El drama sobre los abusos sufridos por adolescentes y sus vivencias en los centros de acogida, es un peliagudo subgénero al que suele acechar la tentación melodramática, el ánimo de cargar las tintas o la apuesta fácil por una demagogia que plantea soluciones aparentemente fáciles para problemas muy complejos. Por suerte, Destin Cretton ha sorteado con habilidad el camino obvio en su segundo largometraje 'Las vidas de Grace' que llega mañana a los cines españoles.
Cretton dirige y firma el guion de esta interesante película que gira alrededor del personaje de Grace (estupenda Brie Larson) una joven que trabaja como supervisora en un centro de acogida para jóvenes en situación de desamparo, en la mayoría de los casos por el rechazo o el maltrato por parte de sus propios familiares, un tema que la propia protagonista conoce muy de cerca dada su tormentosa relación con su encarcelado padre.
La película nos pone rápidamente en situación, describiendo en un par de ágiles pinceladas el funcionamiento del centro y sugiriendo unas relaciones entre los personajes que Cretton va desarrollando a medida que los conflictos afloran en el reformatorio. En ese sentido, será clave el ingreso en el centro de Jayden, una chica rebelde en la que Grace ve reflejado su propio trauma personal, contra cuyas secuelas psicológicas aún lucha.
Actriz y personaje
Si bien los estallidos de angustia de los adolescentes abren paso a un drama social efectivo y narrado con credibilidad, es sin embargo el hábil retrato psicológico de la protagonista el que hace que la propuesta destaque entre las de su género. La joven actriz californiana Brie Larson se lleva buena parte de los méritos al expresar de forma matizada su tormento interior y su batalla diaria por redimirse ayudando a jóvenes que sufren su mismo martirio. Reafirma de este modo el guión del film la interesante idea de que del sufrimiento propio no surge siempre odio y violencia, sino en ocasiones una oportunidad única de ayudar a individuos en idéntica encrucijada como manera idónea de exorcizar los fantasmas propios.
También destaca la manera extraordinariamente sutil de reflejar la relación amorosa de Grace con su compañero de trabajo, John Gallagher Jr., y cómo en ella influyen las circunstancias personales de cada uno, su pasado y su trabajo. Tan solo chirría en este plano, digamos sentimental, un cierto apunte sobre el aborto que no explicaremos aquí pero que lanza un mensaje difuso y prescindible, además de añadir innecesariamente un conflicto extra a una trama que va sobrada de dilemas morales y sociales, casi todos pertinentemente abordados.
'Las vidas de Grace' es en definitiva cine social planteado a ras de suelo, que pone sobre la mesa una serie de conflictos huyendo de la insolencia de proponer soluciones, y que está hábilmente narrado desde un interesante punto de vista dual de un personaje que juega un rol doble como víctima y educador, lo que permite al film dar un interesante relieve a su sencilla estructura que saca partido de elementos mínimos. Sin duda, un buen trabajo de su autor.