Se ha insistido hasta la saciedad en la faceta más mediática de Santiago Segura, sus maratonianas sesiones de exposición y promoción en distintos medios de comunicación y su esfuerzo pionero por conseguir que, veas lo que veas y escuches lo que escuches, su producto esté presente. Sin embargo, conviene recalcar algo que ha quedado más que demostrado a lo largo de todas las películas de su filmografía: su talento. En ese sentido, el ejemplo mayoritario y más evidente lo encontramos en una saga, la protagonizada por Torrente, que ha ido transformándose entrega tras entrega tocando multitud de palos, desde el cine costumbrista con ecos del Berlanga más juguetón hasta el blockbuster estadounidense, pasando por el cine de catástrofes y manteniendo siempre a las buddy films como pilar básico.
Todo ello, por supuesto, enfocado siempre desde la perspectiva de un modelo de cine pensado por y para el público. Una serie de cintas orientadas a edificar el artefacto más potente posible para hacer que una hora y media pase volando, que el aburrimiento brille por su ausencia y que el el bostezo no tenga opción alguna de molestar. Es lo que siempre ha intentado Santiago Segura y lo que continúa haciendo tanto detrás como delante de las cámaras.
Por eso, y aunque muchos se empeñen en no conceder un mérito que debería ser indiscutible, Segura es un referente a la hora de combinar el humor con la honestidad, tratando siempre a los espectadores con respeto y cercanía, complicidad y envidiable destreza para dar con la tecla de la carcajada. Mientras tanto, las taquillas han ido reventando y el debate de siempre acerca de su valía artística real se iba haciendo más perezoso, injustificado y carente de sentido. Porque, conviene recordarlo una vez más, la única basura de las películas de Santiago Segura es aquella que rodea las calles por las que se mueven sus protagonistas. ¿El resto? Puro y duro entretenimiento. Ah, y (mucho) cine,
Santiago Segura, de peor a mejor
'Torrente 3: El protector'
Cuatro años después de demostrar que el universo de Torrente tenía muchas más posibilidades de las esperadas, o tantas como imaginábamos aquellos que aplaudimos su primera entrega con entusiasmo nada comedido, llegaba a las carteleras de nuestro país 'Torrente 3: El protector'. Y menuda decepción. De repente, la fórmula parecía gastada, los gags pasaban con mucha más pena que gloria, los chascarrillos se repetían, las costuras aparecían de manera dolorosa y, lo peor, su protagonista parecía cansado.
La taquilla, por supuesto, no faltó a la cita, pero los datos finales se quedaron muy por debajo de lo esperado. En el caso de que Segura no se ponga manos a la obra con una sexta entrega, 'Torrente 3: El protector' continuará siendo el punto más bajo de una saga que se tomó un descanso necesario para volver con fuerzas renovadas. No hay mal que por bien no venga.
'Sin rodeos'
Cuatro años después de la notable 'Torrente 5: Operación Eurovegas', la última entrega hasta la fecha de la saga, Santiago Segura sorprendía con un cambio de aires radical en 'Sin rodeos', remake de la comedia 'Sin filtro', del chileno Nicolás López, con la que el actor y cineasta se alejaba por completo del humor que había marcado la práctica totalidad de su filmografía.
Y es que, apoyado en la búsqueda incesante del equilibrio entre el perfil gamberro y el tono ligero, Segura entrega un producto tan correcto como olvidable, tan simpático como intrascendente. Lo que queda, en definitiva, es una película amable en la que destaca, con muchísima fuerza, el talento de esa actriz infinita llamada Maribel Verdú, auténtico corazón, músculo y alma de la cinta. Su interpretación es el principal reclamo y la gran justificación de 'Sin rodeos'.
'Torrente 4: Lethal Crisis'
Santiago Segura, tipo listo, dejó pasar seis años entre la tercera y la cuarta entrega de la saga 'Torrente'. La razón, sencilla, es que aquel capítulo que cerraba la trilogía no estuvo a la altura, mostrando un desgaste en el ingenio y la frescura que rodearon al personaje en sus dos primeras partes. Y el paréntesis funcionó. Porque, 'Torrente 4: Lethal Crisis', recuperaba la mejor versión de su director, detrás y delante de las cámaras, especialmente en una primera mitad realmente inspirada en la que cada gag daba en el mismo centro de la diana.
El ritmo imparable de aquellos sesenta minutos iniciales caían ligeramente en el segundo tramo, pero no con la suficiente contundencia como para que acabara todo en el naufragio que muchos esperaban. La taquilla, por su parte, demostró a lo grande que echaba de menos las aventuras de Torrente y su equipo de indescriptibles secundarios. Más tiempo de espera para aquellos empeñados en enterrar una saga a la que todavía le quedaban fuerzas para un último disparo.
'Torrente 5: Operación Eurovegas'
Con un apartado técnico envidiable, dirigida con mucho mimo y repleta de guiños cinéfilos que desmuestran que hay mucho más de lo que pueda parecer a primera vista, 'Torrente 5: Operación Eurovegas' alcanza su verdadero valor en la crítica social y política de un país, el nuestro, que ha caído tan bajo que, cuando uno recuerda alguno de los múltiples gags que pueblan el metraje, puede notar como escuecen.
Un futuro no tan lejano que podría ser el aquí y el ahora. Pero que nadie se asuste, no estamos ante un panfleto, ni un mitin de andar por casa, no, hablamos del reencuentro más logrado con Torrente desde su segunda entrega, una comedia que vuelve a dar con la tecla, que confirmaba el excelente estado de forma de una saga.
'Torrente 2: Misión en Marbella'
Llegamos ante uno de los ejemplos más brillantes de lo que una secuela puede y debe ser. Tras convertir la primera entrega de Torrente en uno de los debuts más notables, sorprendentes de la historia del cine español, una realidad que todavía escuece a muchos críticos y espectadores, Santiago Segura ofrecía con 'Torrente 2: Misión en Marbella', una continuación que elevaba el listón de ambición, espectáculo y, afortunadamente, carcajadas.
La taquilla estaba ganada de antemano, pero el esfuerzo del cineasta por doblar la apuesta (y los esfuerzos) conlleva un mérito que es de justicia recordar. Para muchos, la mejor entrega de la saga, repleta de gags y personajes que funcionan a las mil maravillas. Si eres uno de los millones de fans que acumula Torrente, sabes que su viaje a Marbella para luchar contra ese maravilloso villano interpretado por José Luis Moreno es toda una cima. Y todavía quedaba fiesta por delante.
'Torrente, el brazo tonto de la ley'
Pocos debuts en la historia de la comedia española han tenido el impacto definitivo que el estreno en el largometraje de Santiago Segura. 'Torrente, el brazo tonto de la ley' nos presentaba a un personaje protagonista sucio, machista, racista, corrupto... e inolvidable.
El gran mérito, o uno de los más importantes, de la primera entrega de la saga más exitosa, con diferencia, de nuestro cine fue conseguir que el espectador no solamente no despreciara por completo a Torrente, sino que le cogiera cariño y se riera, a carcajada limpia, con las barbaridades que hacía en cada escena. Su fascinante éxito, acompañado por buenas críticas y dos premios Goya, incluyendo el de mejor director novel para Segura, sigue siendo uno de los momentos definitivos en la relación entre el público y el cine español. Aplausos y honores, todos merecidos.