No había una fecha mejor que el día de Navidad para estrenar 'Nosferatu', la nueva cinta de Robert Eggers, uno de los nombres más destacados en el género de terror contemporáneo con tan solo tres largometrajes. Su cuarta entrega llega casi una década después del estreno de su ópera prima, 'La bruja', que no solo supuso un cambio en su carrera, en la de una desconocida Anya Taylor-Joy y en la de la productora A24, sino que fue el detonante del caduco debate sobre el "terror elevado".
La película, ambientada en la Nueva Inglaterra del siglo XVII, se centra en una familia de colonos cristianos que se muda a una pequeña casa junto a un bosque. Allí, tras la misteriosa desaparición del hijo recién nacido, el caos se posa sobre la familia, sobre todo en Thomasin (Taylor-Joy), que se desestructura inconsciente del mal sobrenatural que acecha en el bosque.
'La Bruja', que está inspirada en lo mejor de la literatura puritana estadounidense sobre la brujería como 'Las maravillas del mundo invisible' de Cotton Mather, explora la cuestión del mal en relación con la sexualidad femenina y lo profano, factores que son repelidos por la estructura familiar y religiosa de la época, y que Eggers lleva al extremo con cabras que caminan sobre dos patas, un bosque que parece tener voz propia y brujas retorcidas de mirada penetrante.
A través de su elegante sencillez gótica (oxímoron donde los haya), lograda con tan solo 4 millones de dólares, Eggers consiguió hechizar a los espectadores en un perturbador aquelarre cinematográfico que duró 45 semanas en cines, recaudando un total de 40,4 millones de dólares y que ahora, 9 años después, se puede disfrutar en Netflix.
El punto de partida
Tras el éxito de 'La Bruja', Robert Eggers se encaminó a la 'Balada del viejo marinero' de Samuel Taylor Coleridge para su obra más enigmática, 'El Faro', que protagonizan Robert Pattinson y Willem Dafoe. Sin embargo, esta pesadilla de maldiciones marineras de 11 millones de dólares tan solo recaudó 18 millones por culpa de una distribución internacional interrumpida por el Covid-19. El virus no solo hirió su segunda producción, sino que también a la tercera, 'El Hombre del Norte', a la que regresó Anya Taylor-Joy para acompañar a Alexander Skarsgård, que se convirtió en un fracaso al no poder superar las cifras de su hinchado presupuesto. Aun así, Eggers ya es considerado un director de renombre que pronto volverá a estar en boca de todos.
Para Anya Taylor-Joy 'La Bruja' también supuso un cambio extremo en su carrera. Encadenó el papel de Thomasin con el de Casey en 'Múltiple', para después brillar en la televisión en las últimas temporadas de 'Peaky Blinders' y en 'Gambito de dama', convirtiéndose en una de las grandes estrellas emergentes de Hollywood. A partir de ahí, Taylor-Joy ha destacado por sus interpretaciones en 'Última noche en el Soho', 'El menú' o 'Super Mario Bros.: La película', y por su implicación en grandes producciones como 'Furiosa: De la saga Mad Max' o 'Dune: Parte Dos'.