Este fin de semana llega a nuestras pantallas 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras', primer largometraje de Grant Heslov, quien ya colaborara con el actor George Clooney (en labores de producción y dirección) en la serie televisiva 'Unscripted' hace unos pocos años.
Basada en la novela -atención al dato- no ficcional de Jon Ronson, la película se nos muestra de manera abierta como una caústica comedia que sirve de excusa a actores como George Clooney, Ewan McGregor, Kevin Spacey y un hilarante Jeff Bridges para campar a sus anchas y soltarse la melena en un título de claro perfil coeniano, con 'El gran Lebowski 'Oh Brother!' y 'Arizona baby' a la cabeza de sus influencias.
Ciertamente, 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras' es terriblemente entretenida y dinámica, con un humor que oscila con relativo éxito entre la puya antimilitarista y el gag zafio de turno, si bien uno no puede dejar de recriminarle cierta ausencia de carga dramática. Y es que la ópera prima de Grant Heslov peca de excesiva homogeneidad, en un título que de principio a fin sigue una misma pauta y, por ende, no nos proporciona ningún giro sustancial en su entramado.
En resumen, no sorprende.
Por ello, 'Los hombres que miraban fijamente a las cabras' se torna previsible -aunque sin perder apenas punch cómico- a medida que el film avanza y no cambia -ni pretende hacerlo- de tercio, por lo que el espectador termina limitándose a esperar la siguiente gansada de sus protagonistas.
Sin duda alguna, se trata de un gran entretenimiento, si bien su historia basada en la máxima de la realidad siempre supera a la ficción nos hace pensar que podría habérsele extraído mucha más sustancia.