La familia Radley parece una familia normal de un barrio residencial inglés cualquiera, pero lo cierto es que de normales tienen poco: son vampiros. Viven sin levantar sospechas entre sus vecinos gracias a su estilo de vida abstemio. Todo va bien hasta que los instintos naturales de los hijos adolescentes empiezan a aflorar y los padres se ven en la obligación de revelarles su verdadera naturaleza. Si a esto se suma la visita de un familiar que nunca dejó de beber sangre, da como resultado una crisis familiar en la que el secreto familiar se verá amenazado.
Hace 14 años que se publicó el libro en el que está basado la película, escrito por el autor británico Matt Haig. La novela tuvo buena acogida entre los lectores y, aunque como adaptación no podemos valorar si es fiel al libro o no, podemos decir que como proyecto audiovisual independiente a su material de referencia, no llega a convencer.
El elenco principal está compuesto por Damian Lewis (Peter, el padre), Kelly Macdonald (Helen, la madre), Bo Bragason (Clara Radley), Harry Baxendale (Rowan Radley), Jay Lycurgo (Evan), Shaun Parkes (padre de Evan) y Sophia Di Martino (Lorna).
Respecto a las actuaciones, está claro que los intérpretes de 'Los Radley' no van a por el Oscar, pero hay que destacar a Damian Lewis ('Homeland'), que curiosamente interpreta dos papeles, el del padre de familia y el de su hermano gemelo.
Respecto a Kelly MacDonald, su personaje está construido como una madre que en realidad odia su vida, aunque el rol se queda en la superficie y no deja de ser un personaje bastante soso y que apenas muestra emociones, incluso cuando el giro de guion que protagoniza intenta animar la historia.
Vampiros y adicción
Según el director del film, Euros Lyn, prolífico realizador británico que ha trabajado en 'Doctor Who' o 'Heartstopper entre muchas otras series, "esta comedia negra de vampiros, ambientada en la Inglaterra más tradicional, combina terror gótico, realismo de clase obrera e historia moralista". Pero la película no llega ni a comedia ni a terror, quedándose más bien en tierra de nadie en lo que se refiere a géneros cinematográficos. De hecho, la película parece más ocupada en provocar asco o incomodidad en varios momentos, al establecer una metáfora entre el vampirismo y la adicción que resulta torpe.
Cuando los vampiros beben sangre, parece que están drogándose. Cuando terminan de beber, experimentan una especie de orgasmo. Y cuando gruñen al sacar los colmillos, ¿es que acaso son también hombres lobo? Hay cierta confusión en la construcción de las reglas y la mitología de estos personajes, con demasiada insistencia en sexualizar, lo que no beneficia a la historia.
Demasiados clichés
Supuestamente, para su director, "'Los Radley' le da un giro al clásico género vampírico", pero en realidad no le ha dado ni media vuelta, ya que está repleta de clichés propios de este tipo de historias. En primer lugar, parece que los hermanos Radley mejoran físicamente cuando empiezan a beber sangre, pero no es solo que tengan más color en la piel, sino que de repente cambia su forma de vestir y su peinado, ¿en cuántas películas del género hemos visto esto? Es una forma uy trillada de aproximarse a un subgénero que se ha reinventado una y otra vez.
De igual modo, el padre de Evan, en vez de un expolicía traumatizado por la desaparición de su mujer, parece que fuera un viejo chiflado con TOC y obsesionado con los vampiros. Es demasiado forzado y artificial, incluso para este tipo de cine, donde acostumbramos a ver arquetipos más exagerados.
Resulta gracioso que se haya incluido un estereotipo más propio de las películas dramáticas que de las de vampiros: hacia el final, cuando Helen y Peter están discutiendo, aunque están hablando de consumir sangre o de cómo se convirtió en vampira, en realidad, no dejan de estar hablando de la crisis matrimonial por la que están pasando. Es decir, lo mismo de siempre solo que esta vez discuten por temas más sangrientos. De esta manera, 'Los Ridley' añade una capa más a esa ensalada de géneros en la que no se decide sobre qué tipo de película quiere ser.
Un mini-'Heartstopper' vampírico
Por otro lado, da la sensación de que hay muchas subtramas y se olvidan de ellas muy rápido, pasando enseguida a la siguiente, provocando que ninguna reciba la atención que merece. Por ejemplo, no tiene ningún sentido que la hija esté muy preocupada por haber matado a un chico y ser una vampira y en un abrir de ojos parezca que ya lo ha superado y le dé literalmente igual. Esto denota claramente una falta de profundidad en el desarrollo de los personajes.
Es una pena que de los libros de Matt High se haya adaptado este y no 'La biblioteca de la medianoche', pues al menos ese tiene una trama algo más original y hay menos donde comparar. La parte que más merece la pena es relación que empiezan a entablar Rowan y Evan, que nos deja una escena a lo 'Heartstopper' hacia el final, delatando que su director es uno de los responsables de la popular serie LGBTQ+ de Netflix.
En definitiva, 'Los Radley' es una película se queda un poco en el limbo de los géneros. Pese a sus buenas intenciones e interesantes momentos aislados, no logra cumplir como comedia y tampoco da miedo, conformándose con ser simplemente otra más de vampiros.