La serie de terror 'La maldición de Hill House' ya se ha convertido en el último fenómeno internacional de Netflix. En los últimos días, no han dejado de salir nuevos detalles sobre la ficción, incluyendo los 29 fantasmas ocultos a lo largo de todos sus episodios. Ahora, una nueva teoría puede haber cambiado por completo la forma de entender la serie y sus personajes.
¡Cuidado SPOILER!
Un seguidor de la serie ha publicado un post en Tumblr con el que ha abierto los ojos al resto de fans: "El momento en que te das cuenta de que cada uno de los hermanos Crain representa una fase del duelo". Esas cinco fases del duelo serían negación, rabia, negociación, depresión y aceptación. BuzzFeed ha utilizado esta teoría y ha demostrado, personaje por personaje, que el usuario lleva razón.
La negación estaría representada por Steve, ya que se niega a creer que en Hill House estén ocurriendo sucesos paranormales y hayan tenido algo que ver con la muerte de Nell. Shirley sería la rabia por todo el enfado que está acumulando sobre el libro de Hill House y por el fallecimiento de Nell.
Theo representaría el tercer estado, la negociación. Siempre está buscando una solución racional, como intentar comprender la muerte de su hermana y la razón de su regreso a la casa encantada. El otro de los hermanos, Luke, encarna a la depresión. Siente que no puede seguir viviendo después de la tragedia de Nell y, además, es posible que su adicción a las drogas represente que la depresión es la fase más complicada de superar.
Por último, Nell sería la aceptación. Este personaje acepta desde el primer momento todo lo ocurrido en Hill House, además de su propio destino y su posterior muerte.
Por si no fuera poco, otra usuaria de Tumblr desveló una nueva idea que conecta totalmente con la teoría anterior. Los hermanos Crain, no solamente representan las cinco etapas del duelo, sino que han nacido en el orden en que esas fases se experimentan: Steve, Shirley, Theo, Luke y, la más joven, Nell.
¿Segunda temporada?
A pesar del éxito de la primera temporada, parece que Mike Flanagan no tiene planes, según Entertainment Weekly, para estrenar una segunda y continuar con los Craine. "En lo que a mí respecta, la historia de los Crain ya está contada. Está acabada", dice el creador de la serie.
A pesar de esto, Flanagan no descarta seguir con una especie de antología que continúe con la casa encantada o lleve otra dirección totalmente distinta a la de los Crain.
11 razones por las que 'La maldición de Hill House' es la mejor serie del año
El sexto capítulo
La primera intención cuando uno se enfrenta a una pieza de orfebrería técnica de la magnitud del sexto capítulo de 'La maldición de Hill House' es aplaudir su acabado formal con entusiasmo desmedido. Porque lo que hace Mike Flanagan con esta hora de televisión es un prodigio visual y narrativo de primera magnitud, encadenando una serie de planos secuencia absolutamente brillantes que se suceden con una fluidez y naturalidad realmente asombrosa.
Sin embargo, lo mejor de todo es que se trata de un despliegue coherente con la historia, respetuoso con sus personajes, necesario para transitar con claridad por el terreno que pisa la serie a esas alturas. No hay nada gratuito en él, no es una demostración facilona de Flanagan ni el típico capricho de director, es, sencillamente, una pequeña gran obra maestra a todos los niveles. Uno de los capítulos que perdurarán a lo largo de la historia televisiva, sin lugar a dudas.
Sus personajes
'La maldición de Hill House' podría haber sido 'solamente' una gran serie de terror, un logro lo suficientemente importante como para colarse en la lista de las mejores producciones televisivas del año. Sin embargo, lo que la eleva por encima del resto, sin importar géneros ni etiquetas, es la familia Crain, un conjunto de personajes presentados, desarrollados y concluidos de manera brillante, capaces de conquistar al espectador desde el primer encuentro.
Y es que, a la hora de hacer balance final, uno descubre que todos y cada uno de los miembros de la familia ha tenido su momento de lucimiento, su importancia clave dentro de la historia, su aportación innegable a la emoción compartida. En definitiva, no se trata de figuras que simplemente están ahí para ser aterrorizados, son algo mucho más importante. Personas por encima de personajes.
Terror
No son pocas las voces que han salido en los últimos días, especialmente desde que la serie se convirtió en un éxito, que han subrayado una y otra vez que no pasan ningún miedo con 'La maldición de Hill House''. De hecho, nos llaman exagerados a aquellos que nos hemos a-t-e-r-r-o-r-i-z-a-d-o con un buen puñado de escenas de la serie de Mike Flanagan.
En cualquier caso, estés en el bando que estés, es evidente que el terror es un elemento omnipresente a lo largo de esta historia, capaz de helar la sangre desde el silencio, sin recurrir casi nunca al (terrible) golpe de sonido y apoyándose siempre en lo que se intuye por encima de lo que realmente se ve. Aunque no sean pocas las veces que se vea. Es terror clásico y efectivo, penetrante y duradero, magistral en su puesta en escena y ejemplar en su consecución de cortar la respiración. ¿Series de miedo? Aquí está la mejor. Excepto para los valientes que la ven con todas las luces encendidas. Seguro.
Hill House
En los últimos años, tanto en cine como en televisión, no nos hemos cansado de ver historias de terror que ocurrían en grandes mansiones repletas de habitaciones, estancias secretas y salas muy, muy oscuras. Sin embargo, pocas han sido las propuestas que han sabido sacar realmente provecho de estos lugares. Y, desde luego, ninguna lo ha hecho con la contundencia de 'La maldición de Hill House'. Porque, maldita sea, ese lugar da miedo. Mucho. Muchísimo.
Y lo más importante es que consigue trasladar esa sensación de inquietud constante tanto desde fuera como desde dentro. Un mérito del que tiene grandísima parte de culpa un Mike Flanagan que se lo pasa pipa moviendo la cámara entre sus paredes, descubriendo así todos los rincones de una casa decidida a quedarse a vivir en tus pesadillas. Sus puertas, sus espejos, sus salones, su cocina, sus jardines y sus habitaciones. Todo transmite. Todo vibra. Todo aterra.
Su desenlace
Por si las moscas: Cero Spoilers.
Cuando uno llega al último capítulo de 'La maldición de Hill House' ya es plenamente consciente de que el viaje ha sido lo suficientemente intenso, vibrante y terrorífico como para sentirse satisfecho en un cien por cien. Sin embargo, es evidente que, como ocurre en la mayoría de ocasiones, el desenlace de una serie es capaz de tumbar toda una historia, mejorarla o, directamente, llevarla hacia otro lugar. Y en el caso que nos ocupa, Mike Flanagan y su equipo consiguen ir un paso más allá. La lágrima por encima del susto, la emoción por encima del grito, la coherencia por encima del giro inesperado. Resumiendo: 'La maldición de Hill House' tiene un cierre a la (excelente) altura. La guinda perfecta.
Mike Flanagan
No es que los trabajos previos de Mike Flanagan fueran un desastre, de hecho cuenta con algunas películas que se mueven con facilidad entre lo correcto y lo notable ('Ouija: El origen del mal', 'Oculus: El espejo del mal' o la reciente 'El juego de Gerald'), pero está claro que pocos podían esperar una obra tan redonda como 'La maldición de Hill House' a estas alturas de su carrera. El cineasta estadounidense consigue así, no solamente su mejor trabajo hasta la fecha, con inmensa diferencia, sino un nuevo punto de referencia total para el género de terror dramático y viceversa.
Su manera de contar la historia es brillante desde todos los puntos de vista, aportando siempre el tono que requiere cada fase narrativa, manejando los tiempos con sabiduría maestra y, sobre todo, manteniendo siempre una calma alejada de efectismos y artificios. Su dirección está por encima del sobresaliente, situándose como uno de los grandes y principales motivos por los que 'La maldición de Hill House' es ya un clásico.
Su ritmo
No hay prisas, pero tampoco momentos excesivos para la pausa. Los responsables de 'La maldición de Hill House', con Mike Flanagan a la cabeza, saben perfectamente lo que quieren contar, la forma en la que quieren hacerlo y los tiempos que necesitan para llevarlo a cabo. Un control total del ritmo de la trama que queda reflejado en un equilibrio narrativo puro, dosificando golpes de efecto y giros, manejando a la perfección el interior dramático de la historia y consiguiendo sacar el máximo de todos los elementos presentes en la misma. Cada cosa a su tiempo. Mucho mejor así.
Drama
No todo va a ser saltos, gritos y ojos tapados por instinto de supervivencia. 'La maldición de Hill House' conmueve y emociona hasta la lágrima por su historia, sí, pero también por la forma en la que se filtra por sus terroríficas ventanas un drama familiar tan clásico como conmovedor desde el principio hasta el final. Dos géneros que se entienden a la perfección, complementándose, escuchándose, estrechándose y, al mismo tiempo, dejándose el espacio justo para poder respirar con independencia y alcance total. Así que, si por alguna razón no te convence su faceta más relacionada con el miedo, tranquilidad, aquí tienes un inmenso drama televisivo.
El primer capítulo
'La maldición de Hill House' tiene uno de esos comienzos que ejemplifican a la perfección todo lo que un primer episodio debe tener para atrapar al espectador y generar la necesidad de continuar siguiendo la historia. Nada sobra y nada falta en sesenta minutos que, ya desde su trepidante arranque, te agarran y no te sueltan, cortándote la respiración, manteniendo la intriga con pulso de hierro, permitiendo los descansos justos y dejando que empieces a jugar en tu cabeza con las imágenes y las escenas que se van sucediendo. Son las primeras piezas de un puzle que llega para quedarse. Mención especial para la forma en la que presentan a cada uno de los personajes protagonistas. Brillante. Y para esa última escena. Terror en su estado más puro.
La habitación roja
Omnipresente incluso cuando no está en pantalla, la habitación roja es un elemento clave para la historia de 'La maldición de Hill House' y, al mismo tiempo, uno de sus grandes hallazgos a nivel visual. Cada vez que la cámara se acerca a ella, cada escena en la que aparece su recuerdo en una conversación, cada instante en el que uno de los personajes la observa o roza su pomo, uno puede sentir la tensión atravesando su cuerpo. Un misterio que, cuando se desvela, engrandece todavía más su valor. Imposible olvidar esa puerta entreabierta...
El Susto
Una palabra: Ocho. Ya sabéis de lo que estoy hablando.
Aquel de ustedes que esté libre de haber gritado, que tire la primera piedra.