El director italiano Emanuele Crialese ha elegido a Penélope Cruz para protagonizar su nueva película. 'L'immensità' ya se ha ha presentado en la Biennale de Venecia y ahora llega a los cines con el respaldo incuestionable de su nombre. La cinta cuenta la historia de una mujer atrapada "en un matrimonio infeliz", como dicta la ficha de la película, que intenta sobrevivir como puede en la Roma periférica de los años 70. La protagonista es una madre coraje de tres niños cariñosos que se encargan de protegerla y acompañarla en una casa en la que los gritos y los silencios se reparten a partes iguales.
Penélope Cruz muestra sus mejores galas: su mirada más atractiva, sus gestos más desesperantes y su faceta de icono de belleza del siglo pasado. En ella están todas las divas de la época, con las pieles, los vestidos ajustados y los estampados setenteros. Sus ojos, propios de una mujer incomprendida, muestran a la esposa apartada del matrimonio, a la eterna ama de casa de una familia de clase alta, la nuera que nadie quiere y la cuñada de la que todos se avergüenzan.
El personaje saca fuerza de flaqueza para intentar luchar contra un marido (Vincenzo Amato) infiel, maltratador y bruto, y defender a Adri (Luana Giuliani), que nació niña e insiste en que la llamen Andrea porque no se siente mujer. Este parece ser el detonante de un matrimonio siempre a punto de explotar. La película consigue deslizarse sin demasiado esfuerzo entre la transexualidad y la fortaleza de la adolescencia, retratando a una persona joven decidida, protectora, familiar y convencida de lo que siente y lo que quiere ser. Esa infancia trans es un retrato autobiográfico del director. Crialese afirmó en Venecia que la película narra lo que vivió con diez años, y el inicio del camino hacia la construcción de su identidad. Una identidad en continuo movimiento, que en el fondo, todos cambiamos y damos forma sin darnos cuenta.
La derrota de la mujer
Sin embargo, el foco está en ella, en Penélope. Su protagonismo ya inevitable acapara la cámara como si lo de alrededor lo importara. Por eso impacta ver su derrota. La esposa fiel y madre devota no consigue hacer frente al marido tirano y ese es, quizás, uno de los mayores sinsentidos. O quizás no sea tan raro. Estamos demasiado acostumbrados a ver mujeres poderosas, que se convierten en heroínas, y siempre son capaces de reclamar su independencia e imponerse a las exigencias de un hombre. Ya no está justificada la derrota de una mujer, ni la sumisión, ni la debilidad. Ahora impera una superioridad lógica, que descarta las demás posibilidades.
Pero no en 'L'immensità'. Penélope Cruz es débil, no tiene fuerza y tampoco a dónde ir. Es el ejemplo de una mujer atrapada, entregada y sufridora, que elige serlo toda su vida porque seguramente no tenga otra opción o no sepa hacerlo de otra manera. Es el retrato de una mujer desprovista de opciones, pero también, una mujer rota que no quiere enfrentarse a su marido. En 'L'immensità' no ganan las mujeres.
Por eso la cinta ha vuelto a ser especial. Ha vuelto a poner sobre la mesa los cientos de pliegues que tiene la feminidad, lo complejo que es decidir y lo inmensamente infelices que podemos ser si nos alejamos de lo que más queremos (aunque sea lo que más daño nos hace). El director patina sobre un terreno pantanoso y corre el riesgo de hundirse, pero defiende la maternidad por encima de todo y ahí, no hay mucho espacio para el debate.
Crialese ha dirigido una película a la vieja usanza, con los temas de antes y las victorias de los más dominantes. Con lentitud y cotidianidad, narra el declive de una familia que está condenada a seguir unida. Con la televisión todavía en blanco y negro, Raffaella Carrà bailando en los programas de por la noche y una ciudad en desarrollo en la que los obreros se mezclan con los empresarios, Crialese intenta contar una sola cosa: lo importante que es la familia en la estabilidad de cualquiera.
'L'immensità' se estrena en cines el 28 de octubre.
Nota: 7
Lo mejor: Penélope.
Lo peor: La lentitud y el sabor amargo del conformismo.