido en 2004).
Tres veces nominado al Oscar de la Academia (1950, 1953 y 1957), no pudo alzar la estatuilla (honorífica) en 1996. A pesar de sufrir una severa trombosis en 1994, se mantuvo activo hasta 2008, año de su tardía jubilación.
La prolífica vida íntima y profesional de un titán como Kirk Douglas no se puede resumir en un par de trazos, pero, como pequeño homenaje, recordamos aquí los que, probablemente, sean sus nueve personajes más icónicos delante de la cámara.
9 papeles inolvidables de Kirk Douglas
Midge ('El ídolo de barro')
Carisma, personalidad, fuerza y destreza física: atributos que Douglas, a sus treinta y cuatro años, lucía espléndidamente y le convirtieron en el candidato idóneo para protagonizar 'El ídolo de barro' (1949), retrato de ambiciones y sueños deportivos dentro y fuera del cuadrilátero. Midge es uno de los personajes más icónicos del cine deportivo, y la grandísima actuación de Douglas fue reconocida con su primera nominación al Oscar.
Chuck Tatum ('El gran carnaval')
Aunque solo trabajaron juntos en una ocasión, uno de los directores que más influyó en el carácter outsider de Kirk Douglas fue el maestro Billy Wilder. Ambos talentos se juntaron en 'El gran carnaval' (1951), feroz retrato de esa prensa sensacionalista sin piedad que no tiene ningún tipo de escrúpulo para estirar una tragedia con tal de hacerse con una exclusiva a toda costa. Un film que sin duda influyó en el guion de 'La chispa de la vida' (Álex de la Iglesia, 2012) y debería ser de obligada visión en las facultades de periodismo.
Jonathan Shields ('Cautivos del mal')
De la mano de Vincente Minnelli lograría su segunda nominación al Oscar de la Academia, esta vez encarnando a uno de los antihéroes más ferozmente recordados de la Edad de Oro de Hollywood: Jonathan Shields, un tiránico productor cinematográfico, sin ningún tipo de escrúpulos, que se pasaba media película haciéndole la vida imposible a la pobre Lana Turner. A pesar de su gran trabajo en 'Cautivos del mal' (1952), Douglas volvió a quedarse sin estatuilla, pero le picó el gusanillo de la producción y (con mejor talante que su personaje) a los pocos años se animaría en esta nueva faceta.
Ned Land ('20.000 leguas de viaje submarino')
No todo iban a ser personajes tan intensamente dramáticos. Kirk Douglas sabía divertirse y divertirnos, como demostró pero que muy bien en la fantasía Disney '20.000 leguas de viaje submarino', dirigida por Richard Fleischer en 1954, con un personaje vivaracho, pendenciero buscavidas, espontaneo y, sin duda, encantador, que le dio la oportunidad de demostrar sus dotes musicales (atención al número 'A Whale of a Tale') y su irreverente vis cómica.
Vincent Van Gogh ('El loco del pelo rojo')
La última candidatura de Douglas como actor llegaría en 1957, y, a ojos de muchos, fue inexplicable que a la tercera no se llevase el premio: en 'El loco del pelo rojo' el actor se reencarna, casi literalmente, en el obsesivo, enfermizo y genial Vincent Van Gogh, autor de algunas de las más reconocibles obras maestras de la pintura postexpresionista. Su transmutación física y su inolvidable interpretación no fueron suficientes para la Academia, que no solo prefirió al Yul Brynner de 'El rey y yo' como mejor protagonista sino que, para más recochineo, sí premiaron a su compañero en el film Anthony Quinn como actor de reparto.
Doc Holliday ('Duelo de titanes')
El rostro de Douglas fue bastante habitual en el western: 'Camino de la horca', 'Río de sangre', 'Pacto de honor', 'El último tren de Gun Hill'... en 'Duelo de titanes' (1957) no solo dio vida a un personaje icónico del género, sino que formó con Burt Lancaster una de las parejas interpretativas más recordadas y emblemáticas de la historia del cine, trabajando juntos en nada menos que siete largometrajes. Su Doc Holliday, tan leal como despreciable, tan fiel a sus principios como antipático contra quienes no comulgan con ellos, es antológico, y hasta la fecha ningún otro actor ha sabido interpretarle como él.
Coronel Dax ('Senderos de gloria')
Kirk Douglas fundó Bryna Productions y ya, desde su primer proyecto, demostró que su espíritu contestatario no iba a ir ni mucho menos siguiendo la corriente complaciente de Hollywood. 'Senderos de gloria' (1957), que también protagonizó, no solo su ponía el primer gran proyecto del emergente Stanley Kubrick, sino que su historia, ambientada en el frente francés de la I Guerra Mundial, hundía cualquier tipo de enaltecimiento militar al retratar a los mandos del ejército como poco menos que una panda de tarugos desalmados sedientos de sangre. El film dio argumentos a quienes veían en Douglas a un inmigrante desagradecido y antiamericano, pero a día de hoy no puede verse sino como una de las más grandes parábolas antibelicistas jamás filmadas.
Einar ('Los vikingos')
Douglas y Richard Fleischer volverían a trabajar juntos, tras '20.000 leguas de viaje submarino', por segunda y última vez en 'Los vikingos', film épico de aventuras con aire de tragedia griega ambientado en el siglo IX en el que el actor encarnaría a un feroz y temible líder vikingo. Se trata de uno de los personajes más recordados del intérprete, y su primera colaboración con su otro colega dentro y fuera de los decorados, Tony Curtis, actor que no dudó en fichar un par de años más tarde para formar parte del colosal cast de 'Espartaco'.
Espartaco
Su primer trabajo acreditado como productor cinematográfico (no aparece reconocido como tal ni en 'Senderos de gloria' ni en 'Un extraño en mi vida') le supuso múltiples quebraderos de cabeza tanto delante como detrás de las cámaras. De entrada, su espíritu rebelde le impulsó no solo a fichar al talentoso Dalton Trumbo, sino a impedir que su nombre desapareciera de los créditos por culpa del macartismo (el guionista era sospechoso sin pruebas de ser comunista); consiguió deshacerse del director impuesto por el estudio (Anthony Mann, que solo llego a filmar la secuencia inicial en la cantera) por diferencias creativas, e impuso al joven y talentoso Stanley Kubrick, con quien ya había trabajado, por encima de otros nombres con más peso; y tuvo que mediar con un casting de primer nivel, donde constantemente chocaban los egos de Peter Ustinov, Laurence Olivier o Charles Laughton. Un rodaje tan épico como su propia historia del que el propio Douglas rememora mil anécdotas en sus memorias 'Yo soy Espartaco'.