Hay películas que marcan nuestra vida y todos los fans del cine de aventuras que fueron niños entre los 80-90 tienen a 'Los Goonies' como cinta de referencia. Más allá de los aspectos técnicos, las interpretaciones o la calidad del guión, el espíritu Goonie es lo que prima en la película de Richard Donner, que se acerca a las tres décadas de antigüedad con el mismo alma que el día de su estreno.
La cinta nos traslada a un pueblo costero de Estados Unidos donde un grupo de amigos se reúne por última vez antes de tener que abandonar sus casas para que se construya un campo de golf. Dispuestos a vivir su última aventura, deciden seguir las indicaciones de un mapa que les llevará al tesoro de Willy el Tuerto, un desaparecido explorador cuyo legado roza aparentemente la fantasía.
Aventura y amistad
El grupo de personajes se mueve entre arquetipos ya conocidos: la animadora, el gracioso, el 'geek', la amiga de la chica guapa,... Roles sencillos y característicos con los que cualquiera se puede identificar y cuya aportación individual es fundamental en el desarrollo de la historia. La sencillez de cada uno de ellos es una de las bases de su éxito, sin complicar a sus jóvenes espectadores y dando forma a escenas de gran calado. A quién no le han fascinado las 'tuampas' de Data, quién no se ha reído con el supermeneo de Gordi, quién no ha gritado "Slot, chocalate".
Y es que por encima de la aventura, la fantasía y el deseado tesoro de Willy el Tuerto se encuentran los valores de estos chicos. Un Goonie nunca dice muerto, y un Goonie no se da por vencido ante un grupo empresarial que les quiere echar de sus casas. La exaltación de la amistad es una de las bases de este viaje cargado de pruebas, donde el grupo pondrá a prueba su confianza. El corazón de monstruoso Slot es otro de los platos fuertes de la cinta, una demostración práctica de que las apariencias engañan y que los prejuicios nos ocultan a personas maravillosas que nos rodean.
A diferencia de otras cintas de la época, 'Los Goonies' ha conseguido envejecer con bastante orgullo, y es que el cartón piedra es bastante más escandoloso en productos actuales que en los de entonces. Todo ello aderezado con la simple pero efectiva banda sonora de Dave Grusin para dar forma a una cinta de aventuras cargada de pruebas, acción ligera y un emocionante ritmo.
Si vosotros, como yo, habéis soñado en alguna ocasión ser un Goonie, recorrer la gruta de Willy el Tuerto y lanzaros a las cristalinas aguas donde flota el barco pirata, entenderéis que estamos hablando de algo más que una película. Porque la nostalgia es ajena a toda objetividad.
Club de Cine: Próximas entregas
19 de enero de 2011: 'Moulin rouge'
24 de enero de 2011: 'Clerks'
26 de enero de 2011: 'Memento'
