La violencia siempre ha sido objeto de controversia en la sociedad, aunque los modos de ejercerla y la perspectiva en torno a ella han evolucionado. Antes se quemaba en la hoguera y hoy se inyecta veneno. Antes existía el garrote vil y hoy los misiles programados. Lo que no ha cambiado y no cambiará: seguimos infligiéndonos dolor y matándonos unos a otros. Y seguimos sangrando.
Debido a su naturaleza visual, el cine es el medio en el que la violencia puede ser representada de forma más verosímil. También la fotografía, sí, pero esta carece de movimiento y sonido, dos elementos que la imagen fija debe dejar a merced del espectador. ¿Y la televisión? Está claro que no hay nada más impactante, después de la propia realidad, que la retrasmisión televisiva de un acto violento. Pero el carácter ficcional del cine, inclusive el de los documentales, añade algo de lo que carece la televisión: la capacidad de representación.
Esa potestad del cine para entrar hasta la cocina en cualquier temática, mostrar lo que hay y salir indemne (es más: ¡con aplausos!) es lo que hace de él un medio único. Porque no es lo mismo una noticia real sobre el desmantelamiento de una red dedicada a producir snuff movies que ver 'Tesis'. Aunque, claro, la realidad supera en no pocas ocasiones a la ficción: difícilmente un film puede, por bueno que sea su protagonista, reproducir la expresión de José Bretón durante el juicio por el asesinato de sus hijos. Y ni siquiera Coppola se acercó a la impresión provocada por esa fotografía de Nick Ut en la que vemos a una niña desnuda y llorando huyendo del napalm en Vietnam.
La violencia, lo violento y violentar
Con todo, la violencia puede presentarse de infinitas maneras, tantas como formas de ejercerla, sufrirla, percibirla y representarla se nos planteen u ocurran a cada uno de nosotros. Pues eso, infinitas. No es preciso que haya sangre para que una escena o situación sean violentas. De hecho, incurrir en un exceso de vísceras y violencia gratuita conduce al efecto contrario del que a priori cabría esperar: puede resultar cómico. Las películas gore o de zombis, sin ir más lejos, se mueven entre esos dos terrenos, el humor y el terror. El tono, los matices y la intencionalidad de cada film serán los ingredientes que consigan provocar una emoción u otra. Y, por supuesto, la predisposición del espectador. Os dejamos con una selección de los mejores films violentos que podréis encontrar a tiro de piedra.
Las 9 mejores películas violentas
'Hostel'
En 2004, 'Hostel' se estrenaba en cines bajo el aval de Tarantino ("Tarantino presents", rezaba el cartel), que participó en el desarrollo del guion y en labores de producción. La historia es muy típica: tres jóvenes mochileros (dos de ellos estadounidenses) se pierden por Europa, son encandilados por unas muchachas preciosas de la zona y, engañados, terminan en una situación... poco apetecible. Dirige Eli Roth, que venía de debutar con 'Cabin Fever' dos años atrás. Las escenas de mutilaciones y la abundante sangre logran mantener un ritmo adecuado, pese a que tanto el guion como los personajes no dan para mucho. Destaca el subido tono gore para ser una película mainstream.
'Saw'
'Saw' es la primera de la que se ha convertido en una de las series fílmicas de terror más famosas de nuestro siglo. Hoy ya considerada película de culto, el film dirigido por James Wan en 2004 relata las aberraciones a las que son sometidas las víctimas del sádico Jigsaw. El slasher, el gore y el género de secuestros se dan la mano en una cinta que destaca por mantener e incrementar la tensión y el ritmo de la historia progresivamente, transcurriendo toda la acción dentro de una habitación. Y, sobre todo, por las brutales escenas sangrientas que Wan muestra sin apenas concesiones.
'À l'intérieur'
En la última década, han surgido en Francia un grupo de realizadores con especial gusto por el cine de terror. Entre otros, es el caso de Alexandre Aja, Xavier Gens o la pareja que dirige 'À l'intérieur', Alexandre Bustillo y Julien Maury. En 2007, ambos realizadores (que siempre trabajan juntos en sus proyectos) debutaban con esta obra maestra del slasher y el gore. En esta ocasión, la historia transcurre íntegramente en una vivienda, la de una mujer viuda y embarazada que una noche de Navidad recibe una visita inesperada. Ríos de sangre y un ritmo frenético caracterizan este título que ningún buen amante del género debería pasar por alto.
'Battle Royale'
Otra película de culto, esta vez proveniente de Japón. 'Battle Royale' fue primero novela (1999), luego película (2000) y posteriormente manga. La película transcurre en un futuro distópico, en el que la violencia de los jóvenes está desatada. Para contrarrestar el mal comportamiento de los estudiantes en las escuelas, el gobierno ha puesto en práctica un método correctivo ejemplar: elige una vez al año a un grupo de alumnos de entre todas las escuelas de Japón, de manera arbitraria, provee a los estudiantes de diferentes armas y los envía a una isla. Allí, y como si de un videojuego se tratara, los hasta hace poco compañeros de clase deberán matarse unos a otros, ya que el objetivo final del juego es que solo quede uno con vida.
'La isla' ('Seom')
El cine surcoreano es, desde hace tiempo, sinónimo de calidad. Cuando su expansión internacional empezaba a convertirse en un hecho, un joven cineasta llamado Kim Ki-Duk ya gozaba de cierto prestigio entre la comunidad cinematográfica, gracias a su capacidad para desarrollar atmósferas y personajes únicos. En el 2000 estrenaba 'La Isla' (AKA 'Seom'), un thriller psicológico que se desarrolla en un contexto claustrofóbico y perturbador: un lugar brumoso y remoto cuya existencia parece deberse, únicamente, a sus buenas condiciones para la pesca y al anonimato que promete. Allí, Hee-Jin es la propietaria de numerosas plataformas flotantes que los pescadores alquilan para el desarrollo de su labor. Además de este negocio, Hee-Jin se relaciona con los pescadores de otro modo más... intenso: cuando cae la noche, se acuesta con ellos a cambio de dinero. La llegada de un nuevo inquilino establecerá un estrecho y enfermizo vínculo entre ambos, cuya crudeza y pormenores Kim Ki-Duk retrata en toda su crudeza.
'Irreversible'
Más de una década después de su estreno, el film de Gaspar Noé continúa encabezando muchas listas (ninguna agradable) de talante similar a esta gracias a una de sus escenas: la eterna y asqueante violación de Monica Bellucci (Alex) en un túnel. Además de dicha escena, 'Irreversible' destaca por la particular técnica narrativa de Noé, que manipula el tiempo para lograr una tensión afilada y constante. Aparte de la violación, hay otra secuencia cuya violencia deja buena muestra de la falta de pudor (y la brillantez) que caracterizan al cineasta argentino (exiliado profesionalmente en Francia).
'Planet Terror'
Dirigida por Robert Rodríguez en 2007, 'Planet Terror' es una de las dos partes (junto a 'Death Proof') que componen 'Grindhouse', el homenaje que el cineasta realizó junto a su amigo Tarantino a las películas de serie B con las que se les caía la baba durante sus años mozos. Zombis, miembros amputados, cabezas explotando, mucha muerte, etc. Rodríguez no escatima en cuanto a fluidos escatológicos se refiere. Eso sí, el buen gusto (fílmico, al menos) prevalece.
'Ichi the killer'
Si hay un nombre que en el cine japonés se relacione inmediatamente con la violencia, ese es Takashi Miike. Con más de setenta producciones (cinematográficas, teatrales y televisivas), Miike cuenta en su haber con algunas obras cumbre del cine nipón contemporáneo. Destacan sus adaptaciones de mangas y videojuegos, entre ellas 'Ichi the killer', que adapta la historieta gráfica homónima de Hideo Yamamoto. Inscrita en el género gore, la película narra el enfrentamiento entre Kakihara, un sadomasoquista y esquizofrénico yakuza, y un clan rival. Aparte de por la omnipresente y descarriada violencia, suscitada por el protagonista (que disfruta ejerciéndola y sufriéndola), el film se convirtió en película de culto por la maestría de Miike para introducir al espectador en la mente del protagonista, haciéndole partícipe de su esquizofrenia hasta tal extremo que hay puntos de la trama casi indescifrables.
'Kill Bill'
La quinta película de Quentin Tarantino, dividida en dos partes, no pasó inadvertida. En 'Kill Bill', el bueno de Quentin mezcla (sobre todo) características del spaghetti western y los films de artes marciales nipones de los 70, dos géneros que dan mucho juego para que la sangre brote y discurra a sus anchas. Miembros cercenados, cabezas cortadas, batallas campales, duelos a muerte, actos de venganza severa, etc., todo ello rodado con una delicadeza y detalle exquisitos.