En un 2006 especialmente interesante para la cosecha del cine español ('Volver', 'Alatriste', 'AzulOscuroCasiNegro', 'Salvador'...) sobresale esta extraordinaria fábula de coproducción hispano-mexicana, que ambienta en el crudo 1944 español, una odisea fantástica con un poder visual hipnótico e indudable capacidad de emocionar, que alcanzó una gran relevancia más allá de nuestras fronteras, convirtiéndose en un notable éxito internacional.
El cineasta mexicano Guillermo del Toro, que ya se había acercado en clave fantástica al óscuro periodo posbélico español en la irregular pero interesante 'El espinazo del diablo', revisita en 'El laberinto del fauno' con mayor fortuna, esos tiempos óscuros para narrar el viaje hacia la luz de una niña (esa magnífica revelación llamada Ivana Baquero) atrapada entre la fantasía y la realidad.
El film nos situa en su inicio en el grisáceo ambiente de la posguerra española, presentándonos a una madre (Ariadna Gil) y su hija, que se trasladan al pueblo donde está destinado su nuevo marido (Sergi López en una memorable composición de villano), un sanguinario capitán del ejército franquista. Pero Del Toro hace asomar pronto el brillo de la fantasía, y el espectador asiste al viaje de la joven Ofelia a una dimensión paralela que descubre a través de las ruinas de un laberinto, donde se encuentra con un fauno (Doug Jones), que le revelará que ella es en realidad la princesa de un mágico reino a la que los suyos esperan.
Cuento de hadas
Sin caer jamás en lo frívolo, el guion equilibra admirablemente el drama humano con los elementos fantásticos, aunque es esta segunda parte la que convierte al film en algo memorable. Su inagotable imaginería visual, envuelve al espectador en una atmósfera de cuento de hadas entre lo opresivo y lo entrañable cuando enfrenta a la niña protagonista a las tres pruebas que ha de superar para regresar a su reino de fantasía, encontrando en el camino una galería de criaturas siniestras que da buena muestra de la calidad del film a nivel técnico y artístico (los tres oscars para su fotografía, maquillaje y decorados son prueba de ello).
Si sumamos un reparto notable -en el que brillan además de su protagonista, Ivana Baquero, secundarios de la talla de Maribel Verdú, Álex Angulo o un enorme Sergi López- una fotografía excelente y una estupenda banda sonora, el balance no puede ser más positivo, pues el resultado es no solo uno de los mayores logros a nivel artístico y técnico del cine español reciente, sino una película impecable desde el guion a la puesta en escena, en cuya originalidad y sugestiva capacidad de emocionar (sublimada en un precioso y ambiguo desenlace) reside su gran encanto.