Dirigida por Kevin MacDonald, 'La sombra del poder' es la adaptación de una miniserie de la BBC de 2003 que cuenta con Russell Crowe, Ben Affleck, Helen Mirren, Jason Bateman, Rachel McAdams y Robin Wright Penn en el reparto.
La película cuenta la historia de un grupo de reporteros de un periódicode washington que investiga la muerte de la amante de un prestigioso político, amigo de uno de los periodistas.
Thriller con clase
No podría entenderse el producto final de 'La sombra del poder' sin tener en cuenta a sus dos principales artífices tars las cámaras, y es que la fuerte influencia tanto de Kevin MacDonald -quien tiene en su haber la oscarizada 'El último rey de escocia'- como del guionista Tony Gilroy (responsable de la trilogía de Jason Bourne) consiguen hacer propia la adaptación de la teleserie original escrita por Paul Abbott, ofreciendo al espectador un producto cuya calidad se sitúa bastante por encima de la media del thriller actual.
El cineasta escocés nos ofrece un thriller político de ritmo trepidante, intenso y verosímil, al que tan solo podríamos echarle en cara cierto afán de rizar el rizo de una manera casi gratuita en su tramo final que, si bien no llega a desmerecer el conjunto, sí se nos resuelve de manera algo apática, teniendo en cuenta las expectativas generadas.
En el éxito relativo de la película también resulta clave la elección de los actores (recordemos que originariamente los protagonistas debían ser Edward Norton y Brad Pitt), donde si bien Ben Affleck se nos antoja, como suele ser habitual, algo inexpresivo en su interpretación, la sabia elección de secundarios como Helen Mirren, Jason Bateman, Rachel McAdams y Robin Wright Penn resulta incuestionable, logrando una verosimilitud argumental e interpretativa digna de recordar.
Mención aparte merece Russell Crowe, quien simplemente borda su papel de periodista en una constante analogía con el rol político de Ben Affleck que se erige como verdadero trasfondo de un thriller político-corporativista que per sé mantiene cautivado al espectador desde el primer minuto de metraje. Como decía, el constante duelo ideológico entre periodismo y política, y entre periodismo clásico y moderno (léase bloggers y demás), acrecienta todavía más la constante ambiguedad moral repleta de grises que planea sobre La sombra del poder, en una película notable en muchos de sus aspectos, tanto en sus ya citadas dirección e interpretación como, por ejemplo, en el uso de diferentes tipos de cámara para diferenciar ambos (sub) mundos.
Son esos pequeños detalles -aparte de la propia base, se sobreentiende- los que hacen del nuevo largometraje de Kevin MacDonald un título más que recomendable, a pesar de su dilatación final en un desenlace que rompe con el ritmo endemoniado de sus dos horas previas, en el que apenas sí percibimos decaimiento alguno en sus diferentes fases o excesiva obviedad en sus constantes giros.
Una película recomendable.