La elegancia es algo que se tiene o no se tiene. Se puede intentar alcanzar, por supuesto, y es probable que termine apareciendo en forma de destellos puntuales en algunos casos, pero las personas realmente afortunadas en este sentido son aquellas a las que les aparece de manera natural, que conocen sus claves y secretos, que se sirven de ella para convertir cualquier cosa, incluyendo las más rutinarias, en algo realmente valioso. En el mundo del cine, Todd Haynes es uno de esos cineastas que nos servirían perfectamente de ejemplo para demostrar esta teoría.
Con una trayectoria marcada por la calma y el riesgo, Haynes ha necesitado tan solo seis películas, la primera de ellas estrenadas en el lejano 1991, para convertirse en un director esencial, un autor perfectamente reconocible en el que la influencia de los grandes clásicos se funde de manera apasionada con relatos llevados al límite. Un conjunto de propuestas que no se cansan de jugar desde el primer instante con el abismo de lo excesivo y los tonos de lo artificial pero que salen siempre airosas, crecidas ante la dificultad, asombrosas en su grandeza. Seis trabajos que conforman una carrera en la que es imposible encontrar un punto realmente bajo.
Por eso, es siempre un placer revisar todas las películas de Haynes, volver a sumergirse de lleno en estas historias y seguir disfrutando, o sufriendo, con sus inolvidables personajes. A continuación, repasamos cada uno de los trabajos del director, ordenándolos de peor a mejor, o mejor dicho, del notable a la matrícula de honor. La trayectoria intachable de un director al que lo único que le echamos en cara es que se prodigue con más frecuencia. Demasiados años entre una y otra, maldita sea.
Todd Haynes, de peor a mejor
'Poison'
Los inicios pocas veces son sencillos, eso está claro, y la carrera de Todd Haynes no iba a ser la excepción que confirmara la regla. Su primer trabajo, 'Poison', dejaba la provocación en el fondo para obsesionarse con la forma, mostrando a un director demasiado centrado en encontrar el plano más arriesgado y evocador, cayendo en el temible artificio del que, a partir de este punto de su trayectoria, consiguió esquivar con inteligencia.
Porque 'Poison' es (muy) valiente a la hora de plantear todos sus objetivos, tanto narrativos como puramente visuales, y su desinhibición es toda una declaración de intenciones, desde la cual se obtiene más de un buen momento, pero el resultado final está más cerca de lo meritorio que de lo excepcional. Es el primer paso, nada grave comparado con todo lo que vendría después.
'Velvet Goldmine'
¿Existe una vida y obra musical con más potencial cinematográfico que la de David Bowie? Si la respuesta es afirmativa, tan solo podríamos contarlas con los dedos de una mano. Haynes tenía claro que todo lo que rodeaba al genio detrás de Ziggy Stardust, uno de las decenas de personajes inolvidables que el añorado artista dejó tras su inigualable trayectoria, era puro cine y por eso se planteó trasladarla a la gran pantalla. Sin embargo, Bowie se negó ya que él mismo se encontraba dando forma a un proyecto similar. El cineasta, lejos de venirse abajo, comenzó a trabajar en 'Velvet Goldmine', una película cuyos personajes principales están inspirados, de manera bastante evidente, en las figuras del Duque Blanco e Iggy Pop.
Sin embargo, aquí nos encontramos con el principal problema de la propuesta ya que se encuentra demasiado centrada en rendir homenaje a un tipo de artista al que cualquier tipo de aproximación ficticia se le queda diminuta en comparación a su grandeza. Por eso la sensación es la de estar ante una especie de parodia sobre un tipo de mente creativa que parece depender, de manera exclusiva, de la extravagancia. En cualquier caso, siempre nos quedará su espectacular banda sonora y unos números musicales que sí que consiguen plasmar a la perfección todo lo que rodeaba a un momento cultural tan importante como el del nacimiento del género glam rock. Una película que podría haber sido memorable pero que se queda en el notable. No es poco, ni mucho menos.
'Lejos del cielo'
El nombre de Douglas Sirk siempre se nos viene a la cabeza a la hora de hablar y analizar el cine de Haynes. No es extraño, para nada, ya que hablamos de una influencia, tanto formal como de contenido, que ha acompañado dos de los trabajos más representativos y logrados del cineasta: 'Carol' y 'Lejos del cielo'. Centrándonos en esta última propuesta, Haynes alcanzó al maestro, adquiriendo la misma estatura, con una película que va mucho más allá de su fascinante y cautivador acabado visual para contar una historia marcada por el engaño, la soledad y los prejuicios de una sociedad que lleva la intolerancia por bandera.
Julianne Moore, en otra de esas interpretaciones memorables marca de la casa, carga con el peso de una obra cuyo clasicismo exacerbado se combina a la perfección con los siempre atrevidos giros narrativos que son seña de identidad de la carrera de Haynes. Un director que, con 'Lejos del cielo', consiguió el beneplácito unánime de crítica y público. Un logro bien merecido que terminaba de redondear el maravilloso viaje de una película de una delicadeza arrebatadora.
'I'm Not There'
Bob Dylan como personaje y eje central y absoluto. Bob Dylan transformado en mujer, niño de color, forastero, arrogante, poeta y tempestad. Bob Dylan con el rostro de Richard Gere, Heath Ledger o una inolvidable Cate Blanchett. Todo esto y mucho más es 'I'm Not There', la pirueta deslumbrante con la que Todd Haynes se enfrentó al biopic musical más complejo y exigente de la única manera posible, traspasando los límites, reinventando el género y trazando un recorrido por los mil y un disfraces de uno de los artistas más influyente del siglo XX.
En estos tiempos que corren, y que parecen cambiar demasiadas veces hacia el lado negativa de la balanza, 'I'm Not There' sigue siendo un sobresaliente refugio frente a la lluvia torrencial que se nos viene encima a diario. Una película no basta para descifrar el fascinante enigma que siempre ha sido Dylan, pero la propuesta de Haynes sigue siendo una de las opciones más valiosas para seguir intentándolo. Y nunca nos cansaremos de ella.
'Safe'
La gran joya oculta dentro de la filmografía de Todd Haynes sigue siendo 'Safe'. Está claro que no cuenta con el poder evocador de 'Lejos del cielo' o la inmensidad emocional de 'Carol', pero su capacidad para transmitir el desasosiego y la desolación al espectador la continúa situando en un lugar más que privilegiado dentro de su obra. Protagonizada por la mejor versión posible de Julianne Moore, palabras mayores, 'Safe' nos atrapa con una historia repleta de recovecos oscuros y perturbadores que nos desafían en nuestra posición de espectador, planteando una serie de debates que van mucho más allá de lo estrictamente cinematográfico.
Una película hipnótica y fascinante que va de menos a menos, excepcional en su manejo de la intriga y los silencios, las miradas perdidas y la desesperación. Haynes marca los tiempos de manera ejemplar y el conjunto se mueve en medio del caos psicológico como una serpiente en medio de la niebla. Sabes que te atacará en cualquier momento, pero siempre te pillará desprevenido. Mención aparte para un plano final que se queda para siempre en la memoria. Imprescindible.
'Carol'
Basada en la novela homónima de Patricia Highsmith, la última película de Todd Haynes se apoya en la calma para desatar tormentas sin descanso, siempre tras un cristal, tras la lluvia, tras los coches, tras el espejo propio y ajeno. El contexto, unos años 50 plasmados en pantalla de manera magistral, es la jungla en la que dos animales heridos se van encontrando para, desde el misterio, descubrirse desnudas y sin más armas que la brutalidad emocional. Todo en 'Carol' quema, asfixia, abruma.
Haynes, cuya dirección es excelsa desde todos los puntos de vista, cuenta esta historia de amor entre dos mujeres con una delicadeza que conmueve. No hay ni un plano fuera de lugar, que sobre o aporte más de la cuenta, todo está en su sitio, resplandeciente, vibrante, soberbio. Una obra maestra que nos demuestra que Haynes sigue siendo ese cineasta privilegiado del que seguir esperando lo máximo.Sin descanso.