Viendo la promoción que se está llevando a cabo, cualquiera puede caer en el error de concebir a 'La huérfana', el nuevo film del catalán afincado en Estados Unidos Jaume Collet-Serra, como un título de terror más dentro del subgénero de los enfants malditos. Títulos como 'La profecía', 'Los chicos del maíz', 'El pueblo de los malditos', 'El otro' o 'El buen hijo' se aglomeran de manera instantánea en la mente del espectador, si bien a los pocos compases del film uno comienza a percibir que se encuentra ante un producto relativamente diferente.
A pesar de seguir las premisas más mainstream del género, 'La huérfana' aboga desde un buen comienzo por un complejo equilibrio, en el que el entretenimiento en clave de thriller de suspense convive con un sustrato mucho más próximo al terror psicológico y que -salvando las distancias, por supuesto- se percibe más afín al film antes citado de Mulligan -o, mucho más próximas en el tiempo, a 'Joshua, el hijo del mal' o 'El buen hijo'-, que a las premisas más manidas del género. Todo hay que decirlo, a pesar de que el general buen quehacer en las labores de dirección consigue que los golpes de efecto funcionen por norma general, la película peca en algunos pasajes de cierto exceso de formalismos, sobretodo en unos primeros compases en los que su director parece verse obligado a recurrir a los efectos de post-producción con tal de nutrir de sobresaltos al espectador.
Con ello, 'La huérfana' resulta ser un producto bastante recomendable, sobretodo teniendo en cuenta la reciente mediocridad general de este tipo de filmes (tan sólo hay que recordar títulos como 'Hellion, el ángel caído' o la todavía en cartelera 'Expediente 39'), y que a pesar de seguir más o menos estrictamente las premisas del cine de género norteamericano, nos brinda un espectáculo efectivo que convive con ciertos detalles dignos de tener en cuenta, como su ritmo pausado y contemplativo en los primeros compases, ciertos pasajes en la mórbida relación paterno filial entre Peter Sarsgaard e Isabel Fuhrman y, por encima de todo, esa abierta apuesta por el terror psicológico, donde merece especial mención la evolución de complicidad a coacción entre la protagonista y su hermanastra menor, sin duda las mejores secuencias del nuevo film del cineasta catalán.
Eso, y un giro final más convincente de lo habitual.