El director y guionista de la recientemente estrenada 'El hombre invisible' ha firmado un contrato con Blumhouse para los próximos dos años. Leigh Whannell lleva colaborando con esta productora desde hace 10 años y, por lo visto, no tiene intención de parar.
Variety recoge el comunicado en el que, entre otras cosas, se confirma que el creador australiano cubrirá proyectos tanto para cine como para televisión.
Después de siete proyectos en los que han colaborado juntos como 'Insidious Capítulo 3' o 'Upgrade', Whannell sólo tiene buenas palabras para ellos: "He visto a su compañía convertirse en una potente productora de películas de género que además está dispuesta a acoger a nuevas personas y correr riesgos por ellos, por supuesto eso es lo que han hecho conmigo y espero continuar realizando lo mismo con ellos mientras les veo crecer en el mundo del cine y la televisión".
Por su lado, el fundador y CEO de Blumhouse, Jason Blum, ha definido el trabajo del director como el de "un creador de películas que no sólo construyen franquicias sino que cambian el horizonte de este género". Refiriéndose a la última cinta que han realizado juntos, 'El Hombre Invisible', él esta seguro de que "repetirá el trabajo que hizo con la saga de 'Insidious' y con todo lo que esté dispuesto a crear, por ello", asegura, "yo sólo quiero estar allí cuando lo haga".
La última prueba de su potente trabajo conjunto ya está en cartelera desde el 28 de febrero, y puedes leer nuestra crítica aquí.
Los motivos del director
En una entrevista para el mismo medio, Leigh Whannell confesó que es consciente de que en 'El Hombre Invisible'"lo icónico es el símbolo del personaje en sí y no el protagonista original, por lo que la intención fue empezar de cero y hacer una película de miedo para las audiencias modernas que probablemente no se hayan leído la novela clásica".
Asimismo afirma que quiso evocar situaciones más realistas ya que, al fin y al cabo, está basada en historias reales con la única diferencia de que los protagonistas en la realidad son totalmente visibles. Por este motivo, los efectos especiales se parecen más a los de la primera película de 1933 que a los que estamos acostumbrados a ver actualmente: "quisimos que los efectos especiales no tuvieran el protagonismo que tienen en las producciones recientes e intentamos apelar al realismo haciendo, entre otras cosas, que los objetos se movieran de verdad y que no todo sea creado por ordenador".