Puede salir bien, mal o regular, sí, pero lo que nunca hará acto de presencia será esa sensación de saber la dirección del siguiente paso. La trayectoria profesional de Ben Wheatley es una montaña rusa en la que nunca sabes lo que va a ocurrir, un guion repleto de giros, un mapa sin más directrices que las que marca la inquietud y el vaivén. La sorpresa, un elemento tan codiciado en estos tiempos cinematográficos, es una constante.
Sirva como ejemplo definitivo su nuevo proyecto, 'Megalodón 2: La fosa', secuela de la exitosa, al menos en lo comercial, película protagonizada por Jason Statham en 2018. Ninguna pista en la carrera del guionista, productor, montador y director inglés nos habría llevado a intuir que pudiera querer hacerse cargo de un blockbuster veraniego destinado a reventar las taquillas de medio mundo, pero, como ya se ha comentado, lo previsible no es una opción.
A lo largo de sus nueve películas anteriores, Wheatley ha logrado convencer y decepcionar, entusiasmar y aburrir, fascinar y desconcertar, pero en todos y cada uno de los casos, y aquí está lo realmente importante, lo ha logrado desde la curiosidad. Uno nunca sabe lo que se va a encontrar cuando empieza a ver una propuesta con su firma. Y solamente por eso, ni una duda, ya merece toda nuestra atención.
La imprevisible carrera de Ben Wheatley, de peor a mejor
'Rebeca'
Las razones, imagino, fueron exclusivamente económicas. No hay otra explicación para entender los motivos que llevaron a Ben Wheatley a meterse en un proyecto tan incomprensible e innecesario como este remake de una de las grandes obras maestras de Alfred Hitchcock. Para sorpresa de un total de cero personas, 'Rebeca' era inferior en absolutamente todo respecto a su ilustre fuente original, resultando una propuesta profundamente vacía, hortera, aburrida y fallida. De lejos, lo peor de Wheatley hasta la fecha.
'Feliz año nuevo, Colin Burstead'
Después de firmar las dos mejores películas de su carrera, 'High-Rise' y 'Free Fire', Ben Wheatley regresó a la esencia de sus primeros trabajos con 'Feliz año nuevo, Colin Burstead', melodrama familiar que encontraba en su reparto a la más importante de sus virtudes. Por desgracia, ni la puesta en escena ni el guion estaban a la altura de un conjunto de intérpretes que elevaban la cinta por encima del bostezo, especialmente en el caso de un pletórico Neil Maskell.
'Down Terrace'
Tras participar en varias series, Ben Wheatley se estrenó como director en el largometraje con 'Down Terrace', aclamada propuesta que combina el thriller con la comedia negra al más puro estilo Coen. No es fácil entrar en ella, algo que se podría decir, por otra parte, de casi toda la filmografía del británico, pero, una vez estás inmerso en sus códigos y tiempos, la película te ofrece un buen puñado de recompensas en forma de impacto y (extraña) carcajada.
'A Field in England'
No hay término medio: 'A Field in England' es una de esas propuestas que se aman o se odian. Exagerada, hipnótica, confusa, atrevida y, toca ubicarse en un bando, estimulante de inicio a fin, la película de Ben Wheatley ofrece un carrusel de imágenes de una belleza oscura y perturbadora que atrapan desde lo visual y se quedan fijadas en la memoria. No todo le sale bien, hubiera sido imposible dadas las dimensiones del objetivo, pero el balance de la experiencia alcanza el notable.
'Turistas (Sightseers)'
La película más celebrada y premiada hasta la fecha de la carrera de Ben Wheatley, 'Turistas (Sightseers)', es una de esas cintas que se viven desde el golpe constante. Violencia, sexo, humor negrísimo, protagonistas memorables y un desenlace magnífico para una película capaz de sobrevivir a ejercicios de equilibrismo en lo que respecta a tonos y géneros realmente complicados. Estupenda de inicio a fin y con una Alice Lowe de quitarse el sombrero.
'In the earth'
Después de la espantosa 'Rebeca', punto más bajo de su carrera, Ben Wheatley no lo tenía demasiado complicado para mejorar, pero lo que pocos podían esperar es que firmara una de sus obras más fascinantes con 'In the earth'. De acuerdo, puede que el desenlace no esté a la altura del resto, pero en la práctica totalidad de sus cien minutos, esta historia de terror pandémico funciona a las mil maravillas en cuanto a intriga, sobresalto, sorpresa e impacto. La gran joya escondida en la carrera del británico.
'Kill List'
Aunque termine perdiendo un poco el norte con un tramo final que confunde para mal más que sorprende para bien, 'Kill List' es una de esas películas cuyas imágenes se te quedan dentro para siempre. Sobresaliente a nivel formal, hablamos de una dirección maestra por parte de Ben Wheatley, con un reparto entregado a la causa y un tramo central magnífico en su desconcierto y oscuridad, esta historia que combina varios géneros con atrevimiento y convicción resulta todo un viaje. Y merece la pena vivirlo, sufrirlo y recordarlo.
'Free Fire'
Después del éxito crítico obtenido con la notable 'High-Rise', el director y guionista Ben Wheatley regresaba con una propuesta que se movía constantemente en el terreno del disparo y el diálogo, la bala y el verbo, la sangre y la réplica. 'Free Fire' tardaba cerca de veinte de sus noventa minutos en presentar a sus personajes y, a continuación, comenzaba un tiroteo que ocupaba todo el tiempo restante. Una fantástica cinta que miraba a Martin Scorsese y Quentin Tarantino con devoción y que se disfrutaba a lo grande desde el vértigo, la pólvora, la risa y el caos.
'High-Rise'
Con un espectacular reparto liderado por una de las mejores versiones de Tom Hiddleston hasta el momento, 'High-Rise' supone el éxito más redondo de la carrera de Ben Wheatley. Adaptación de la novela de J.G. Ballard, puzle imposible de terminar, travesía lisérgica, delirio narrativo y clase de dirección del primer minuto al último, hablamos de una película imposible de etiquetar que desafía e hipnotiza, desconcierta y atrapa, golpea y vence.