Puede que sea Ripley. Puede que sea esa visión de un espacio frío y asfixiante. Puede que sea el diseño de uno de los monstruos más aterradores de la historia del cine. Puede que sea esa capacidad maestra de combinar géneros e influencias. Puede que sea la transformación constante entrega tras entrega. Puede que sean las distintas personalidades que han ido marcando cada uno de los pasos seguidos. O puede que, simplemente, sea un carisma arrollador lo que convierte a la saga de 'Alien' en una de las más apasionantes experiencias que ha entregado la ciencia ficción en las últimas décadas, un auténtico parque de atracciones en las que la genialidad y la locura se combinan a favor del entretenimiento puro y duro.
Ridley Scott, James Cameron o David Fincher son tres de los cineastas que se atrevieron a perderse en medio de las estrellas y los planetas junto a un villano antológico y una heroína que es un icono en estado puro. Nombres ilustres que, junto a otros compañeros de tripulación de menor estatura artística, consiguieron establecer un extraño vínculo a lo largo de siete entregas que, en mayor o menor medida, siempre tuvieron en mente el fascinante universo del que formaban parte. Tras un regreso anunciado para el próximo año que ha vuelto a generar una maravillosa expectación a pesar de los años que han pasado desde el estreno de la primera entrega, la saga de 'Alien' demuestra una justificada vigencia.
Por ello, analizamos cada una de las piezas que estructuran este fascinante puzzle al que siempre es un auténtico gusto regresar. Siguiendo un orden que va de peor a mejor, nos encontramos con un conjunto de películas que, salvo decepcionantes excepciones, siempre ha mantenido una coherencia interna y un estupendo gusto por el atrevimiento, tanto en el fondo como en la forma. Una saga que seguirá creciendo con el paso de los años pero que, si ya hubiera llegado a su fin, habría dejado un alto número de recompensas por su aterrador camino.
La saga 'Alien' de peor a mejor
'Aliens vs. Predator 2'
Lo mejor que se puede decir de 'Aliens vs. Predator 2' es que, en comparación con el siguiente proyecto de sus directores, 'Skyline', es algo similar a una obra maestra del entretenimiento. Los hermanos Colin Strause y Greg Strause encendieron el piloto automático y dejaron todo en manos del carisma de los dos monstruos protagonistas, cayendo por completo al infierno de la indiferencia y permitiendo que la diversión y el entretenimiento (lo único que podría haber salvado esta secuela) desaparecieran a favor de acción torpe y aburrida y sustos fallidos. El punto más bajo de una saga que nunca mereció una película así.
'Alien vs. Predator'
¿Era necesario unir a Alien y a Predator? NO, pero una vez tomada la decisión no nos quedaba otra que cruzar los dedos y poner todas nuestras esperanzas en que el resultado terminara siendo lo menos ofensivo posible para dos monstruos que marcaron a varias generaciones de espectadores. Cuando se anunció que el encargado de dirigir este enfrentamiento sería Paul W.S. Anderson, responsable de, entre otras, engendros como 'Mortal Kombat', el acto de fe requerido ya era demasiado.
Las opciones de que 'Alien vs. Predator' saliera bien desaparecieron y las posibilidades de que fuera un divertimento correcto se mantenían a duras penas. Una vez visto el resultado, solamente podemos decir que podría haber salido peor pero que difícilmente podría haber salido mejor. Una tontería a secas que no terminaba de destrozar ninguna de las franquicias pero que no aportaba, ni lo pretendía, nada en absoluto más allá de aprovechar la corriente nostálgica de los fans.
'Alien 3'
Lo más divertido e interesante que presenta la saga 'Alien' es su capacidad para mutar de entrega en entrega. No hay una igual a la otra, apostando cada una de ellas por un estilo, un ritmo y un conjunto de decisiones visuales completamente diferente entre sí. La atmósfera y el espíritu se mantienen intactos, pero la atracción siempre va un paso más allá. Esta situación también lleva consigo una irregularidad inevitable, mostrando las diferencias entre los distintos autores, pero lo que uno menos podría esperar es que, en esta ruleta rusa, el tiro en la frente se lo terminara llevando el mismísmo David Fincher.
A estas alturas todos conocemos que su experiencia en el rodaje de 'Alien 3' no fue, ni muchísimo menos, agradable, siendo públicas sus luchas constantes con los productores a la hora de dar forma a un planteamiento que el cineasta tenía muy claro, pero la gran perjudicada de todo este conflicto, lamentablemente, terminó siendo la película. Y es que, tras un arranque bastante potente, esta secuela refleja a la perfección ese enfrentamiento, con un director que se desconecta por completo de la historia y termina apostando por la rutina y el ruido. La entrada de Hollywood del que más tarde se convertiría en el mayor genio de su generación no fue la deseada, pero Fincher aprendió algo: a partir de ese momento sería ÉL el que mandara.
'Prometheus'
Ridley Scott volvía al universo que creó con talento infinito varias décadas atrás y lo hacía con intensidad visual, con esa búsqueda eterna de la perfección en cada imagen, deslumbrando la mirada del espectador con la ayuda de la fotografía de Dariusz Wolski y la espléndida banda sonora de Marc Streitenfeld.
El lastre, la bala que hiere el reencuentro del realizador inglés con su criatura más amada, es su guión. Damon Lindelof, uno de los máximos responsables de 'Perdidos', y John Spaihts aportan un libreto con tal cantidad de lagunas, incoherencias y estupideces que solamente sus rendidos homenajes al género y al propio legado del director consiguen salvarlo del desastre más absoluto. De más a menos, todo lo contrario que su vertiente de cine espectáculo, 'Prometheus' comienza como una rutilante demostración de genio en estado puro para terminar convertida en aventura de acción espacial de tres al cuarto, magistralmente plasmada en pantalla, sí, pero tópica y tramposa.
Porque no se puede engañar al espectador. Uno puede jugar, pero no debes vender lo que no vas a ofrecer. Aquellos que esperaban la ansiada precuela de 'Alien, el octavo pasajero', como si semejante obra maestra estuviera necesitada de algún añadido más, no la encontraron en ningún lugar. En cambio, presenciaron un reinicio de franquicia con los ojos clavados en la taquilla, utilizando su referente como pura estrategia comercial y no como fuente de inspiración artística o punto de partida para alcanzar cotas más elevadas. Una decepción en toda regla.
'Alien resurrección'
Tras dos películas tan interesantes y especiales como 'Delicatessen' y, en menor medida, 'La ciudad de los niños perdidos', el director francés Jean-Pierre Jeunet fue el elegido para continuar una saga que parecía finiquitada, de manera evidente, tras 'Alien 3'. Una elección que sorprendió a muchos, generando un alto número de dudas sobre lo que podría aportar un cineasta de personalidad tan marcada y de una perspectiva visual tan delirante a un universo tan ilustre. Y la respuesta siempre estuvo frente a nosotros. Sí, 'Alien Resurrección' sería una fiesta en toda regla, con acción histérica, movimientos de cámara y planos imposibles y un reparto en el que hasta Sigourney Weaver estaba pasada de vueltas.
Entendiendo las críticas que suscitó tras su estreno, los golpes que recibió por parte de unos fanáticos que sintieron que alguien había entrado en su casa a destrozarlo todo sin compasión, quedamos una pequeña legión de espectadores que con la perspectiva del tiempo nos lo pasamos bomba con una película que, guión de Joss Whedon mediante, nunca se toma en serio a sí misma. Una montaña rusa imparable que no permite un segundo de descanso.
'Aliens: el regreso'
Aquí tenemos otro ejemplo evidente que tumba por completo ese tópico de que segundas partes nunca fueron buenas. En la mayoría de las ocasiones, depende del enfoque, de no repetir la fórmula sin aportar nada nuevo, de saber entender un universo concreto y tener la capacidad de expandirlo hacia distintos lugares, poniéndolo a prueba, apostando por el riesgo y la valentía. James Cameron no iba a cometer el error de no cumplir a rajatabla esta filosofía y aceptó encantado el reto de dar continuidad al clásico con el que Ridley Scott había deslumbrado al mundo siete años antes, eso sí, sin caer en la reiteración ni un segundo. Y ahí estaba la clave que hizo de 'Aliens: el regreso' una secuela ejemplar.
El director de 'Terminator' inyectó una dosis de acción en vena a la saga, incorporó músculo a la trama y sustituyó gran parte de los toques de terror por épica explosiva. Para muchos espectadores no solamente estuvo a la altura de las circunstancias, sino que las superó. Quizás sea mucho decir, pero lo que está claro es que estamos ante una de las mejores películas de la carrera de Cameron, un blockbuster perfecto.
'Alien, el octavo pasajero'
Con 'Alien, el octavo pasajero' encontramos la mezcla perfecta entre la ciencia ficción y el terror, entre la evasión y el grito, entre el entretenimiento y la tensión. Después de esa maravilla llamada 'Los duelistas', Ridley Scott entregaba una obra maestra capaz de agarrar nuestros nervios y ponerlos al servicio de un suspense narrado con mano de hierro. Una genialidad cinematográfica que, partiendo de un diseño de producción deslumbrante y una claustrofobia que convertía la inquietud en una protagonistas más, terminaba redondeando el milagro mediante el disfrute máximo de sus pequeños detalles.
Scott necesitó los elementos justos para dar una vuelta de tuerca al género, perdón, los géneros, por completo, contando con escenas inolvidables, un monstruo convertido en habitual pesadilla de los cinéfilos de medio mundo y una protagonista, a sus pies Sigourney Weaver, convertida automáticamente en icono cinematográfico de primer nivel. Mucho más que una película generacional. Un hito en toda regla. Y, claro, la mejor entrega de la saga.