Leonardo DiCaprio ya tiene su merecido Oscar. Pero antes de recibirlo, y por si acaso la Academia volvía a olvidarse de él, un colectivo de cineastas ruso comenzó a fabricar un sucedáneo con el que premiar al actor. Se trata de una estatuilla que emula a la oficial, solo que en vez de una espada, el hombrecillo porta un choron, es decir, una copa que en la región de la que proviene simboliza la paz.
Esta semana, a DiCaprio le llegó su segundo Oscar, tal y como puede comprobarse en la fotografía que ha publicado en su cuenta de Instagram. El intérprete ha agradecido la ofrenda en el comentario a pie de foto: "Gracias a la gente de Yakutia por este maravilloso regalo, especialmente a todas las mujeres que se reunieron y donaron los materiales que fueron necesarios para crear la estatua".
Además, y como buen defensor del medio ambiente, el actor no ha olvidado hacer mención a los problemas que padecen los habitantes de la región. "Tal y como escriben en su carta, Yakutia es el lugar habitado más frío no solo de Rusia, sino también de la Tierra, por lo que la región es extremadamente vulnerable al cambio climático. El aumento de las temperaturas constituye una grave amenaza para su gente, su forma de vida y su hábitat natural".
Buen actor y mejor ambientalista
Puede que, efectivamente, el grupo que ha brindado su apoyo a DiCaprio de esta particular manera lo haya hecho porque lo considera un gran actor. Pero, atendiendo tanto al interés demostrado por el intérprete por el medio ambiente, como a la difícil situación que padecen en Yakutia, es obvio que el Oscar artesano pretendía ser algo más que un mero homenaje. El colectivo buscaba, muy legítimamente, las palabras de apoyo de DiCaprio, y eso es exactamente lo que ha conseguido. Lo que no sabemos es si, como sería deseable, ello repercutirá en beneficio alguno para la región o quedará en simple anécdota.
