La clave de todo reside en esa mirada. En ese gesto mínimo. En esa media sonrisa. En esos movimientos de apariencia casi perezosa tras los que habita una bestia dispuesta a convivir tranquilamente entre golpes, disparos y persecuciones. Pasó con otros personajes, los más memorables de su impresionante trayectoria como actor, pero pocas veces con tanta fuerza como con Harry Callahan: Clint Eastwood en esencia pura (y dura).
Y es que, desde su primera aparición en la gran pantalla, el célebre policía de San Francisco se convirtió en uno de los papeles más queridos, recordados y festejados de un Eastwood que parecía estar pasándoselo en grande en todas y cada una de las escenas. No ocurrió lo mismo con algunas de las secuelas que llegaron después, así lo comentamos en este especial, pero incluso en sus momentos más bajos, siempre resulta un placer ver al bueno de Clint en esta saga.
Un total de cinco películas en las que los amantes del cine policiaco y el thriller de acción encontraban, y lo siguen haciendo, numerosas virtudes para regresar una y otra vez a ellas, disfrutando del reencuentro con uno de esos personajes destinados a permanecer para siempre en la memoria colectiva. Es sencillo, si Callahan aparece en tu pantalla, tú te quedas. Y alegras tu día, claro.
La saga de Harry el sucio, de peor a mejor
'Harry el fuerte'
La principal desventaja de 'Harry el fuerte', la primera secuela de la saga, es que es mucho más aburrida de lo que debería. Y no se trata tanto de su argumento como de la forma en la que el director Ted Post la cuenta: sin energía, brío o algo mínimamente parecido a fuerza. Así, solamente nos queda agarrarnos a puntuales escenas de acción con las que la película adquiere algo de oxígeno y la notable interpretación de un Clint Eastwood que demuestra pleno control sobre el personaje. Lo mejor de la entrega más floja de la saga.
'Harry el ejecutor'
Tres años después de la muy decepcionante 'Harry el fuerte', la saga de Callahan levantaba ligeramente el vuelo con 'Harry el ejecutor', una tercera entrega que, pese a mantenerse todavía alejada de la gloria de la primera parte, ofrecía algunas virtudes dignas de destacar. Entre ellas, por supuesto, la presencia magnética de un Clint Eastwood entregado a la (ligera) causa, unas escenas de acción rodadas con nervio y un clímax final bastante potente. Puntos fuertes de una propuesta que, con todos sus fallos, se sigue dejando ver con cierto gusto.
'La lista negra'
La última entrega de la saga protagonizada por Harry Callahan, 'La lista negra', contaba con un as en la manga tan certero como el de la madurez interpretativa de un Clint Eastwood completamente alejado del piloto automático.
Y es que, dos años antes de que iniciara su espectacular racha como director firmando algunas obras maestras incontestables, el actor se permitió un par de fiestas de auténtica altura como la que nos ocupa, sin lugar a dudas la película más divertida de las cinco que conforman este particular universo. Es irregular, desde luego, pero eso no le resta ni una pizca de valía a una propuesta en la que el bostezo brilla por su ausencia.
'Impacto súbito'
La única película de la saga dirigida por Clint Eastwood encuentra su mayor virtud, poca sorpresa, en el reconocido talento de su protagonista tanto delante como detrás de la cámara. Y es que, desde el primer momento, el actor y director sabe lo que el público espera de una nueva entrega de Harry Callahan y se lo entrega de una forma directa, clara y concisa. En 'Impacto súbito' todo está en su sitio, nada chirría, cumple con su función y consigue que disfrutemos por cuarta vez del inolvidable personaje, redondeando con momentos de puro cine la mejor entrega de la saga junto a su contundente primera parte. Haciendo fácil lo difícil, una constante de Eastwood.
'Harry el sucio'
Dirigida con toneladas de inteligencia e instinto por el grandísimo Don Siegel, 'Harry el sucio' marcó a su manera un punto de inflexión en el género del policiaco desde el clasicismo, la contundencia y el músculo interpretativo y narrativo. Un trabajo de extraordinario equilibrio que, ya desde sus sobresalientes primeros compases, te atrapaba para no soltarte a lo largo y ancho de poco más de 100 minutos a los que nada falta y en los que nada sobra.
Por supuesto, su éxito entre crítica y público no habría sido posible, o habría sido mucho más complicado, desde luego, sin el imponente trabajo de Clint Eastwood y su admirable capacidad para convertir cada gesto en algo digno de recordar. Un más que justificado clásico de la historia del cine.