Al igual que ocurría en los 90, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos demostró en la década de los 80 que, cuando le gustaba una película, el resto de competidoras tenía poco margen de actuación para evitar un soberano baño de estatuillas. Hubo excepciones, claro, pero sorprende que, en la mayoría de casos, aquellas cintas que menos Oscar consiguieron a lo largo de estos diez años, eran superiores a las multipremiadas. Y sucede también que pocas décadas han sumado entre sus ganadoras ejemplos tan claros de lo que se suele conocer como película 'oscarizable'.
Biopics de manual, melodramas protagonizados por discapacitados, enfermedades terminales, romances tan épicos como imposibles e historias para toda la familia con sus dosis extra de azúcar. Las ganadoras al Oscar correspondiente a Mejor película de los 80 representan a la perfección ese modelo de cine que los académicos y académicas han estado encumbrando sin respiro durante la mayor parte de su historia. Puede que los tiempos estén cambiando, aunque cosas como 'Green Book' siguen sucediendo, pero estas diez propuestas son puro Oscar.
Por último, conviene señalar también a algunas de las películas que estuvieron peleando sin éxito por la estatuilla a Mejor película: 'Toro salvaje', 'El hombre elefante', 'Indiana Jones en busca del Arca Perdida', 'E.T., el extraterrestre', 'Veredicto final', 'Único testigo', 'El color púrpura', 'La misión', 'Hannah y sus hermanas', 'Las amistades peligrosas', 'Arde Mississippi', 'Armas de mujer', 'Nacido el cuatro de julio' o 'El club de los poetas muertos'. Casi nada. Comparémoslas con las que finalmente se llevaron el premio gordo de la noche, pensemos en el peso que cada una ha terminado teniendo en la historia del cine y volvamos a considerar que la Academia no siempre acierta. Ni mucho menos.
Las ganadoras del Oscar de los 80 de mejor a peor
'El último emperador'
Tanto espectáculo como aburrimiento. Tanta delicia visual como ensimismamiento pretencioso. Tanta perfección técnica como exceso empalagoso. 'El último emperador' es un Bernardo Bertolucci desatado sin parangón, asfixiante en su ambición, insoportable en su pedantería, anodino en los momentos en los que debería haber sido puro fuego. La Academia se volvió loca con ella en un año en el que el nivel tampoco ayudaba demasiado y le entregó, nada más y nada menos, que 9 estatuillas. Una recompensa claramente excesiva para una propuesta que no ha dejado demasiada huella en la historia del cine. Ni en la de los Oscar.
'Rain Man'
Más allá de ganar otro de esos Oscar a Mejor película seriamente discutibles, recordemos que se enfrentaba a trabajos muy superiores como, por ejemplo, 'Las amistades peligrosas' o 'Armas de mujer', 'Rain Man' estuvo nominada a otros siete premios de la Academia, incluyendo los correspondientes a Mejor director, actor y guión original, los cuales también terminaron cayendo de su lado. Una cifra que demuestra la pasión encendida que despertó esta irregular cinta de Barry Levinson entre unos académicos y académicas que confirmaron, por si quedaba alguna duda, su devoción por este tipo de dramas almibarados con personajes protagonistas marcados por algún tipo de enfermedad o discapacidad. Por su parte, el paso del tiempo no ha cambiado nada: 'Rain Man' sigue siendo tan olvidable como el primer día. Aunque siempre nos quedará la memorable interpretación de Dustin Hoffman.
'Gandhi'
Ganadora de 8 Oscar en una edición en la que estaban nominadas, atención, 'Veredicto final', 'Tootsie', 'Desaparecido' y la película que debería haber arrasado: 'E.T., el extraterreste', aunque ese es otro tema, 'Ghandi' representa, a lo grande, lo mejor y lo peor de lo que conocemos como película 'oscarizable'. La película de Richard Attenborough transita por todos y cada uno de los caminos más reconocibles del biopic, avivando el fuego de las bondades y mirando al otro lado cuando toca plantear lugares menos agradables de su protagonista, interpretado por un inmenso Ben Kingsley. No es perfecta, su duración se podría haber recortado entre mucho y muchísimo, pero no deja de ser un ejemplo esencial para entender este tipo de cine. Aunque también es probable que nadie la haya visto más de una vez en toda su vida. Incluyendo la Academia.
'Memorias de África'
Puestos a premiar con tanta devoción a una película tan normalita como 'Memorias de África', siete estatuillas de once nominaciones en un año en el que en la competencia había propuestas tan maravillosas y superiores como, atención, 'El color púrpura', 'Único testigo' o 'El honor de los Prizzi', ya podría la Academia haber entregado un nuevo Oscar a Meryl Streep. Después de todo, su fabulosa interpretación es, de lejos, lo mejor de un melodrama tan elegante como aburrido. Bueno, también está la inolvidable banda sonora de John Barry, pero la balanza sigue cayendo con más fuerza hacia el lado de lo sobrevalorado.
'La fuerza del cariño'
'La fuerza del cariño' ha adquirido con el tiempo la siempre pesada y tópica etiqueta de "propuesta de corte académico con ansias de estatuillas". La teoría, cada vez menos relacionada con la realidad, se basa en el supuesto uso manipulador de un argumento marcado por el melodrama y las enfermedades como motor narrativo central. Y está claro que la película dirigida por James L. Brooks cuenta con una historia del gusto de la Academia, pero eso no implica que esté tratada de manera vulgar y tramposa.
De hecho, sucede todo lo contrario con una cinta que emociona sin estridencias, que se deja llevar en manos del talento de su reparto, que va de menos a más y te atrapa con una naturalidad alejada del estereotipo machacón y reiterativo. Si en su momento fue más o menos sobrevalorada es otra cuestión, cinco Oscar se antojan demasiados, pero los prejuicios no deberían quitar ni una pizca de valor a una cinta tan notable como 'La fuerza del cariño'.
'Platoon'
En una edición en la que debería haber triunfado 'Hannah y sus hermanas', una de las cimas indiscutibles de la trayectoria de Woody Allen, llegó Oliver Stone con 'Platoon' para arrasar con todo. Su primera entrega de la trilogía sobre la guerra del Vietnam estaba por debajo de su segundo capítulo, la inmensa 'Nacido el 4 de julio', pero funcionaba notablemente en términos dramáticos gracias a un reparto entregadísimo a la causa, especialmente en el caso de un extraordinario Willem Dafoe, y un montaje y dirección marca de la casa, es decir, llenos de firmeza, pulso, nervio y contundencia. Un clásico menor dentro del género bélico con puntuales destellos de auténtico genio. Suficiente para ganar un buen puñado de estatuillas.
'Paseando a Miss Daisy'
En el año en el que todo parecía dispuesto para que Oliver Stone ganara su segundo Oscar consecutivo en la categoría de Mejor película, 'Paseando a Miss Daisy' terminó triunfando a lo grande. 4 estatuillas, incluyendo el premio gordo y los correspondientes a Mejor actriz, guion adaptado y maquillaje, coronaron a la película dirigida por un Bruce Beresford cuya ausencia entre los nominados a dirección provocó que casi nadie esperara esta rotunda victoria.
Y lo cierto es que, pese a los comentarios jocosos, prejuicios y críticas que siempre la han acompañado, nos encontramos ante una propuesta cien por cien efectiva en la consecución de todos los objetivos que se propone. Entretiene, divierte, emociona e invita a la reflexión sin subrayados innecesarios. Y encima cuenta con una pareja protagonista cuya química queda fuera de toda duda desde la primera escena que comparten. En definitiva, 'Paseando a Miss Daisy' sigue siendo una de esas ganadoras del Oscar tan evidentes como satisfactorias.
'Carros de Fuego'
'Rojos', épico y emocionante romance de 200 minutos dirigido y protagonizado por una de las grande estrellas de la edad dorada de Hollywood, Warren Beatty. Resultado: 12 nominaciones.
'Carros de Fuego', un drama británico basado en hechos reales, que contaba la historia de dos jóvenes británicos, uno cristiano y el otro judío, que participaron en los Juegos Olímpicos de París 1924. Resultado: 7 nominaciones.
A priori, parece una batalla bastante desigualada. Después de todo, ¿qué podía hacer una pequeña película inglesa ambientada en el mundo del atletismo frente a una superproducción de tintes históricos que olía a Oscar por todas partes? Pues, básicamente, ganar. La Academia, a la que siempre le ha encantado demostrar su pasión hacia el cine británico, encontró en 'Carros de fuego' a la ganadora perfecta. Y el tiempo no ha hecho más que justificar esta decisión. Una propuesta tan sencilla como emotiva, tan pequeña como notable, tan humilde como intachable.
'Gente corriente'
'Gente corriente' supuso el mejor debut posible para Robert Redford detrás de la cámara. Para él y, claro, para un público y Academia que tuvieron la suerte de descubrir de la forma más contundente e inspirada esa mirada clásica, calmada, sensible sin estridencias, pausada y detallista de un cineasta que, tratando con delicadeza exquisita esta historia de altísimo nivel dramático, entregó su gran obra maestra. Un primer puñetazo sobre la mesa que, todavía hoy, sigue conmoviendo de una manera tan hermosa como demoledora.
'Amadeus'
Obra maestra de Milos Forman, justísima ganadora del Oscar y ejemplo de biopic arriesgado y vibrante. 'Amadeus' fue la película de su año y cuesta discutir alguna de las 8 estatuillas que terminó llevándose a casa. Todo funciona al máximo de sus posibilidades en una inolvidable película que latía, respiraba, se movía y estremecía con la belleza, pasión y fiereza de la mejor música clásica. 158 minutos de cine en estado puro, explosivo e hipnótico.
