Con más de un año de retraso llega a nuestras carteleras 'Los ojos del mal' (''See no evil), primer largometraje del realizador de videoclips Gregory Dark.
Protagonizada por nombres desconocidos como los de Christina Vidal, Samantha Noble, Luke Pegler, Michael j. Pagan, Kane, Steven Vidler, Rachael Taylor, Penny Mcnamee, Craig Horner y Mickael Wilder, 'Los ojos del mal' cuenta la historia de un grupo de jóvenes de un correcional que son enviados a un hotel/museo para trabajar en su restauración durante el fin de semana; lo que no sospechan es que allí vive un asesino en serie que hará de su estancia un verdadero infierno.
Conato de cine splatter
'Los ojos del ma' es un típico y tópico subproducto de terror adolescente en la línea de tantos otros. En ella podemos ver a un grupo de protagonistas fornidos y atractivos que por su situación se sirven de un lenguaje supuestamente callejero, y que deberán enfrentarse al psicópata con vises religiosas de turno.
Con una trama que divaga entre los orígenes de Jason en 'Viernes 13' y con una brutalidad similar a la de éste y a la de Leatherface en 'La matanza de Texas' (salvando las distancias, por supuesto), lo único que verdaderamente merece la pena de' Los ojos del ma'l son sus cuatro minutos introductorios, bastante logrados gracias a una acertada cámara que en un momento concreto incluso parece un (¿consciente?) homenaje a uno de los fotogramas más recordados de Posesión infernal.
El problema es que, a partir de entonces, la fórmula se repite. Y termina por cansar.
Como suele ser habitual, las muertes se suceden sin ton sin son junto a una total indiferencia por parte de un espectador que, o aborrece a los personajes, o simplemente los contempla fenecer uno detrás de otro con total indiferencia.
Por otro lado, cabe decir que 'Los ojos del mal' tiene una particularidad que, al menos a mi parecer, la hace salvarse milagrosamente del suspenso, y es que los efectos especiales, o lo que es lo mismo, las muertes, son o tremendamente cutres o tremendamente cafres, en lo que podríamos considerar un conato de película splatter moderno.
Total, que se pasa rápido.