Ya ha acabado la Navidad pero no por ello nos quedamos sin más regalos. Universal tiene uno a punto de llegar a España: el reestreno de 'La lista de Schindler'. En Estados Unidos, el pasado 7 de diciembre regresó a las salas el clásico de Steven Spielberg con motivo del 25º aniversario de la cinta. Nosotros podremos disfrutarla finalmente el 28 de febrero. Para celebrarlo, tenemos un nuevo tráiler de un acontecimiento que ningún cinéfilo debería dejar escapar:
Además del reestreno en salas, el 18 de diciembre se publicó la misma edición 25º aniversario en 4K Ultra HD (por primera vez en la historia en ese formato), además de los habituales formatos Blu-Ray, DVD y digital. Esta edición incluye contenido exclusivo nunca visto hasta ahora, como una conversación filmada durante el pasado Festival de Tribeca entre Steven Spielberg, Liam Neeson, Ben Kingsley y demás miembros del equipo o un documental especial acerca del Holocausto, creado con imágenes de archivo y testimonios de sus supervivientes.
"Esta lista es el bien absoluto. Esta lista es la vida"
La cinta no necesita ninguna presentación. Con sus 7 premios Oscar (entre ellos: mejor película, director, guion o fotografía) y sus 3 Globos de Oro (película dramática, dirección y guion), la historia que conmovió a una generación vuelve al presente para marcar a aún más personas. Experimentarán la vida del alemán Oskar Schindler durante la invasión de Polonia en 1939, su sacrificio y su dolor durante los años del III Reich de Hitler.
El mismo Spielberg la considera su película más personal, en la que su entrega fue máxima para ofrecer una visión justa del Holocausto judío. Además, en clara referencia a los convulsos tiempos políticos en los que vivimos, apunta que la historia es hoy día más importante que nunca. Mención aparte merece la partitura de su compañero de trabajo John Williams, imprescindible para ofrecer la experiencia que el director norteamericano tenía en su mente desde que comenzó la producción.
Steven Spielberg en el siglo XXI
'A.I. Inteligencia Artificial'
El cuento más triste jamás contado por Steven Spielberg en su carrera sigue siendo, lamentablemente, su obra maestra más infravalorada. Desde su estreno, 'A.I. Inteligencia Artificial' fue recibida con una frialdad por parte del público tan sorprendente como inmerecida. A priori, todos los elementos idóneos estaban sobre la mesa. Estábamos ante un proyecto inacabado por parte de, nada más y nada menos, que Stanley Kubrick que Spielberg retomó y llevó a cabo a modo de homenaje. Su protagonista, Haley Joel Osment, era una de las revoluciones más impresionantes que había vivido la industria en mucho tiempo gracias a su inolvidable interpretación en 'El sexto sentido'. Por si fuera poco, la historia se desarrollaba dentro del género de la ciencia ficción, un terreno en el que Kubrick y Spielberg habían demostrado su genialidad con creces. Las expectativas, en definitiva, llegaban al infinito. La película las superaba.
De esta forma, Spielberg inauguraba el siglo XXI con una joya que no ha perdido un ápice de fuerza en su sensibilidad calmada, en su capacidad para hipnotizar y emocionar. Dentro de la carrera de su director, 'A.I. Inteligencia Artificial' continúa resplandeciendo como el milagro que es, un prodigio cinematográfico repleto de escenas memorables, perfectas en su fondo y forma. Nunca son demasiados los elogios hacia ella.
'Minority Report'
Después de estrenar una obra maestra tan maravillosa como infravalorada, 'A.I. Inteligencia Artificial', Steven Spielberg volvía al género de la ciencia ficción con esta adaptación de una historia de Philip K. Dick con la que el cineasta encontró una excusa perfecta para rendir homenaje al cine negro más clásico y reconocible.
Por supuesto que tenemos escenas de acción vibrantes, una trama trepidante repleta de giros y un Tom Cruise entregando el cuerpo y el alma en cada escena, pero por encima de todo, 'Minority Report' es una historia de detectives, engaños y crímenes (resueltos) por resolver. Una combinación a la que Spielberg aportó dosis industriales de talento visual, perfección técnica y sentido del ritmo que terminaron por dar forma a una de las grandes películas de su filmografía.
'Atrápame si puedes'
Tres meses después (¡!) de que 'Minority Report' llegara a las carteleras de nuestro país, Steven Spielberg regresaba con 'Atrápame si puedes', una película que se situaba en el extremo contrario de la cinta futurista protagonizada por Tom Cruise. Obras distantes en el tono, esencia, género y naturaleza, sí, pero unidas por la inspiración absoluta de su autor. Basada en la apasionante historia real de Frank W. Abagnale, un estafador/camaleón que tuvo a la FBI absolutamente desquiciada en su búsqueda y captura, 'Atrápame si puedes' funcionaba de forma sobresaliente en todos y cada uno de sus niveles.
Era un melodrama familiar con toques de comedia clásica sin dejar de ser, al mismo tiempo, un thriller de persecución en la que el juego entre el ratón, excelente Leonardo DiCaprio, y el gato, soberbio, una vez más, Tom Hanks, mantenía al espectador en vilo durante 140 minutos que solamente se hacían ligeramente cuesta arriba en su extenso epílogo. En cualquier caso, se trata de un defecto minúsculo dentro de una obra de fascinante factura y perfecto sentido del ritmo. Para muchos, una de las grandes obras olvidadas de la carrera de su director. Para (casi) todos, una gran película. Ni más ni muchísimo menos.
'La terminal'
La sombra del maravilloso Frank Capra, el maestro del (buen) uso del azúcar y el almíbar en el cine, siempre ha rodeado a la práctica totalidad de películas dirigidas por Steven Spielberg a lo largo de su carrera. Incluso en los géneros, a priori, menos dados a este tipo de toque sentimental, el cineasta siempre ha sabido guiñar un ojo con elegancia y respeto a la obra del responsable de '¡Qué bello es vivir!', 'Vive como quieras' o 'Juan Nadie' , entre otro buen puñado de joyas. Sin embargo, la influencia terminó convertida en homenaje en toda regla en 'La terminal', otra de esas cintas despachadas de la manera más frívola y vaga posible como obra menor dentro del catálogo Spielberg.
Una sentencia alejada del análisis que se derrumba por todos los frentes cuando se observa con detalle una propuesta repleta de buenas intenciones, estupendas interpretaciones, con un genial Tom Hanks a la cabeza, y, por encima de todo, una sabiduría absoluta en la puesta en escena. Elementos que se fundían con cariño y emotividad en una historia basada en hechos reales que, estructurada como carta de amor a un tipo de cine que, sencillamente, ya no se hace, continúa resplandeciendo desde la incomprensión.
'La guerra de los mundos'
No había pasado un año desde el dulce y amable sabor de boca que nos había dejado con 'La terminal' y Steven Spielberg ya estaba de vuelta. Y de qué manera. Regresando a la ciencia ficción adaptando, nada más y nada menos, que 'La guerra de los mundos', la inolvidable obra de H.G. Wells, el cineasta nos volvía a enfrentar cara a cara frente a los extraterrestres sacando, en esta ocasión, toda la furia, violencia y rabia que no habitaba en los seres protagonistas de esas dos obras maestras llamadas 'Encuentros en la tercera fase' y 'E.T., el extraterrestre'. Y es que, en esta ocasión, Spielberg se lanzaba de lleno al barro y al fuego, a la desesperación colectiva y la ausencia de compasión de unos alienígenas que no venían, ni mucho menos, en son de paz.
Así, la película respeta el material literario de partida, pero lo expande a un nivel visual realmente asombroso, lección apabullante de dirección con algunas de las escenas más asombrosas de la carrera del director. Apoyada además en un Tom Cruise entregado a la causa, un Tim Robbins apoteósico en su inolvidable participación y un manejo de la tensión envidiable, 'La guerra de los mundos' es una joya de inicio a fin.
'Munich'
Llegamos a la que es, para muchos, la última gran obra maestra firmada por Steven Spielberg. Y, más allá de la justa reivindicación de sus propuestas posteriores, la inmensa mayoría de ellas excelentes, es cierto que el nivel de 'Munich' es, sencillamente, el de una obra maestra, un auténtico clásico contemporáneo. Tiene sus errores, con aquella incomprensible y anticlimática escena de sexo a la cabeza, pero la balanza cae de manera rotunda a favor de lo excelso en esta demostración de talento absoluto que, partiendo del conflicto árabe-israelí, entrega algunos de los momentos de intriga y tensión más memorables del cine reciente.
Todo en ella está perfectamente planteado, desarrollado y finalizado, consiguiendo sacar oro de cada uno de sus inolvidables personajes y construyendo un relato de auténtico terror y suspense que se queda para siempre en la memoria. En definitiva, 'Munich' es una de las mejores películas de la carrera de Steven Spielberg. Y eso es decir tanto, tantísimo, que no hace falta apuntar nada más.
'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'
Tras dos películas de fuerte carga dramática, 'La guerra de los mundos' y, sobre todo, 'Munich', ambas magníficas, Steven Spielberg decidió que era el momento idóneo de regresar a otro de sus géneros predilectos, la aventura, de la manera más sorprendente (y celebrada) posible: de la mano de Indiana Jones. Esta cuarta entrega de la saga protagonizada por Harrison Ford trajo, primero, expectación absoluta cuando se anunció, segundo, nerviosismo total los días previos a su estreno y, tercero, polémica salvaje entre los que la amaban, pocos, y los que la entendieron como poco menos que un insulto a la memoria cinematográfica de varias generaciones.
Y, de acuerdo, 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal' quedaba lejos de los logros de sus impecables predecesoras, pero cumplía a la perfección como entretenimiento nostálgico y reencuentro con algunos de nuestros personajes favoritos de la historia del cine. ¿Su mayor problema? Un desenlace algo precipitado y un Shia LaBeouf que, desde luego, no funcionaba en ninguno de los sentidos. Con todo, ni infierno ni catástrofe, ni naufragio ni desastre, Indy no estaba en su mejor estado de forma, pero, maldita sea, es imposible aburrirse con 'Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal'.
'Las Aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio'
En esta aventura de barcos piratas, tesoros escondidos y torpes carteristas, podemos encontrar algunas de las escenas más deslumbrantes de toda la carrera de Steven Spielberg, alcanzando su cima ese plano secuencia por las calles de Baggar que merece todos los aplausos y justifica, de largo, su visionado. El director, pese a no conseguir una respuesta de la taquilla tan entusiasta como se merecía, facturó un trabajo cuyo acabado visual alcanza sin problema alguno la excelencia.
Pero, más allá de sus impecables aspectos técnicos, lo mejor de este Tintín cinematográfico es su sentido de la aventura, la búsqueda del entretenimiento masivo, del disfrute general, de contar una historia sin permitir un segundo de descanso a los espectadores, pequeños y mayores, que no podemos hacer nada más que dejarnos llevar por una película repleta de gloriosos momentos y que supone, además, la comunión definitiva entre el lado más clásico del género y la tecnología más actual. No importa la edad. En 'Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio' hay disfrute para todos.
'War Horse (Caballo de batalla)'
Con la maravillosa historia de la amistad entre un joven aldeano inglés y un caballo, Steven Spielberg retrató a todos los que andaban buscándole sucesores mostrándose en plenas facultades, facturando una película emotiva, sí, pero también dura y épica, sensible y apabullante a partes iguales. Deslumbrante en sus grandes momentos (la contienda bélica, el primer ataque al campamento alemán) y abrumador en sus detalles (atención al uso que se dan a las aspas de un molino o al silencio tras una montaña), Spielberg confirmó una vez más su madurez como cineasta absoluto. Un trabajo dirigido con la pasión de un niño emocionado con el regalo de hacer películas pero con la sabiduría y destreza de un maestro. 'War Horse (Caballo de batalla)' es, sencillamente, puro Spielberg.
'Lincoln'
Incluso los admiradores de Steven Spielberg vimos serios riesgos en una propuesta como 'Lincoln'. Y es que, seamos claros, un biopic sobre una de las figuras más respetadas y relevantes de la historia de Estados Unidos tenía todas las papeletas para terminar convertida en uno de esos homenajes desproporcionados y dedicados a la exhaustiva misión de elevar a los altares a su personaje central olvidando las formas a favor del calado universal de un mensaje de alabanza. Sin embargo, Steven Spielberg sorprendía con su película más íntima en una década, casi teatral, alejada de excesos visuales, centrada en su discurso y tarea sin dejar de ser, desde su estupendo prólogo, gran cine.
Porque 'Lincoln' es eso, cine mayúsculo, inmenso, solemne en el mejor sentido del término, obsesionado con, a través de elementos mínimos, contar hechos grandiosos. Urge aclarar que no estamos ante un biopic al uso, ya que Spielberg y su guionista, Tony Kushner, adaptando el libro de Doris Kearns Goodwin, ubican al presidente como parte de un contexto, la instauración de una enmienda que prohíba la esclavitud en los Estados Unidos, que es el auténtico tema central de una cinta que, de todos modos, no aleja su mirada de los aspectos más personales de una figura histórica apasionante. El Lincoln padre, traumatizado, marido y consejero están al mismo nivel de importancia que el político, inteligente y superdotado en su misión de hipnotizar con discursos y anécdotas. De esta forma, Spielberg consigue un equilibrio perfecto, ofreciendo toda una lección de cine e historia. Conviene reivindicar sus virtudes de manera constante, por aquellos que la ubican siempre frente a los bostezos.
'El puente de los espías'
Un nuevo homenaje a la figura del hombre íntegro, extraordinario por convicción, héroe por casualidad. Steven Spielberg continuaba con 'El puente de los espías' en un estado de forma envidiable, entregando una obra de permanente aroma clásico, situándonos, de nuevo, ante un director cuyo talento hace mucho que está más cerca de la lección imprescindible que del aplauso. Una vez más, Spielberg dignificaba el arte de contar historias con una película de espías en las que las conversaciones tienen más relevancia que los disparos, los despachos intrigan más que los callejones abandonados y las soluciones dependen más de los intermediarios que de los grandes jefes. Por su parte, Tom Hanks borda su James Donovan y Mark Rylance se descubría como toda una revelación, Oscar incluido, sumando así dos piezas extra para terminar de confeccionar con 'El puente de los espías' una nueva demostración de genio por parte del mejor.
'Mi amigo el gigante'
Steven Spielberg volvió al cine familiar por la puerta más grande posible. Aquella por la que solamente puede entrar el gigante al que pone entrañable rostro y mirada el gran Mark Rylance, el nuevo mejor amigo del Rey Midas de Hollywood. Este trabajo póstumo de la guionista Melissa Mathison adaptando a Roald Dahl, uno de esos autores imprescindibles a la hora de potenciar la imaginación hasta el infinito, supone el reencuentro del director con un género que tenía abandonado desde hace (demasiado) tiempo, tras un tramo de su carrera en el que la sobriedad de trabajos tan magníficos como 'Lincoln' o 'El puente de los espías' había sustituido a la aventura y la fantasía que recorría alguna de sus obras más reconocibles. Y, pese a que su decepcionante segunda mitad no llegaba al nivel de un primer tramo maravilloso, Spielberg volvía a mirar el mundo con ojos vestidos de infancia en una aventura que, de nuevo, servía para descubrirnos ante el sublime talento de un genio.
'Los archivos del Pentágono'
En menos de un año, Steven Spielberg recibió, leyó, dirigió y estrenó 'Los archivos del Pentágono'. Es decir, Steven Spielberg necesitó menos de doce meses para sumar una nueva Gran Película a su apabullante trayectoria. Una historia de (buenos) periodistas que hacen su trabajo con responsabilidad y pasión y, sobre todo, el emocionante retrato de una (inolvidable) figura femenina, Katharine Graham, que, en manos de uno de los mejores cineastas de la historia, se convierte en un apasionante thriller de redacciones, despachos y fiestas, inolvidables llamadas telefónicas y cantidades de suspense y emotividad medidas con precisión quirúrgica.
¿Un Spielberg menor? Ni mucho menos. Un Spielberg, de nuevo, haciendo que parezca sencillísimo algo tan complejo y difícil como construir una película memorable. Y todo eso sin dejar de lado la inminente 'Ready Player One', el siguiente paso de un cineasta tan insaciable como imprevisible, tan clásico como arriesgado, tan espectacular como comedido, tan contemporáneo como legendario. Por los siglos de los siglos.