Dirigida por Craig Gillespie y protagonizada por Ryan Gosling, Patricia Clarkson, Emily Mortimer, Kelli Garner y Paul Schneider, 'Lars y una chica de verdad' estuvo nominada al Óscar en la categoría de Mejor Guión Original.
Lars, un joven enormemente tímido y dulce que vive en una pequeña localidad junto a su hermano y su cuñada, lleva por fin a casa a Bianca, la chica de sus sueños. El problema es que Bianca es una muñeca que encargó por Internet, aunque Lars la trata como si fuera una persona real. Alentados por una doctora, y en un esfuerzo por comprenderle, su familia decide seguir con la fantasía de Lars, de la que pronto acabará participando todo el pueblo.
Con una trama, una estética, y una banda sonora abiertamente indies, 'Lars y una chica de verdad' nos trae de vuelta a ese prometedor actor llamado Ryan Gosling, al que hemos podido ver en títulos como 'El creyente', 'El mundo de Leland', 'Half Nelson' o en la más reciente (y decepcionante) 'Fracture'.
El cine indie está de moda, para qué negarlo. Actualmente, cualquier producto que lleve esta etiqueta antaño maldita parece tener casi per se el beneplácito tanto de crítica como de público, además de convertirse en el escaparate perfecto para que actores de renombre se conviertan en epicentro absoluto de su historia en un registro diferente al habitual: sucedió con Jim Carrey y '¡Olvídate de mí!', ha sucedido con Steve Carell y 'Como la vida misma', y vuelve a suceder con Ryan Gosling y 'Lars y una chica de verdad'.
Propuesta arriesgada, película conservadora
Con una propuesta inicial un tanto extravagante, 'Lars y una chica de verdad' se erige como una fábula tremendamente positiva, en ocasiones un tanto idílica, hecha, como decíamos, a medida para que Ryan Gosling se convierta en su principal atracción. De este modo, el actor realiza una labor encomiable en la que su interacción (diálogos, romance, discusiones...) con su pareja de látex se convierten, sin duda alguna, en lo mejor de una película que, por desgracia, se edulcora por momentos hasta llegar a una suerte de utopia social muy poco creíble.
Y es que resulta un tanto extraño que todo el pueblo se adapte con inusitado fervor a la presencia de Bianca: la adoran sin apenas poner reparos, recelos o prejuicios en favor de una suerte de terapia de psicología invertida, dejando que toda la evolución (al fin y al cabo, de eso se trata) corra a cargo del personaje interpretado por Ryan Gosling.
De este modo, y a pesar de que pueda parecer extraño, 'Lars y una chica de verdad' resulta poco creíble más por el entorno que por el propio Lars, en una película que abiertamente pretende agradar y dejar un buen sabor de boca con una historia lo suficientemente insólita como para que atraiga a devotos e infieles, pero que en todo momento rehúye de toda intención de ahondar mínimamente en ninguno de sus aspectos, cosa que podía haber hecho sin demasiada dificultad convirtiéndose en un producto mucho más completo (y complejo) sin necesidad de alterar su esencia.
Así y todo, 'Lars y una chica de verdad' resulta entretenida, sobretodo por la interpretación de Ryan Gosling, aunque definitivamente sabe a poco.