Desde que la inolvidable 'Bruja Escarlata y Visión' diera el pistoletazo de salida a la Fase 4 a comienzos de 2021, el Universo Cinematográfico Marvel ha ido lanzando más títulos que nunca, pero 'Loki' sigue siendo a día de hoy una de las mejores y más aclamadas de esta divisiva nueva Saga del Multiverso. Tras varios traspiés creativos, siendo 'Invasión Secreta' el más reciente y sonado, el Dios del Engaño vuelve cuando más se le necesita, con un segunda temporada que es un auténtico regreso a la forma y, de nuevo, uno de los productos más cuidados a todos los niveles del estudio.
Esta segunda entrega, que cuenta con nuevos directores, Justin Benson y Aaron Moorhead (en sustitución de Kate Herron), retoma la acción justo donde lo dejó la primera, tras la muerte de El Que Permanece, creador de la Autoridad de Variación Temporal (AVT), a manos de Sylvie y la ramificación de las líneas temporales que darían lugar al Multiverso que ha servido como telón de fondo a esta nueva etapa del UCM. Loki y Mobius entran en acción para encontrar a Sylvie, Renslayer y Miss Minutes y tratar de evitar que las consecuencias de lo ocurrido en la Ciudadela al Final del Tiempo deriven en el regreso de su enemigo, a la vez que intentan proteger las nuevas líneas temporales y arreglar desde dentro un sistema averiado que está al borde del colapso.
La serie no pierde el tiempo y ya desde el primer episodio entra en acción, con un arranque frenético que nos sumerge de cabeza y de lleno en su desconcertante caos espacio-temporal. Con este potente primer capítulo, 'Loki' nos recuerda su grandeza a la hora de mezclar desarrollo de personajes, acción y mitología, construyéndose casi como una película en sí misma por la cantidad de trama que encaja en 45 minutos, con tiempo para todos los personajes, conocidos y nuevos, y hasta su propio clímax marveliano.
Si la primera temporada planteaba un argumento enrevesado y complejo, esta segunda entrega riza el rizo aun más, con uno de los guiones más meticulosos, pero también más exigentes de Marvel. Definitivamente,'Loki' no es una "serie de planchar", sino que pide al espectador un nivel absoluto de atención para seguir los múltiples hilos que se enlazan y se retuercen a lo largo de sus episodios, de los cuales hemos podido ver los cuatro primeros (de seis en total).
Tras lo ocurrido en la anterior temporada, Michael Waldron, que vuelve a ejercer como showrunner, pulsa el botón de reset de la AVT, planteando como base la dualidad de luchar contra ella o bien reconstruirla y usarla para el bien. A partir de ahí, explicar la trama de estos nuevos capítulos es una tarea tan complicada que es mejor dejar que el espectador la vaya descubriendo, y con suerte, entendiendo. Porque, si bien 'Loki' consigue mantenernos enganchados todo el tiempo, también es verdad que es muy fácil perderse en sus abundantes conversaciones científicas y sus constantes saltos temporales, lo que puede resultar en una experiencia ocasionalmente frustrante, a pesar de sus muchas virtudes y la diversión que proporciona. Se recomienda por tanto revisar la anterior temporada o leerse un buen resumen (qué bien nos vendría el Manual de la AVT), para poder seguir bien la clase y enterarse de lo que entra en el examen.
La presencia ineludible de Kang
Además de conectar con la primera temporada e introducir menciones a la franquicia de 'Thor' y otras parcelas del UCM (ojo, hay hasta un guiño a 'Eternals'), 'Loki' 2 enlaza directamente con la escena post-créditos de 'Ant-Man y la Avispa: Quantumanía'. En ella se introducía a otra de las variantes de Kang, Victor Timely, científico visionario de principios del siglo XX que Loki y Mobius se encuentran en uno de sus viajes al pasado, y que jugará un papel esencial en el devenir de la AVT y de esta temporada.
Aunque su aparición no se produce hasta más adelante, la presencia del villano multiversal interpretado por Jonathan Majors se hace notar desde el comienzo de la temporada, como una amenaza que acecha desde cada rincón. La polémica en torno del actor, que fue acusado recientemente de violencia doméstica y está pendiente de juicio, no ha afectado a la temporada a nivel narrativo. Y es que, simplemente, habría sido imposible eliminar a su personaje o reducir su participación sin mutilar completamente la historia.
Eso sí, controversias aparte, esta es quizá la intervención menos afinada de Majors en su multifacético papel antagonista, que empieza a cansar. Después de causar impacto con su primera aparición como El Que Permanece y alzarse como uno de los (únicos) puntos fuertes de 'Quantumanía' con su imponente regreso como Kang, Majors crea con Victor Timely un mad doctor exagerado que por momentos se le va de las manos. Aunque se entiende la intención de crear a un personaje grandilocuente con un toque cartoon, su sobreactuación a base de tics desentona demasiado con el resto del reparto, que por el contrario, está mejor que nunca. En otras palabras, si en 'Quantumanía' elevaba el conjunto, aquí lo rebaja.
Tom Hiddleston vuelve a dejar claro que es uno de los mejores intérpretes de Marvel Studios. El actor británico sigue añadiendo capas a Loki, mientras el hermanísimo de Thor continúa explorando su nueva condición de héroe, sin olvidar su pasado como villano, camino de una redención que forma uno de los ejes de la serie. Lo vuelve a acompañar Owen Wilson en su salsa como Mobius, con el que vuelve a formar un dúo completamente irresistible. La serie aprovecha su química indudable para seguir dándonos buenos momentos de comedia con sus aventuras juntos, logrando además una hazaña considerable: que los personajes en traje que habitualmente ejercen un papel más instrumental o desechable en Marvel, aquí brillen con luz propia y resulten más interesantes que los superhéroes.
En este sentido, la segunda temporada de 'Loki' sabe cuándo poner el foco sobre el resto de personajes, aunque suponga relegar a su protagonista a un segundo plano en algún que otro episodio. Aprovechan bien su mayor tiempo en pantalla Wunmi Mosaku como B-15 y Eugene Cordero como Casey, mientras que otro nuevo fichaje, Rafael Casal, se asegura de dejar su huella como villano secundario interpretando a otro agente de la AVT, Gugu Mbatha-Raw se guarda algún que otro as en la manga como Ravonna Renslayer, y... bueno, mejor no hablar de Miss Minutes. Por el contrario, Sophia Di Martino no se luce tanto como Sylvie (al menos en la primera mitad de la temporada), que presenta casi todo el tiempo una sola cara: enfadada.
Pero si hay que destacar a alguien especialmente es a Ke Huy Quan. El actor que interpretó a dos iconos infantiles del cine de los 80, Tapón en 'Indiana Jones y el Templo Maldito' y Data en 'Los Goonies', recientemente galardonado con el Oscar por 'Todo a la vez en todas partes' (prima multiversal de 'Loki'), está viviendo un precioso resurgimiento profesional tras décadas de inactividad, y aquí vuelve a dar en la diana. Quan encarna a una figura clave de la AVT y desempeña un rol crucial en el intrincado desarrollo de esta segunda temporada, realizando un trabajo tan divertido y entrañable que la serie recibe una descarga extra de electricidad cada vez que él está en pantalla. Sin dudas, el robaescenas oficial.
La elegancia de los viajes en el tiempo
Aunque uno siga religiosamente el Universo Marvel y no se haya perdido ninguno de sus estrenos, con la segunda temporada de 'Loki' es inevitable sentir que te han lanzado en medio de una batalla en la que no sabes muy bien quién es quién, qué está pasando y por qué está pasando. Todo ocurre muy rápido y no deja de cambiar, por lo que los objetivos y motivaciones se difuminan en un guion que nos introduce en la ciencia del Multiverso para mostrarnos el inexcrutable engranaje de la máquina.
Afortunadamente, Waldron, Benson y Moorhead hallan el equilibrio entre teoría y práctica enfatizando ese espíritu de aventura temporal de ciencia ficción reminiscente de 'Doctor Who' o 'Rick y Morty' que tanto nos gustó en su primer año, exprimiendo todo el potencial de su reparto y eligiendo no quedarse en la superficie bajo ningún concepto. Además, con esta temporada, 'Loki' nos recuerda que es posiblemente el producto más cuidado a nivel estético y visual del Marvel reciente, alardeando de estilo con una fotografía muy elegante, efectos visuales que suben el listón del estudio y un exquisito diseño artístico retrofuturista.
Desde las entrañas burocráticas de la Autoridad de Variación Temporal y apuntando a los confines del Multiverso, 'Loki' ha conseguido crear un universo propio dentro del UCM que se permite escribir las reglas y a la vez dinamitarlas de la forma más excitante. A falta de ver los dos últimos episodios de la temporada y a pesar de la confusión que reina en la serie, los cuatro primeros perfilan una temporada excelente (siempre dejan con ganas del siguiente y el cuarto acaba en un ciffhanger brutal). Más allá de su inevitable conexión al gran esquema de la saga, 'Loki' funciona de maravilla como pieza individual con identidad diferenciada y -aunque sea un cliché de cuidado-, como la mejor carta de amor de Marvel a la ciencia ficción.