Lo que ocurre con los clásicos inagotables es que, poca sorpresa, uno siempre encuentra nuevas recompensas cuando vuelve a sumergirse una vez más en sus trayectorias artísticas. Y con el gran Raoul Walsh, desde luego, sucede este feliz acontecimiento. Poco o nada importa el número de veces que hayas disfrutado de sus grandes películas, muchas y variadas, porque en cualquier momento puedes descubrir algo nuevo, inesperado, asombroso y memorable.
Ya sea en el género de las aventuras de toda la vida, en el romance más desgarrador, en el western de corazón vibrante y melancolía sobrecogedora o en el cine negro de fascinante atmósfera, Walsh fue un cineasta adherido a la matrícula de honor. En su manejo de la tensión, de las emociones, de la épica o del suspense era, sencillamente, uno de los incontestables.
Figura destacada del Hollywood dorado, Raoul Walsh forma parte de la historia del séptimo arte gracias, entre otras cosas, a las diez películas que conforman este especial. Un recital casi constante de sabiduría, sensibilidad y elegancia cinematográfico en constante estado de inspiración.
Las películas esenciales de Raoul Walsh
'El mundo en sus manos'
Desde su primera escena, 'El mundo en sus manos' deslumbra con la fuerza característica de los clásicos. La magia está en su luz, color, fuerza estética y narrativa, enormes personajes, sobresalientes interpretaciones, delicioso sentido del humor, perfecto equilibrio dramático y, por supuesto, excelsa dirección. Una aventura de cinco estrellas que se ha ido asentando con el tiempo, y por suerte, como una de las cintas imprescindibles de Raoul Walsh.
'Los implacables'
Hay muchos y variados motivos para enamorarse perdidamente de 'Los implacables', pero dos destacan con una fuerza a prueba de décadas: Clark Gable en una de las mejores interpretaciones de toda su carrera, palabras mayores, y la capacidad de Raoul Walsh para atraparnos en la belleza inagotable de unos paisajes que funcionan casi como un personaje más. Si a esto le sumamos una banda sonora inolvidable, golpes de humor que funcionan de manera espléndida y pequeños golpes de épica infalible, especialmente en su tramo final, lo que queda, efectivamente, es una obra maestra.
'Camino de la horca'
Cada vez que Raoul Walsh nos muestra a los inolvidables protagonistas de la no menos memorable 'Camino de la horca' recorriendo unos infinitos paisajes de puro western, con sus dosis inevitables de melancolía, es como si un chaparrón de cine se nos cayera encima. Y cada vez que aparece en pantalla el maravilloso Walter Brennan o Kirk Douglas sonríe con ironía, bueno, hablamos de la felicidad con mayúsculas. Una película extraordinaria.
'El hidalgo de los mares'
Esto es Hollywood dorado al máximo de su potencial. Y cuando eso ocurre, lo siento, pero no hay nada ni nadie que se le acerque en términos de grandeza y calado. Protagonizada por un inmenso Gregory Peck, 'El hidalgo de los mares' nos muestra a un Raoul Walsh en pleno estado de forma que, además de firmar una de sus direcciones (y películas) más redondas, demuestra estar pasándoselo pipa con esta aventura de primerísima categoría. Un entretenimiento tan perfecto como inoxidable.
'Al rojo vivo'
Cima absoluta de la historia del cine negro, 'Al rojo vivo' es una película que se vive pegado al mismo filo del sillón/sofá/butaca. Intriga, violencia, drama y un buen número de sorpresas se dan cita en esta obra maestra del género que constituye uno de los grandes logros artísticos firmados en su vida por Raoul Walsh y, ojo, James Cagney. Lo que hace el legendario actor en esta cinta excelsa, al igual que ocurre con el manejo del ritmo y el equilibrio de géneros por parte del director, se sitúa (mucho) más allá del elogio. Una película de obligado visionado.
'El último refugio'
Todo en 'El último refugio', incluso su título original ('High Sierra'), es deslumbrante. Hablamos de una obra maestra situada en el terreno de lo incontestable que te atrapa desde su ejemplar presentación de personajes inicial hasta su magnífico desenlace, cierre de oro para una película en la que encontramos a un Raoul Walsh especialmente brillante en su destreza para elevar los detalles mínimos al infinito y, sobre todo, a un Humphrey Bogart tan imponente como conmovedor. Una de esas películas a las que regresar una y otra vez para seguir aplaudiendo sin descanso.
'Murieron con las botas puestas'
Llegamos a territorio sagrado. 'Murieron con las botas puestas' es, con amplia diferencia, una de las películas más queridas, celebradas, admiradas y recordadas de la trayectoria de Raoul Walsh, algo que tiene todo el sentido del mundo cuando uno vuelve a sumergirse de lleno en sus cerca de 140 minutos de memorable cine. Liderada por unos maravillosos Errol Flynn y Olivia de Havilland, protagonistas de una de las escenas de despedida más hermosas y emocionantes de la historia del séptimo arte, esta historia sobre el coronel George Custer conmueve, divierte, fascina y cautiva de inicio a fin. Una película prácticamente perfecta.
'Los violentos años veinte'
James Cagney, Priscilla Lane y Humphrey Bogart, entre otros. Una puesta en escena de quitarse el sombrero. Un ritmo trepidante que deja los momentos justos y necesarios para el respiro. Raoul Walsh haciéndonos vibrar con todas y cada una de las escenas. Un clímax para el recuerdo. Unos diálogos de acero. Un desenlace inolvidable. Lo de 'Los violentos años veinte' es una locura. Y una delicia de puro cine.
'La pasión ciega'
'La pasión ciega' fue una de las primeras obras maestras firmadas por Raoul Walsh y su eco resultó tan potente que, visto con la perspectiva del tiempo, continúa siendo uno de sus grandes y más incontestables triunfos. Un drama con toques de intriga (y viceversa) que resulta modélica en la práctica totalidad de los aspectos, desde la manera en la que están dibujados sus estupendos personajes hasta una labor de dirección meticulosa y sencilla al mismo tiempo. Un logro total.
'Objetivo: Birmania'
Por si le faltaba algún género en el que demostrar su inmenso talento, Raoul Walsh entregó con 'Objetivo: Birmania' uno de los grandes clásicos del cine bélico. Intensísima desde su comienzo hasta su tremenda conclusión, hablamos de una película en la que conviene destacar la dirección de un Walsh tremendamente acertado en cada una de sus decisiones. Su cámara te hipnotiza y zarandea, te hace vibrar, te emociona y te permite sentir que cada segundo de la cinta tiene el valor mismo del hallazgo.
