El velo de la discriminación en los Oscar es un runrún que edición a edición se cierne sobre los premios más mediáticos de la industria. El runrún ese año ha tomado fuerza, y voces pesadas, como Mark Ruffalo o Jada Pinkett Smith, piden el boicot a la gala en respuesta al racismo en las nominaciones. Ante un problema patente, la Academia (Academy of Motion Picture Arts and Sciences) ha tomado cartas en el asunto, y a falta de unas semanas para la entrega de premios anuncian cambios muy profundos en la elección de académicos a fin de lograr una mayor representación de la diversidad social.
Con el ojo puesto en el año 2020 como objetivo, la Academia asume el compromiso de incrementar la representatividad social entre los miembros con derecho a voto. Comenzando a finales de este año, el derecho a voto de los miembros dejará de ser vitalicio para pasar a someterse a renovación cada década. Así, pasará a convertirse en vitalicio si se renuevan tres periodos de diez años, o directamente si se es nominado en alguna de las categorías. Entre los criterios de renovación, uno de los imperantes es la exigencia de que se haya mantenido actividad relacionada con el cine a lo largo de ese periodo. Estas medidas tendrán carácter retroactivo, por lo que el voto de los miembros actuales dejará de ser indefinido y entrará en proceso de revisión para ser renovado. A la vez, se crearán tres nuevos puestos en la junta de gobierno que serán designados por la presidenta, Cheryl Boone Isaacs, a fin de, de manera automática, aumentar la diversidad también en los órganos de directivos de la institución.
La lógica es aplastante: cambiando los miembros implicados con derecho a voto y en los órganos de gobierno de la asociación, se aumentará también la diversidad en sus juicios: "Estas nuevas medidas en materia de gobierno y votantes tendrán un impacto inmediato", declararon desde la Academia.
Votaciones
Toda esta nueva organización se aprobó de manera unánime en la anoche por la Junta de la Academia, y es la respuesta a un ambiente muy caldeado que los miembros más conversadores de la academia sólo supieron alimentar con comentarios muy fuera de lugar: "Tiene muy poca vista aquella gente que está lanzando tales acusaciones y, con franqueza, es un insulto (...) Soy muy capaz de juzgar y maravillarme con una actuación sin tener en cuenta el color de la piel del actor. ¿Qué pasa aquí? Esto no es la Academia de la diversidad", declaraba entre otros Lionel Chetwynd, director, productor y guionista.
La última salida de tono viene de Charlotte Rampling, nominada por '45 años', que ha hablado de "racismo a los blancos". La británica se retrató a base de comentarios: "Uno nunca lo puede saber ciertamente, pero quizá los actores negros no han merecido llegar hasta la lista final de nominados".
La presión mediática, la polémica en los medios, y las amenazas de boicot han dado sus frutos. Habrá que ver cómo funciona el plan de la Academia para diversificar su representación, pero al menos se ha logrado que se tome conciencia de la situación de discriminación para tratar de acabar con ella.