Entre las grandes películas europeas que se produjeron en la década de los 90 está la mítica 'La vida es bella', uno de los largometrajes más queridos y recordados por el público, que ha logrado convertirse en uno de los clásicos del cine contemporáneo. Dirigida, escrita y protagonizada por Roberto Benigni, 'La vida es bella' se atrevió a mezclar la comedia con un tema tan delicado y oscuro como fue la Shoá en la Segunda Guerra Mundial. Además, fue el último gran éxito internacional del cine italiano.
¿Qué se puede contar de 'La vida es bella' que no se sepa a estas alturas? Ambientada en la Italia de 1939, Roberto Benigni da vida a Guido Orefice, un joven alegre y carismático de origen judío que llega a Arezzo, en la Toscana, para montar una librería. Mientras trabaja de camarero para conseguir ahorros, conoce a la bella Dora, una profesora comprometida con un funcionario fascista al que no ama. Tras enamorarse y casarse en contra de los deseos de la madre de Dora, logran montar la librería, ella sigue trabajando de maestra, y tener un hijo, Giosuè.
Entrañable y desgarradora
Sin embargo, en el día del quinto cumpleaños del niño, él, su padre y el tío de Guido son trasladados a un campo de concentración, también irá Dora, para permanecer al lado de su familia. Guido, para evitar que su hijo se dé cuenta de la horrible situación, consigue hacerle creer que es solo un juego en el que si logran 1000 puntos, conseguirán un tanque de verdad. A través del humor y con la propia inocencia del niño, Guido conseguirá que su hijo no sepa lo que está pasando en realidad, logrando así su supervivencia.
Galardonada con el Gran Premio Especial del Jurado del 51º Festival de Cannes, como también ganadora de nueve premios David di Donatello y de tres premios Oscar, 'La vida es bella' cautivó al público y a la prensa por igual gracias a un mensaje universal y por el amor y sacrificio que puede llegar a dar un padre por su hijo. 'La vida es bella' logró hacer reír con una historia ambientada en plena Segunda Guerra Mundial, pero también hizo llorar, y mucho. Convertida ya en un clásico europeo y en una de las grandes muestras del cine italiano reciente, es momento de hacer un breve repaso por la entrañable y desgarradora 'La vida es bella'.
'La vida es bella', la obra maestra de Roberto Benigni
¿Por qué ese título?
Realmente, 'La vida es bella' es un título curioso para una película ambientada en la Segunda Guerra Mundial, aunque sea una comedia, el filme no deja de mostrar los horrores de un campo de concentración nazi. De ahí, que más de un espectador haya pensado en el motivo de elegir un título así.
Según reveló el propio Roberto Benigni, el título del filme viene por una frase que escribió el revolucionario ruso, de origen judío, León Trotski, durante su exilio en México, cuando tenía ya la certeza de que Stalin había enviado un asesino para matarlo, cuando miraba a su esposa en el jardín que su casa en Coyoacán: "A pesar de todo, la vida es bella". Una frase que, efectivamente, describe muy bien la esencia de la película de Benigni.
Está inspirada en hechos reales
'La vida es bella' está parcialmente inspirada en el libro 'Al final derroté a Hitler', que narra las vivencias de Rubino Romeo Salmoni, judío italiano que fue superviviente del campo de concentración de Auschwitz, junto con sus padres, aunque después descubrió que sus hermanos fueron asesinados. En una entrevista para Un Mondo di Italiani, Beningni declaró que deseaba rendirle tributo a Salmoni y crear una película sobre un hombre que deseaba vivir, pese a todo. "Podría decir que tenía un aspecto feliz, en su forma de ser, de presentarse ante los demás, había un lado cómico especial, que aún no había perdido", dijo el actor y director después de conocer a Salmoni. El carácter de Salmoni ayudó a mucho a construir la figura de Guido Orefice.
También está inspirada en la vivencias del padre de Roberto Benigni, Luigi, que estuvo cautivo durante dos años en un campo de concentración nazi por ser disidente político. Al ser liberado, se unió al ejército aliado italiano en 1943, para combatir contra el Eje alemán. Cuando volvió a casa, quiso evitar asustar a sus hijos y contó su experiencia en los campos con humor, que logró que fuese más sencillo para él superar ese hecho tan traumático.
Una película para reír y llorar
La película logra mantener un complicado equilibrio entre la comedia y el drama, lo que la convirtió en una obra maestra, ya que nunca se había narrado el exterminio de judíos en campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial con tintes de humor. De hecho, los amigos de Roberto Benigni le aconsejaron no filmar la película debido a su condición de comediante y que tampoco es judío, además de que el Holocausto no era un tema que interesase mucho al público italiano, según se pudo ver en el reportaje 'Life Is Beautiful, through Roberto Benigni's eyes' emitido por la CNN.
Sin embargo, en una entrevista para The Guardian, Benigni quiso explicar su filosofía de vida: "Reír y llorar viene del mismo punto del alma, ¿cierto? Soy un narrador y el quid de la cuestión es alcanzar la belleza y la poesía, no importa si se hace con una comedia o con una tragedia. Son lo mismo si alcanzas la belleza". Era, como se ha comentado antes, también una forma de rendir homenaje a su propio padre y a Salmoni, superviviente de la matanza y cuyas ganas de vivir no se la arrebataron los nazis.
Hubo protestas de la comunidad judía
Cuando se supo que Roberto Benigni iba a dirigir y protagonizar una película sobre la Shoá durante la Segunda Guerra Mundial que iba a incorporar elementos de ironía y de comedia, hubo varias protestas de la comunidad judía italiana, que se extendieron a otras comunidades judías del mundo. Las críticas eran, sobre todo, porque se temía que se banalizara con el horror que sufrieron las víctimas, murieron más de seis millones de judíos a manos de los nazis, así como también que Benigni "era gentil", o sea, que no era judío.
Para evitar la polémica, Benigni consultó con el Centro de Documentación del Judaísmo Contemporáneo, con sede en Milán, durante toda la producción de la película, ya que quería rodarla con máximo respeto hacia las víctimas, también contó con la ayuda del historiador Marcello Bits y de Shlomo Venezia, superviviente de Auschwitz. Eso sí, el cineasta se tomó varias licencias creativas e incorporó inexactitudes históricas para que quede bien claro que había que distinguir la película de lo que sucedió verdaderamente en el Holocausto. En varias entrevistas, dijo que sólo los supervivientes eran los que "podían contar la verdad". "No soy judío, pero la historia pertenece a todos", declaró.
Tras su estreno, siguió teniendo prejuicios en contra
Aunque Roberto Benigni rodó 'La vida es bella' con todo el respeto del mundo, la película no evitó comentarios negativos que, más que a la calidad cinematográfica del filme, consideraban que el actor y director "banalizaba" con un tema tan delicado como es el Holocausto. El aclamado crítico de cine Roger Ebert, comentó que "en Cannes la película ofendió a varios críticos de cine de izquierdas por el uso del humor en relación con el Holocausto. Lo que hubiera podido ser ofensivo, tanto para gente de derechas como de izquierdas, es que hubiera eludido la política a favor del ingenio humano simple. La película logra encontrar el equilibrio a la hora de narrar un tema tan delicado".
Tom Dawson, de la BBC, dijo que "la película, supuestamente, pretende ser un homenaje a los poderes de la imaginación, la inocencia y el amor en las circunstancias más desgarradoras, pero la fantasía sentimental de Benigni disminuye el sufrimiento de las víctimas del Holocausto". En 2006 también tuvo comentarios en contra del cineasta Mel Brooks, de origen judío, que dijo al diario alemán Der Spiegel que Benigni "no tenía derecho" a rodar una película así ya que él no era judío y que su familia no había muerto en campos de exterminio, obviando que el padre de Benigni fue superviviente de un campo de concentración por haber sido disidente político.
Aun así, la película fue un éxito rotundo
Aunque hubo opiniones en contra, que no hacían referencia a su calidad cinematográfica, 'La vida es bella' tuvo el apoyo unánime del público, como también de buena parte de la prensa. En su estreno en Italia, el 20 de diciembre de 1997, la cinta logró 31 millones de euros, convirtiéndose en la película italiana más taquillera de la historia del país, título que conservó hasta 2011, cuando fue superada por '¡Qué hermoso día!', comedia protagonizada por Checco Zalone.
En Estados Unidos se estrenó el 23 de octubre de 1998, logrando ser también un éxito rotundo de taquilla obteniendo 57,6 millones de dólares de recaudación. Fue la película en un idioma que no sea inglés más taquillera en Estados Unidos hasta el 2000, cuando la superó la taiwanesa 'Tigre y dragón'. No obstante, su estreno en el país norteamericano vino envuelto con cierta polémica. Distribuida por Miramax, que en ese momento lideraba Harvey Weinstein, se decidió recortar nueve minutos la duración de la película, eliminando varias escenas, como así al personaje interpretado por Lydia Alfonsi.
Gracias a su triunfo en la taquilla estadounidense y en los premios Oscar, la película logró entrar en varios mercados internacionales, logrando una recaudación total de 229,16 millones de dólares en todo el mundo, convirtiéndose en la película con nacionalidad italiana más taquillera de la historia.
Tuvo un marketing muy caro y fue doblada al inglés
Según publicó The Wrap, el coste de la película fue de 20 millones de dólares, lo que no dice es que fueron 13 los millones que se usaron para promocionarla, ya que la película tuvo un coste de siete millones de dólares, una cifra mucho más pequeña de lo que costó la publicidad.
Además, tras el éxito en taquilla en Estados Unidos, en agosto de 1999, cuando había pasado casi un año de su estreno en el país norteamericano, se decidió volver a estrenar la película pero doblada al inglés, todo un hito teniendo en cuenta que el mercado anglófono no dobla películas extranjeras como medida de protección hacia su propia industria. El resultado fue malo, ya que la mayor parte del público ya había visto la película y también por la falta de costumbre de ver filmes extranjeros doblados al inglés.
Logró más de 50 premios en todo el mundo
La película también tuvo un éxito abrumador en la temporada de premios. Los primeros vinieron de manos de la Academia de Cine de Italia, al lograr 12 nominaciones a los premios David di Donatello, logrando nueve de ellos, incluidos el de mejor película, mejor dirección, mejor actor y mejor guion. Su éxito trajo al recuerdo aquella época de esplendor del cine italiano, cuando Fellini, Visconti y Antonioni dominaban con su arte.
Posteriormente pasó por la Selección Oficial del 51º Festival de Cannes, al que entró por los pelos ya que se presentó en los últimos días de plazo debido a algunos cambios que quiso hacer Benigni para su distribución internacional (se le agregó la voz en off de Giosuè de mayor, la que deja la mítica frase: "Esta es mi historia. Ese es el sacrificio que hizo mi padre. Aquel fue el regalo que tenía para mí"). En Cannes logró el Gran Premio del Jurado. Cuando recogió el galardón, Benigni besó los pies del presidente del jurado de esa edición, Martin Scorsese.
Fue nominada a nueve premios Oscar, un buen número de candidaturas teniendo en cuenta que se trataba de una producción extranjera. El filme ganó tres estatuillas, las de mejor película en habla no inglesa, mejor actor y mejor música original, aunque entre las nominaciones estaba la de mejor película y mejor dirección. Entre otros premios que ganó 'La vida es bella' están el BAFTA al mejor actor, el César a la mejor película extranjera, el Goya a la mejor película europea, los premios a la mejor película y al mejor actor de los Premios del Cine Europeo y el premio a la mejor interpretación masculina del Sindicato de Actores de Hollywood. Fueron más de 50 premios en total los que logró el filme en todo el mundo.
Dejó una de las anécdotas más recordadas de los Oscar
Cuando Sophia Loren anunció que 'La vida es bella' ganó el Oscar a la mejor película de habla no inglesa fue cuando dijo el famoso: "¡Roberto!" (Algo que quiso emular en 2000 Penélope Cruz cuando Pedro Almodóvar ganó el Oscar en la misma categoría por 'Todo sobre mi madre'). Aunque lo más recordado fue cuando Benigni saltó de alegría en su butaca y fue a recogerlo dando zancadas por encima de las butacas del resto de asistentes.
Un matrimonio de cine y el apoyo del Papa
Un dato interesante es que el papel de Dora lo interpretó Nicoletta Braschi, que es la esposa de Roberto Benigni en la vida real. El papel de la madre de Dora lo interpretó la veterana actriz española Marisa Paredes, mientras que Giorgio Cantarini dio vida a Giosuè.
Entre los apoyos que tuvo 'La vida es bella', uno de ellos fue el del Papa Juan Pablo II, que pidió una proyección privada del largometraje, al que asistió Roberto Benigni. El sumo pontífice declaró que el filme estaba entre sus cinco películas favoritas. Un apoyo que afianzó más el éxito de la película y que ayudó a derrumbar el prejuicio de ser "una película más sobre la Segunda Guerra Mundial".
Inspirándose en Chaplin y burlándose de Schopenhauer
El número en el uniforme que lleva Roberto Benigni es el mismo que llevaba Charles Chaplin en 'El gran dictador'. El cineasta quería recalcar, así, su inspiración en el genio británico, como también dejar claro que lo que se narraba no era un drama fehaciente sobre lo sucedido en los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial.
También el humor, en este caso en su vertiente más irónica, está en la escena en la que Guido y Ferruccio van a irse a dormir y hacen varias bromas sobre el filósofo Arthur Schopenhauer, que era uno de los favoritos de Adolf Hitler.
El campo de concentración que se muestra en la película era, en realidad, una antigua fábrica en desuso cerca de Papigno, en Terni. El tanque era totalmente real, un M4 Sherman del ejército estadounidense, que fue prestado para el rodaje por el museo Piana delle Orme, de Latina. Además, el centro histórico de Arezzo, en la Toscana, fue donde tuvo lugar la mayor parte del rodaje. La icónica escena en la que Guido cae de la bicicleta y aterriza sobre Dora fue hecha cerca de la Abadía de las santas Flora y Lucila, también en Arezzo.