Si en algo coincide buena parte de la prensa y el público, es que Studio Ghibli ha producido varios de los largometrajes de animación que son considerados los mejores de la Historia del Cine. Evidentemente, los filmes de Hayao Miyazaki son los que han gozado de mayor popularidad y prestigio. Pero también estuvo otro gran genio detrás de la fundación de la factoría. Se está hablando, por supuesto, de Isao Takahata, el célebre director de míticas series como 'Heidi', 'Marco' y 'Ana de las Tejas Verdes'. Su primera película para Ghibli fue y es uno de los mejores largometrajes del estudio: 'La tumba de las luciérnagas', la demostración de que en Ghibli no se solo se realizaban películas de fantasía y aventura.
Basada en la novela homónima de Akiyuki Nosaka, 'La tumba de las luciérnagas' empieza con una frase que quedará marcada a lo largo de la película: "El día 21 de septiembre de 1945, yo morí". El filme narra cómo Seita, un adolescente de 14 años y su hermana Setsuko, de solo cuatro años, hijos de un oficial de la Armada Imperial Japonesa, sobreviven a los bombardeos que perpetró la aviación estadounidense en la ciudad de Kobe. Sin embargo, su madre ha quedado gravemente herida, muriendo poco después. Solos y huérfanos, los niños se ven obligados a vivir con una tía que los recibe con poco agrado y una gran indiferencia, que se va tornando en un frío desprecio. Seita, cansado de los continuos malos tratos de su cruel tía, decide irse a vivir por su cuenta con su hermana pequeña. Sin embargo, se está en período de guerra, no hay casi alimentos, provocando que el chico robe a agricultores locales y aproveche los bombardeos para saquear casas y conseguir comida para su hermana. Pero la comida apenas llega y su hermana empieza a padecer los síntomas de la desnutrición.
Uno de los largometrajes imprescindibles de la Historia del Cine
'La tumba de las luciérnagas' es uno de los relatos más desgarradores que ha producido el cine en sí. Isao Takahata creó un relato cinematográfico tremendamente humano, sin necesidad de artificios, centrándose en la vida de sus dos protagonistas, mostrando fehacientemente las consecuencias más directas de la guerra, con personajes alejados de esa mirada heroica y distante propias del cine hollywoodiense. El cineasta demostró que la animación podía ser tan o más adulta que el cine en imagen real, ya que el largometraje ha recibido el reconocimiento unánime de la prensa y el público, este último más incómodo a la hora de visionar el filme, quizás porque lo que narra nunca es cómodo, ya que es la guerra sufrida por la población de una forma muy cercana al neorrealismo italiano, como si Roberto Rossellini hubiera podido rodar 'Roma, ciudad abierta' en plena Segunda Guerra Mundial.
Studio Ghibli demostró que sus obras maestras pueden ser desde obras distópicas y apocalípticas, como es el caso de 'Nausicaä del Valle del Viento', cintas de aventuras y misterio, como el caso de 'El castillo en el cielo', o filmes tremendamente realistas, alejados del público familiar, como 'La tumba de las luciérnagas'. De visionado necesario, el filme de Isao Takahata marcó su forma de hacer cine dentro de Ghibli, ya que Takahata se alejó de la mirada amable (pero dramática) de sus anteriores obras, como las series 'Heidi', 'Marco' y 'Ana de las Tejas Verdes' o filmes como 'Las aventuras de Hols, el príncipe del Sol: La princesa encantada' o 'Goshu, el violonchelista', para mostrar un cine de animación más adulto, de vanguardia y con vena costumbrista, como se vio posteriormente con 'Recuerdos del ayer', 'Pompoko', 'Mis vecinos los Yamada' y su último largometraje, 'El cuento de la princesa Kaguya'. Por todo ello, es momento de explorar brevemente esa gran obra maestra que es 'La tumba de las luciérnagas'.
Descubriendo a 'La tumba de las luciérnagas', la lágrima de Isao Takahata
Inspirada en hechos reales
'La tumba de las luciérnagas' está basada en la novela homónima de Akiyuki Nosaka. El autor se inspiró en sus propias vivencias durante la Segunda Guerra Mundial. Nosaka nació el 10 de octubre de 1930, año cinco de la era Showa, en la ciudad de Kamakura. Sin embargo, fue adoptado por una familia de Kobe, ciudad a la que considera propia de sus raíces. Las bombas de la aviación estadounidense destruyeron la ciudad, provocando que entre las víctimas esté su familia adoptiva, una parte murió durante los bombardeos, otra parte por las consecuencias que trajeron.
Nosaka acabó en un orfanato. Sin embargo, 'La tumba de las luciérnagas' surge de lo que vivió entre el fin de los bombardeos y los hechos que provocaron que terminase en un orfelinato. En uno de los últimos bombardeos del ejército estadounidense, pierde a su madre adoptiva, que murió tras las graves heridas sufridas, quedándose solo con Keiko, su hermana pequeña, de solo cuatro años de edad. Nosaka y Keiko tuvieron que andar por las calles de una ciudad destruida por las llamas. Debido a que la comida escaseaba y a la fragilidad propia de una niña de cuatro años, Keiko murió de inanición. Lo sucedido en ese período, así como la miseria que vivió el autor, fueron las fuentes que inspiraron a su novela, lo que provocó que la película estuviese basada en hechos reales.
Una historia nacida de la expiación
Akiyuki Nosaka se sintió muy culpable por la muerte de su hermana. 'La tumba de las luciérnagas' nació como una disculpa personal hacia ella, una forma de que su muerte no quede en el olvido. Nosaka sintió que la novela es "una historia de doble suicidio", según reveló en una entrevista conjunta con Isao Takahata para Animage. Lo llama así porque su protagonista es un niño de 14 años, que se comporta como tal, pese a verse obligado a tomar responsabilidades propias de un adulto.
Cabe recordar que 'La tumba de las luciérnagas', que se publicó por primera vez en All for Reading, una revista literaria mensual publicada por Bungei Shunju en octubre de 1967. Nosaka ganó el premio Naoki a la mejor historia popular, junto con 'Las algas americanas', otra novela corta que Nosaka publicó un mes antes que 'La tumba de las luciérnagas'. La editorial Acantilado publicó en España las dos novelas cortas en un único libro (ISBN: 978-84-96489-86-8).
Nosaka se sentía culpable por no haber podido evitar la muerte de Keiko. Esto provocó que en 1967 escribiese el libro, una forma de redención personal, en la que asimilaba lo sucedido esos años, una forma de expiación. Ese año fue un período de gran crecimiento económico en Japón, el milagro nipón, la década de los 60 fue cuando el país empezó a levantar cabeza. Para el autor, esa época le era extraña y "el verdadero espíritu de la sociedad era también diferente", por eso decidió escribir la novela, en la que se recuerda lo sufrido, en la que pide que las víctimas no caigan en el olvido. De hecho, la muerte de Setsuko en la novela y en la película es "una coincidencia exacta" con la muerte de su hermana, según reveló el autor en una entrevista a Animage.
La dificultad de adaptarla al cine
En la misma entrevista a Animage, Akiyuki Nosaka comentó que tuvo muchas ofertas para adaptar su novela a la gran pantalla. El autor se mostraba reacio a una versión cinematográfica, puesto que "era imposible recrear la tierra estéril y calcinada que a iba a ser la escena de fondo de toda la historia". En la misma entrevista, también comentó que los niños contemporáneos (en ese momento, los años 80) no hubiera podido ser capaces de interpretar de forma convincente a los dos protagonistas. No hay que olvidar que Seita y Setsuko son dos niños de 14 y 4 años que viven en 1945, el último año de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la propuesta de Ghibli, de hacer una adaptación en animación, le llamó la atención.
En una entrevista mostrada en la edición especial, editada en España por Jonu Media en 2008, de la edición en DVD de la cinta, Nosaka dijo: "Me sorprendió que quisieran hacer una película porque nunca me había imaginado que se convirtiera en imágenes. No sabía casi nada sobre animación, pero reflexioné y comprendí que, si se hacía una película de la novela, solo podría ser de animación. Sentí curiosidad e inquietud como autor de la obra original. Cuando estaba produciéndose la película, visité el estudio y vi unos dibujos originales. Me sorprendió que yo hubiera olvidado cómo era el paisaje de Kobe, ciudad donde se desarrolla la película, y que los dibujos lo reproducían con líneas muy sencillas que me llevaron a mis recuerdos del pasado". A Nosaka le sorprendió mucho la precisión con la que los animadores de Ghibli retrataron Kobe en tiempos de guerra.
No es una película antibelicista
La crítica occidental siempre ha tachado a 'La tumba de las luciérnagas' como una película antibelicista. De hecho, junto con 'La lista de Schindler' de Steven Spielberg y 'El pianista' de Roman Polanski, la película está catalogada como uno de los alegatos contra la guerra más fuertes sobre la Segunda Guerra Mundial. La crítica expresó que el filme centra su atención casi en su totalidad en las tragedias personales que provoca la guerra, en lugar de mostrar una lucha heroica entre naciones. Daniel Etherington, en su análisis sobre el filme para Film4, argumentó que la cinta "hace hincapié en que la guerra es el fracaso de la sociedad para realizar su debe más importante: proteger a la gente".
Sin embargo, esto fue negado por Isao Takahata, que comentó en repetidas ocasiones que su película no era un filme contra la guerra. En la entrevista del realizador para Animage, Takahata comentó: "No es animación de carácter antibélico y no contiene, absolutamente, ningún mensaje de ese tipo". Comentó esto debido a que no se utilizara su filme con fines políticos, en los que se deriva en un mensaje simplista: "Se necesita lucha para evitar tales tragedias". Takahata siempre fue un firme pacifista, apoyando públicamente el artículo 9 de la Constitución japonesa, que prohíbe la guerra como medio para resolver disputas internacionales que involucren al estado. Sin embargo, Takahata no quería que se pensase que solo se puede evitar una guerra mostrando las desgracias que provoca, cuando es un tema mucho más complejo.
Un alegato sobre la infancia y la adolescencia
De ahí, que para Takahata 'La tumba de las luciérnagas' fuese un alegato sobre la infancia y la adolescencia en tiempos de guerra: "En esta historia lo más importante es saber qué hicieron los hermanos protagonista. Es esencial seguir con detalles sus acciones. El protagonista, Seita, es un niño de 2º de la ESO. Me imaginé que él estaría muy cercano a los niños de ahora [de 1988] de su misma edad o quizás un poco más mayores. ¿Qué le pasaría a un niño así si viviera una guerra, en su etapa final, con bombardeos aéreos y un Japón perdiendo la guerra? Entendí que la historia iba sobre eso", comentó el realizador durante una entrevista, disponible en la edición especial en DVD de la cinta en España.
Además, el propio Takahata, en la entrevista a Animage, declaró que se sintió obligado a realizar la adaptación cinematográfica de la novela de Nosaka después se sentir que Seita "era un personaje único, un chico de 2º de secundaria en tiempos de guerra". Takahata comentó que cualquier historia sobre la guerra, tanto animada como en imagen real, "tienden a ser lacrimógenas", y muestran a sus protagonistas, que padecen la guerra, de una forma "excesivamente" noble, mostrándolos "más capaces y tenaces" de lo que pueden llegar a ser en la vida real, provocando un complejo de inferioridad en el público y que la audiencia perciba estas historias "con demasiada distancia" o pensando que solo son "cosas del pasado". Takahata quiso mostrar cómo un chico de 14 años y a una niña de cuatro con sus virtudes y sus defectos, de forma realista.
En la guerra no hay héroes
Justamente, por querer mostrar de forma realista la situación de los protagonistas, 'La tumba de las luciérnagas' tiene personajes tremendamente humanos, con defectos que provocan más empatía con el espectador, al ser una historia real. En la novela original, Nosaka describió a Seita como un niño "que estaba bastante consentido durante la guerra". El chico era hijo de un oficial de la Armada Imperial, lo que provocaba que fuese miembro de una familia de alto rango. La forma de actuar de Seita, le recordó a Takahata más al comportamiento de los niños en 1987, que en 1945. El cineasta, en la más que mencionada entrevista a Animage, comentó que, hasta que leyó la novela, pensó que los niños siempre desarrollaron la voluntad de vivir, pero en cambio, Seita, elige no soportar los momentos difíciles, como cuando su tía los desprecia, Seita no aguanta estoicamente, sino que se retira.
Un adulto, evidentemente, no entiende tal forma de actuar, pero Takahata comprendió que los niños, en 1987 (esto es aplicable a la actualidad), tienden a basar sus decisiones en si son agradables o no, mientras que en la generación de Seita, los niños de su edad sí tendían a soportar situaciones inhóspitas. "No creo que solo sea algo de la infancia, creo que los tiempos se están volviendo así también, por eso me atrajo la idea de adaptar la historia a una película", declaró. Por supuesto, son situaciones que desconciertan, pero que son tremendamente humanas, de ahí el increíble realismo del filme, que no hay que olvidar que está inspirado en hechos reales.
De hecho, las decisiones de Seita son muy erróneas, pero propias de un chaval de su edad. Algo similar sucede con Setsuko, una niña de solo cuatro años de edad. Takahata comentó lo complicado que resultó crear un personaje tan tangible de tan corta edad: "Setsuko fue más difícil de animar que Seita, nunca había representado a una niña menor de cinco años". El director también comentó que su personalidad no fue fácil de retratar, ya que los niños de esa edad se vuelven más asertivos, pero también egocéntricos y tratan de salir con la suya, algo normal, solo tienen cuatro años. Además, Setsuko es el símbolo de la inocencia en la película, la que retrata de forma más plausible los efectos de la guerra en los niños y la pérdida de la inocencia. Pero en una situación tan extrema, se convierte en una situación insoportable, más para un niño de 14 años que debe convertirse en padre de su hermana al no tener ayuda de ningún adulto.
De ahí que la película está rodada desde el punto de vista de Seita, "incluso pasajes objetivos del filme se filtran a través de la mirada de sus sentimientos", comentó el director. Es más, la crítica no está en las acciones de Seita, propias de una mente que está creciendo, sino en la inacción de los adultos, que son testigos de la situación de desolación de los dos huérfanos.
La crueldad de la indiferencia social
Precisamente, la principal crítica de la película de Isao Takahata está en la forma de actuar de los personajes adultos. El primer foco es la tía de los niños, una mujer fría, que carece de cualquier empatía por Seita y Setsuko, pese a ser testigo de cómo se quedan huérfanos. La indiferencia de la tía se torna en desprecio y maltrato a los niños, mostrando la cara más cruel de la Humanidad, precisamente en los propios adultos japoneses. Takahata no deja bien parada a la sociedad japonesa en la película.
La tía de Seita y Setsuko es la metáfora de dicha sociedad, una mujer que, cuando las raciones de comida se van reduciendo, desprecia con mayor notoriedad a los niños, argumentando sus desaires con la excusa de que "no están cumpliendo con su deber como ciudadanos japoneses", no mereciéndose la comida que ella prepara, pese a ser un niño de 14 años y una pequeña de cuatro. En la cinta se ve a Seita vendiendo los caros kimonos de su madre para conseguir arroz, posteriormente, cuando los niños optan por marcharse, la tía no hace nada para impedirlo, sabiendo que son dos pequeños que quedan a su suerte en un país destrozado. Ya lo reflejan las propias frases de la promoción de la cinta: "Sus únicas posesiones son un hornillo, un edredón y pólvora. Acompañado de su hermana menor y las luciérnagas. Esta es la historia de dos hermanos que vivieron con todas sus fuerzas en época de guerra [...] Con 4 y 14 años tuvimos que sobrevivir solos".
No solo esto se refleja con la tía, que presume de que su hija "sí esté trabajando por su país", debido a su trabajo de enfermera, sino a la propia hija de la tía y los familiares y refugiados que empieza a haber en la casa, al actuar de forma egoísta. Se extiende también a los agricultores locales, a los que Seita les roba desesperadamente, ya que su hermana se está muriendo. Sin embargo, lo peor viene cuando Seita lleva al médico a Setsuko y este le dice, de forma impersonal, que su hermana se está muriendo de inanición y no hace nada para ayudarlos, pese que la situación extrema que ya se ve. Ahí se centra especialmente la crítica de Takahata, hacia su propia sociedad. Evidentemente, tampoco está a favor de lo ocurrido, ya que muestra las consecuencias directas del bombardeo de la aviación estadounidense. Eso sí, la bomba atómica no aparece, ya que no pertenece a la realidad que vivieron los protagonistas en Kobe, algo que sí se puede ver en la reciente 'En este rincón del mundo', de Sunao Katabuchi, considerada la contraparte de la obra maestra de Takahata.
La realidad tras la animación
Aunque Studio Ghibli siempre ha hecho alarde de su poderío visual respecto a la animación, 'La tumba de las luciérnagas' fue un desafío bastante alto para Isao Takahata, que hay que recordar que no era animador, solo director. En la entrevista de Animage, producida en junio de 1987 y en la que reproduce una conversación entre Takahata y Nosaka, el cineasta llegó a considerar la posibilidad de utilizar métodos de animación no tradicionales, algo que posteriormente realizó con 'Mis vecinos los Yamada' y 'El cuento de la princesa Kaguya'. Esto lo consideró debido a que Takahata veía muchas dificultades en animar el escenario ya que, en la animación japonesa, parecía que "no estaba permitido" representar a Japón de manera realista. "Los animadores a menudo viajaban a países extranjeros para investigar cómo representarlos, pero tal investigación no se había hecho para un entorno japonés", declaró. Posteriormente, lo volvió a hacer con 'Recuerdos del ayer'. Sin embargo, descartó los métodos no tradicionales debido a que "el cronograma estaba ya planeado y la fecha de lanzamiento de la película no daba lugar a enfoques de ensayo-error".
'La tumba de las luciérnagas' fue producida a la vez que 'Mi vecino Totoro' y ambas fueron estrenadas conjuntamente, lo que produjo que no hubiese tiempo ni tampoco presupuesto para experimentos, que sí se dieron en posteriores producciones. El director de arte de la cinta, Nizo Yamamoto, habló de las dificultades que tuvo la animación de la cinta, que era muy detallada en cada escena: "Por ejemplo, el umbral está desgastado, el papel que cubre la puerta corredera está amarillento, el tirador de la vieja cómoda de madera de paulonia está desgastado y amarillo. Creo que con estos detalles de la animación, por parte del equipo de arte, aumentamos la humanidad que contiene la obra".
Ahí residía buena parte de la dificultad visual de la película, ya que la mayor parte de los contornos de las imágenes son de color marrón o de tonos relacionados con el marrón, en lugar del habitual negro, lo que le daba más aspecto añejo a la cinta. El negro solo se utilizó cuando era estrictamente necesario. Michiyo Yasuda, firma del diseño del color en Ghibli, comentó que se optó por el marrón para dar al filme una sensación más suave. Yasuda dijo que esta técnica nunca se había usado ante en la animación japonesa y fue "un gran reto", sobre todo, porque el marrón es más difícil de utilizar que el negro porque no contrasta también como este. Pese a la dificultad de mostrar con el mayor realismo posible la ciudad de Kobe en 1945, año 20 de la era Showa, Takahata comentó: "Creo que hay cosas que no se pueden expresar si no es con la animación, como algo surrealista. Si se pueden realizar, los espectadores aceptarán mejor la obra. Bueno, para la plantilla es muy duro, pero seguimos esforzándonos en ello". Palabras más que ciertas.
¿Por qué la tumba de luciérnagas?
Sin duda, una de las preguntas que surge entre el público es por qué las luciérnagas como metáforas de los protagonistas. Las luciérnagas son el ejemplo de la vida efímera. El título parte de la novela, aunque en la película se hace más evidente su significado. Cuando Seita y Setsuko se marchan de la casa de su tía y se van a vivir a un antiguo refugio de bombas que está abandonado, encuentran luciérnagas a su alrededor. Setsuko juega con ellas, con la luz que transmiten, de gran belleza. Sin embargo, al día siguiente, las luciérnagas están muertas. Setsuko, horrorizada, las entierra en una tumba preguntándose por qué los insectos y su madre tuvieron que morir.
Las luciérnagas solo viven dos meses, lo que es la metáfora de la poca vida de los niños, cuyas muertes se ven en la película. Además, en la tradición clásica japonesa, las luciérnagas son un símbolo de lo efímero, semejante a las flores de los cerezos a inicios de primavera, como también simbolizan el alma humana, al representar una bola de fuego flotante y titilante. El destino trágico de los protagonistas es visto desde el propio cartel, en el que las luces de las luciérnagas son, en realidad, los fogonazos los bombardeos de un avión Boeing B-29 del ejército estadounidense. Dicho avión aparece constantemente en los carteles promocionales del filme en Japón. Trágica relación que ya advierte de lo que público verá durante la cinta.
Reconocida obra maestra
Desde el momento de su estreno, la película recibió el aplauso general de la crítica, como también del público. El mítico crítico de cine, Roger Ebert, consideró que 'La tumba de las luciérnagas' era una de las películas "más poderosas" sobre una guerra y en el 2000 la incluyó en su lista de las grandes películas de la historia. "Es uno de los filmes más impactantes con mensaje antiguerra que se haya visto [...] Es una experiencia emocional tan poderosa que obliga a repensar en lo que es la animación", escribió. El historiador de cine, especializado en animación, Ernest Rister llegó a comparar el filme con 'La lista de Schindler' de Spielberg comentando: "Es la película más profundamente humana que haya visto en mi vida".
Su reconocimiento mundial provocó que en el 1989 recibiese un premio especial de los Blue Ribbon Awards, así como también dos galardones en el Festival Internacional de Cine de Chicago, donde logró el Premio del Jurado al mejor largometraje de animación y el Premio de los Derechos de los Niños. Además, está en la lista de las consideradas 100 mejores películas de animación de la historia que creó la revista británica Time Out, en el puesto número 12. Una lista que lideró 'Mi vecino Totoro' y en la que estuvieron también otros largometrajes de Studio Ghibli como 'Nausicaä del Valle del Viento', 'Nicky, la aprendiz de bruja', 'Recuerdos del ayer', 'Susurros del corazón', 'La princesa Mononoke' y 'El viaje de Chihiro'.
Por los derechos de los niños
Como se ha mencionada brevemente en el anterior párrafo, 'La tumba de las luciérnagas' fue condecorada con el premio por los Derechos de los Niños en 1994 por parte del Festival Internacional de Cine de Chicago. Un reconocimiento que recibió con el apoyo unánime de la prensa, ya que reflejada fehacientemente el sufrimiento de la infancia durante los períodos de guerra. Aunque se ambiente en el Japón de la Segunda Guerra Mundial, su mensaje sobre el sufrimiento de los niños es universal y abarca cualquier período histórico y que evidencia el claro sinsentido de la guerra.
Por la maestría de Isao Takahata, en la que también refleja una autocrítica sobre la propia inacción de su sociedad, la película obtuvo uno de los más altos reconocimientos que ha tenido Studio Ghibli a lo largo de su filmografía, al nivel del Oso de Oro y el Oscar de 'El viaje de Chihiro'.
El filme es mostrado en clases de Historia en Japón a alumnos de Secundaria. Además se organizan debates y se escriben ensayos sobre la cinta y las consecuencias en la infancia durante la guerra.
Sesión doble con Totoro
Como se ha comentado brevemente antes, la producción de 'La tumba de las luciérnagas' se hizo a la par y paralelamente a la de 'Mi vecino Totoro'. Tras el éxito de 'El castillo en el cielo', Hayao Miyazaki e Isao Takahata arriesgaron queriendo estrenar dos películas al mismo tiempo. Para Miyazaki sería su tercer proyecto (segundo si se excluye a 'Nausicaä del Valle del Viento'), pero para Takahata era el primero dentro de Ghibli. Por ello hubo una auténtica competencia entre Miyazaki y Takahata por los animadores, que casi no daban abasto con los dos proyectos a la vez.
De ahí que surgiesen algunos problemas que terminaron derivando en cameos o Easter Eggs. Por ejemplo, dos personajes de 'Mi vecino Totoro', Kanta y Nanny, pueden verse en una escena de 'La tumba de las luciérnagas', en una en las que Seita y Setsuko están en la playa. Esto fue por error, ya que los animadores llegaron a un punto de no saber en qué película estaban trabajando en cada momento. No obstante, terminó siendo un curioso cameo, de los muchos que han protagonizado varios personajes de Studio Ghibli a lo largo de cada película que han estrenado.
La intención de estrenar 'Mi vecino Totoro' y 'La tumba de las luciérnagas' a la vez era completamente intencional. Ambas, además, iban en muchos pases en sesión doble. El objetivo de Takahata y Miyazaki, fundadores de Studio Ghibli, era que querían mostrar "la cara y la cruz de la temática que ambas trataban". 'Mi vecino Totoro' está ambientada también en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial, ya a finales de los años 50, pero su temática es la opuesta a la de 'La tumba de las luciérnagas', mostrando esperanza en momentos muy complicados. Además, mientras que 'Mi vecino Totoro' iba destinado a un público infantil, 'La tumba de las luciérnagas' estaba pensado para un público adulto.
Evidentemente, el resultado en taquilla fue desigual. Mientras que 'Mi vecino Totoro' hizo una recaudación decente, se convirtió posteriormente en superventas gracias al merchandising, a 'La tumba de las luciérnagas' no le fue tan bien en la taquilla, aunque los resultados de 'Totoro' y las ventas del merchandising, lograron cuadrar las cuentas. Eso sí, el siguiente filme tuvo que tener una vena más comercial, 'Nicky, la aprendiz de bruja', que fue un éxito rotundo de taquilla y le permitió a Ghibli continuar produciendo largometrajes.
Doblaje y caramelos
El doblaje es otra parte muy importante de la película. En la versión original se hizo una versión mixta inédita en la animación japonesa. Mientras que las voces de todos los personajes de grabaron después de hacer la animación, como es costumbre en Japón, la voz de la pequeña Setsuko se grabó antes. El motivo fue porque las voces de Seita y Setsuko eran de actores que tenían una edad similar a los protagonistas. Tsutomu Tatsumi, voz de Seita, tenía 15 años cuando dobló en la versión original de la película, mientras que Ayano Shiraishi, voz de Setsuko, solo tenía cinco años.
Debido a su edad, se optó por grabar primero sus diálogos y luego animar al personaje, lo que provocaba que los labios de Setsuko apenas se muevan en ciertas escenas. A Takahata le gustó grabar la voz antes de animar, algo muy propio en la animación estadounidense para crear el efecto "lip sync" o sincronía de labios pero que llevó un coste mayor en la producción. Takahata optó por crear esa sensación de sincronía de labios en su siguiente largometraje en Ghibli, 'Recuerdos del ayer', en el que grabó primero los diálogos y después hizo la animación, aunque esta vez con todos los actores de voz.
También cabe destacar que la caja de los caramelos que se ven la película, la marca aún existe. Son los Sakuma Drops, un tipo de caramelo duro que se produce en Japón desde 1908. De tanto en tanto, la compañía lanza una edición conmemorativa que reproduce fielmente la caja metálica de caramelos que se ve en la película, ya que gracias a 'La tumba de las luciérnagas', la popularidad de la marca creció.
La (no) distribución de Disney
Cuando Disney hizo el trato comercial con Tokuma Shoten por el que se quedaba con los derechos de distribución doméstica de las cintas Ghibli en todo el mundo, y los derechos de los estrenos cinematográficos de todas las películas Ghibli fuera de Japón, la única que no entró en el acuerdo fue 'La tumba de las luciérnagas'. El motivo fue que Tokuma Shoten no fue la empres que produjo la cinta de Isao Takahata, sino la editorial Shinchosha, lo que provocó que se quedase fuera del acuerdo. En Estados Unidos, por ejemplo, siempre su distribución estuvo al margen del resto de películas Ghibli.
Como bien se sabe, Disney finalmente solo explotó los derechos de las películas más populares, dejando fuera de circulación durante más de una década a 'Recuerdos del ayer' y 'Puedo escuchar el mar', que sí entraron en el acuerdo ('Puedo escuchar el mar' fue posterior en el acuerdo). No obstante, Disney sí distribuye la edición doméstica de 'La tumba de las luciérnagas' en Japón.
Este aislamiento respecto al resto de filmografía Ghibli lo tuvo hasta 2012, fecha en la que GKids se hizo con los derechos de 'La colina de las amapolas' en Estados Unidos. Con la pérdida mundial de la distribución de las películas Ghibli por parte de Disney en todo el mundo, solo los mantienen en Francia, 'La tumba de las luciérnagas' ha podido reunirse con el resto de la filmografía del estudio en algunos países, en Estados Unidos, GKids anunció en 2012 que logró los derechos de la película para su distribución, mas no para su distribución doméstica.
Sus adaptaciones en imagen real
El prestigio obtenido por 'La tumba de las luciérnagas' a lo largo de varios años hizo que NTV (Nippon Television Network Corporation) hiciese en 2005 una adaptación para televisión en imagen real de la novela de Akiyuki Nosaka, también se hizo para conmemorar el 60º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial. Al igual que la versión de animación de Isao Takahata, la cinta en imagen real se centra el destino trágico de los niños. Sin embargo, el filme estaba narrado desde el punto de vista de la hija de la tía de Seita y Setsuko y se enfocaba en mostrar como una buena mujer se acaba transformando en un ser frío y cruel. La prensa no apoyó esta nueva adaptación.
Otra versión se produjo en 2008, esta vez para cines. Dirigida por Taro Hyugaji, fue protagonizada por Reo Yoshitake como Seita, Rina Hatakeyama como Setsuko, Keiko Matsuzaka como la tía de Seita y Setsuko y Seiko Matsuda como la madre de los niños protagonistas. Esta versión sí contó con el apoyo de la prensa y el público y Keiko Matsuzaka se llevó el premio a la mejor actriz de reparto en los Mainichi Film Awards.
La música de 'La tumba de las luciérnagas', la pérdida de la inocencia
La música es un factor esencial en el cine de Studio Ghibli. Sin embargo, a diferencia de Hayao Miyazaki, Isao Takahata siempre ha elegido un compositor distinto para cada una de sus películas dentro de Ghibli. En el caso de 'La tumba de las luciérnagas', Takahata contó con Michio Mamiya, compositor japonés que se suelen basar en música folclórica japonesa, como también en ritmos africanos y jazz. Sus trabajos suelen ser para teatro, coro, orquesta y música de cámara.
Mamiya ya trabajó con Takahata en dos anteriores largometrajes, 'Las aventuras Hols, el príncipe del Sol: La princesa encantada' y 'Goshu, el violonchelista'. 'La tumba de las luciérnagas' fue su tercera y última colaboración. Para la banda sonora, Mamiya utilizó un tono completamente japonés, austero pero tremendamente sensacional, en el que el dolor, la desolación y la soledad de los niños se hace patente en cada nota. El tema principal reúne la ternura y la pérdida de inocencia con instrumentos que evocan a la luz de las luciérnagas. Sin duda, una de las mejores bandas sonaras de Ghibli no compuesta por Joe Hisaishi. Como nota aparte, en la banda sonora se puede escuchar el tema 'Home, Sweet Home', interpretado por la soprano de coloratura italiana Amelita Galli-Curci.