En la quinta jornada del Festival de Sitges, el escritor canario Elio Quiroga recibió con todos los honores el Premio Minotauro por su obra 'Los que sueñan', pero en lo meramente cinematográfico, el gran protagonista fue Paolo Sorrentino y su última obra 'La juventud', aunque muchos cuestionan su mera presencia en Sitges, por la ausencia en ella de elemento fantástico alguno. Aún así, y con permiso de 'The Assassin', la película se convirtió en lo más aplaudido de una jornada que repasamos a continuación.
'La juventud' (Paolo Sorrentino, Italia)
Michael Caine y Harvey Keitel son los protagonistas de 'La juventud' y en ella interpretan, respectivamente, a un compositor retirado y a un director de cine que ultima su testamento cinematográfico. Situados junto a otras estrellas desorientadas en un lujoso centro de recuperación que ejerce de purgatorio a sus torturadas almas, los personajes divagan con nostalgia sobre su trayecto vital.
'La juventud' es ambiciosa y lírica, recargada y verborreica. Pero se muestra indiscutiblemente poseída por el genio que le imprime su creador, un maestro del encuadre que sabe reflexionar sobre las esencias con las suficientes dosis de ironía para que sus obras no estallen de importancia. Por si fuera poco, a la ecuación se suma un Caine superlativo y una banda sonora tan ecléctica como abrumadora. Puro Sorrentino. Puro cine.
Nota: 8
'Frankenstein' (Bernard Rose, Reino Unido - Alemania - Estados Unidos)
Bernard Rose retoma el mito de Frankenstein con el joven Xavier Samuel como protagonista y lo hace en clave genérica, convirtiendo a la criatura en un ser que vaga a la deriva en busca de su lugar en el mundo mientras siembra el caos y la violencia brota a su paso.
La mencionada conversión en thriller -con algunos jugueteos con el gore- y la traslación al presente y a un entorno urbano del clásico de Mary Shelley, no son suficiente coartada para justificar esta innecesaria revisión del mito. Sin embargo, el film de Rose constituye un entretenimiento digno y poco pretencioso, que sirvió ayer como liviano pasatiempo en la habitualmente densa sección a concurso.
Nota: 5
'Endorphine' (André Turpin, Canadá)
Toda sección oficial de un festival de cine contiene su imprescindible tontería, y la canadiense 'Endorphine' tiene muchas papeletas para erigirse en la mayor bobada de este Sitges 2015. Encuadrable en el subgénero que los angloparlantes denominan 'mindbender' (rompecabezas) la película de André Turpin nos presenta tres historias de inevitable confluencia sobre otras tantas mujeres marcadas por un siniestro suceso.
Para empezar con sus errores, el 'truco' se ve venir desde la sinopsis. Para seguir, las molestas explicaciones o justificaciones ,que aporta una enervante voz en off, oscilan entre lo trillado y lo ridículo. Y para terminar, el desarrollo que envuelve el mencionado truco es tan dramáticamente endeble y soporífero que seguir su impostado artificio se convierte en misión imposible. Un intrascendente ladrillo con pretensiones.
Nota: 2
'The Assassin' (Hou Hsiao-Hsien, Taiwan - China)
Hou Hsiao Hsien venía de ganar en Cannes el premio al mejor director, y su particular incursión en el género Wuxia estaba sin duda entre los títulos marcados en rojo por la mayoría de seguidores del certamen, que le dedicó ayer una de sus sesiones especiales.
Vista 'The Assassin', tan bella como parsimoniosa película situada en la China del siglo IX, se entiende el entusiasmo generado entre parte de la crítica y se admira el talento tras la cámara de su director para la composición de escenas visualmente primorosas. Sin embargo, su moroso ritmo y la compleja ramificación de su relato, la convierten en una experiencia de dificil digestión, que conmovió a parte del público, dejándonos a otros en clamoroso fuera de juego.
Nota: 5