La irrupción del fenómeno internet está haciendo tambalear los cimientos de la industria de Hollywood, extremadamente preocupada en frenar las descargas con leyes antipiratería que limiten las posibilidades de visionado de los internautas, algo que hemos observado con el cierre del sistema de alojamiento de archivos Megaupload o con los litigios abiertos contra portales como The Pirate Bay.
Sin embargo, la oferta legal sigue siendo escasa, y puede ser efectiva dentro de la coyuntura si el enfoque es el adecuado. Claro reflejo de ello es el sistema de Video bajo Demanda (VoD), con el boom de 'La boda de mi mejor amiga' como mejor ejemplo. La película sobre los divertidos conflictos de un grupo de damas de honor lleva recaudados 24 millones de dólares con este sistema en los Estados Unidos (unos 4,8 millones de alquileres a un precio aproximado de 5 dólares); 40 millones si se tienen en cuenta aspectos como la venta directa y el alquiler desde hoteles o el pago por visión de canales de cable. Un lucrativo negocio también fuera de las salas de cine, pues a estas cifras hay que sumarles las ventas en DVD y Blu-ray de la película, que ya superan los 100 millones de dólares.
Un sistema con margen de mejora
Este éxito de 'La boda de mi mejor amiga' en Video on Demand marca las pautas de una estrategia con mucho margen de mejora después de estropicios como el de 'Un golpe de altura', que Universal pretendió vender con alquileres a 59,99$ tres semanas antes de su estreno en Estados Unidos. Su alto precio sigue siendo un problema, pero el cine independiente también ha encontrado refugio en el VOD, títulos como 'Margin Call' o 'Melancolía' han funcionado mal en su exhibición en los cines americanos pero han logrado grandes beneficios en su ventana bajo demanda.
