'Hannibal' nunca fue una serie con buenas audiencias. No vamos a engañarnos. El fandom y la crítica mantuvieron viva esta adaptación de NBC durante tres años consecutivos. Con cada renovación, los seguidores del particular psiquiatra tenían el corazón en un puño. Lo inevitable llegó hace ya más de un año, cuando la cadena estadounidense decidió dar carpetazo a la serie en su tercera temporada.
Bryan Fuller y demás miembros del equipo llevaron a cabo un exhaustivo intento por buscarle una nueva casa a la serie, donde Will Graham (Hugh Dancy) y Hannibal Lecter (Mads Mikkelsen) pudieran continuar contando su historia. Sin embargo, estas conversaciones nunca llegaron a materializarse en una renovación y el futuro de 'Hannibal' quedó en el tintero. Todo el mundo estaba dispuesto a continuar, pero los altos cargos no parecían interesados en que esto sucediese.
A día de hoy, los seguidores aun piden más. Ya hace unos meses, el propio Bryan Fuller dejó caer que la serie podría volver en 2017. Pero, de nuevo, se quedó en eso. En una noticia que no trajo consigo una confirmación oficial. Ahora, durante la promoción de su nueva película 'Doctor Strange (Doctor Extraño)', Mads Mikkelsen ha vuelto a acordarse de su personaje. Esto fue lo que tuvo que decir sobre la posibilidad de que volvamos a ver al doctor Lecter en la pequeña pantalla:
"Hay más Hannibal en mi futuro si Bryan Fuller decide hacerlo. Si nos llama y está preparado. Yo creo que lo estoy, sí. Creo que todos lo estaríamos; nos encanta la serie, nos encanta trabajar juntos. Bryan es un hombre muy inteligente, así que estamos dispuestos."
Bryan Fuller está bastante ocupado, de momento...
A pesar de que todo el mundo esta deseando una nueva temporada, nuevos capítulos o incluso una película, el creador de la serie tiene bastantes proyectos con los que matar el tiempo. Por un lado 'American Gods', adaptación de la novela de Neil Gaiman que llegará dentro de poco a Starz. Y, además, la nueva serie de 'Stark Trek' para CBS. No parece que 'Hannibal' vaya a volver a corto plazo pero todos sabemos que, cuando hay gente dispuesta a hacer algo, este proyecto siempre acaba viendo la luz (ya sea más tarde o más temprano). De momento, a los Fannibals nos toca esperar. La esperanza, desde luego, no se pierde.
18 curiosidades de 'El silencio de los corderos'
La 'precuela'
'El silencio de los corderos' nos descubrió al Dr. Hannibal Lecter, pero lo cierto es que esta era la segunda aparición del personaje en la gran pantalla. 'Manhunter' (Michael Mann, 1986), basado también en una novela previa de Thomas Harris, ya contaba con la aparición de este temible psicópata, bautizado como Hannibal Lecktor y encarnado entonces por Brian Cox ('El origen del planeta de los simios'). Comercialmente, aquella película fue un desastre, de ahí que el productor Dino de Laurentiis cediera gratuitamente los derechos cinematográficos. Los recuperaría, años después, para 'Hannibal' (Ridley Scott, 2001).
¿Es por tanto 'El silencio de los corderos' una secuela de 'Manhunter'? No hay un criterio unánime, ya que, aunque se repite el personaje de Lecter, fueron dos producciones completamente independientes y separadas, y la idea generalizada es que no... pero no deja de ser algo meramente subjetivo. Si la considerásemos como tal, 'El silencio de los corderos' sería una de las tres continuaciones que han logrado hacerse con el Oscar a Mejor Película junto con 'El Padrino: Parte II' (Francis Ford Coppola, 1974) y 'El señor de los anillos: El retorno del rey' (Peter Jackson, 2003).
El otro casting
Gene Hackman se hizo con los derechos de De Laurentiis, con idea de dirigir y protagonizar él mismo 'El silencio de los corderos', bien interpretando a Lecter, bien encarnando a Jack Crawford (el superior de Starling). Pero tras ser nominado al Oscar por 'Arde Mississippi' (Alan Parker, 1988), se desentendió del tema. Otros actores que sonaron con más o menos fuerza para ser Lecter: Robert Duvall (el que más cerca estuvo, pero no convenció a Jonathan Demme), Sean Connery, John Hurt, Dustin Hoffman, Patrick Stewart, Louis Gossett, Jr., Jack Nicholson, Robert De Niro y Jeremy Irons.
Hubo muchas Clarice Starling sobre la mesa: desde Michelle Pfeiffer (la primera elección de Demme) hasta Kim Basinger, pasando por Andie MacDowell, Nicole Kidman, Halle Berry, Meg Ryan y Melanie Griffith. Jodie Foster, la elegida, llegó por recomendación del guionista Ted Tally.
Por su parte, a Ed Harris se le ofreció el personaje del supervisor Crawford, papel que rechazó y que fue a parar a manos de Scott Glenn tras haberse barajado los nombres de Michael Keaton, Mickey Rourke, Laurence Fishburne y Kenneth Branagh.
Hannibal, 'el Caníbal'
Anthony Hopkins acudió a muchas fuentes de estudio para construir a Hannibal Lecter. Teniendo como base la descripción de Thomas Harris en sus novelas, visitó a asesinos en serie reales y condenados para observar su comportamiento, leyó sobre otros serial killers famosos como Ed Gein o Ted Bundy, e incluso adoptó la frialdad y la complejidad lógica del computador HAL-9000 de '2001, una odisea del espacio' (Stanley Kubrick, 1968). Para modular su voz, el actor admite que se inspiró en la manera de hablar de Truman Capote y Katherine Hepburn. Pero la sugerencia más extraña le llegó por parte de Jonathan Demme, quien le indicó que se fijara también en el doctor Federick Treves, interpretado por el propio Hopkins en el film 'El hombre elefante' (David Lynch, 1980), ya que, según el director, Lecter era igualmente una buena persona, una eminencia, solo que encerrada en una mente enferma.
La máscara
Solo lo luce en una única secuencia, pero se ha convertido en uno de los objetos de atrezzo más icónicos de la historia del cine. Sin embargo, llegar al famoso bozal de Lecter no fue tarea fácil: al no haber una descripción clara ni en la novela ni en el guion, a la diseñadora de vestuario Colleen Atwood le llevó meses y multitud de pruebas de cámara encontrar la máscara idónea para el psicópata. Empezó con unas de rejilla, como las de esgrima, y poco a poco se fue depurando hasta llegar a un diseño más moderno y novedoso modelado en fibra de virio al que ni si quiera se le aplicó pintura, dejándole ese color y textura naturales similares al de un rígido trozo de cuero.
El FBI
Jodie Foster, Scott Glenn y Jonathan Demme, así como otros miembros del reparto, fueron invitados a Quantico, Virginia, para asistir a los verdaderos entrenamientos y clases teóricas del FBI. La Oficina Federal de Investigación no dudó en prestar todo el apoyo y colaboración posible a la producción, convencidos de que el éxito de la película podría suponer un incremento considerable de posibles cadetes (femeninas, sobre todo), algo similar a lo que ya ocurriera en las Fuerzas Aéreas gracias tras el taquillazo de 'Top Gun: Ídolos del aire' (Tony Scott, 1986).
John Douglas
Thomas Harris se basó en la figura del verdadero experto e instructor del FBI John Douglas para crear al personaje de Jack Crawford, que en la pantalla sería interpretado por Scott Glenn. Douglas trabajó con Glenn y también con Jodie Foster en los aspectos teóricos de la división de ciencias del comportamiento de la agencia federal, convirtiéndose en uno de los baluartes de los actores a la hora de preparar la película. Hoy día Douglas es un exagente retirado convertido en un afamado escritor de novelas detectivescas, muchas de ellas inspiradas en los casos en los que él mismo trabajó.
Cambios en el guion
El rodaje del film sufrió varios cambios sustanciales sobre la marcha con respecto al guion. De entrada, el director pidió que se eliminaran los barrotes de la celda de Lecter, ya que estos le impedían un cara a cara más limpio entre el preso y Starling, y éstos fueron sustituidos por el ya inconfundible muro de plexiglás traslúcido.
Lecter, en su traslado a Memphis, debía vestir el correspondiente (y típico) mono naranja; fue Anthony Hopkins quien convenció a Jonathan Demme de que mejor iría de blanco impoluto, como un dentista.
En el plan de rodaje estaba previsto un traslado del equipo a Montana para rodar el flashback en el que la niña Clarice huía con uno de los corderos; pero, tras filmar el diálogo en el que Starling rememora ese capítulo de su vida, quedó tan convencido de que la escena funcionaría solo con el diálogo de sus actores, que decidió cancelar esa parte del rodaje. Acertó: la secuencia está tan bien interpretada y montada que el espectador es capaz de imaginar esa vivencia de la infancia de Clarice, sin nada más que un plano-contraplano entre Hopkins y Foster.
La frase que no está
Si en el clásico 'Casablanca' (Michael Curtiz, 1942) se le atribuye a Humphrey Bogart una frase que en realidad no aparece en la película (la indiscutiblemente mítica "Tócala otra vez, Sam"), algo similar sucede en el film de Jonathan Demme, donde se ha generalizado el "Hola, Clarice" en boca de Lecter (Hopkins) cuando, en realidad, él dice "Buenas noches, Clarice". Diez años después, y como un pequeño chiste hacia esa famosa frase inexistente, Lecter sí saludará a la agente con un "Hola, Clarice" cuando se ponga en contacto con ella por teléfono en 'Hannibal'.
Las 'morcillas'
Aunque todo venía bastante trabajado en los ensayos, también hubo algunas improvisaciones que aportaron los propios actores y que se quedaron en el metraje final de la película. El más célebre es ese extraño y perturbador sorbido del doctor Lecter después de describir cómo se comió el hígado de una víctima "acompañado de habas y un buen Chianti". Produjo tal escalofrío entre todos los que se encontraban presentes durante el rodaje de esa escena que Jonathan Demme no dudó en dejarla en montaje.
Más dudas tuvo ante el repulsivo baile del psicópata Jame Gumb frente a la videocámara doméstica, aportación que hizo el actor Ted Levine. Un momento que, como sabemos, también se quedó en la película.
Solo cuatro escenas
¿Os habíais dado cuenta? Anthony Hopkins y Jodie Foster protagonizan uno de los duelos interpretativos más memorables de toda la Historia del Cine, pero solo comparten cuatro secuencias: el primer encuentro en el psiquiátrico, una segunda entrevista tras el hallazgo de la cabeza de Benjamin Raspaill, el momento en el que Starling ofrece al doctor una (falsa) oferta institucional y el cara a cara, a través de los barrotes de la jaula, en el hotel de Memphis. Habrá un último diálogo, pero este se producirá por teléfono.
Las miradas
De manera deliberada, Jonathan Demme rompió una de las reglas sagradas de la cinematografía haciendo que todos los personajes que se dirigen directamente a Clarice Starling lo hagan mirando a cámara, dando al espectador el punto de vista subjetivo de la agente del FBI. No ocurre en sentido contrario (en los primeros planos de Jodie Foster, ella siempre mira fuera del eje de cámara) salvo en un caso excepcional, que es cuando vemos a través de las gafas de visión nocturna de Jame Gumb (Ted Levine). Demme lo explica alegando que en todo momento quería poner al público en el lado de Starling y convertirlo así en coprotagonista de la historia.
¿El gazapo?
Hay un elemento clave y a la vez desconcertante en 'El silencio de los corderos'. En una escena, vemos al doctor Chilton (Anthony Heald) sacando pecho ante un Lecter fuertemente maniatado y enmascarado cuya verdadera atención, en realidad, está en una estilográfica que el psiquiatra ha dejado junto a unos documentos. Poco después, nada más aterrizar en Memphis, Chilton echa de menos su pluma; un detalle que no tendría mayor importancia sino fuera porque, varias secuencias después, la punta de este objeto, convenientemente escondido en la boca del doctor, le sirve para iniciar su fuga. ¿Qué ha pasado? ¿Fallo de continuidad o algo más que una licencia de guion? Según Craig McKay, editor de la película, esa falla es un experimento hecho con intencionalidad: pretendían que tuviese que ser el propio espectador el que, con su imaginación, rellenara los huecos.
Los cameos
No son pocas las apariciones especiales que se dejan ver a lo largo del metraje de 'El silencio de los corderos'. Entre las más destacadas encontramos al actor y cantante Chris Isaak como un miembro del SWAT; a los cineastas Roger Corman (interpretando a un director del FBI) y George A. Romero (como agente federal en Memphis); al guionista Ted Tally (caracterizado de policía); al productor Kenneth Utt (encarnando a un juez forense); e incluso al propio director Jonathan Demme, a quien se le puede distinguir llevando una azul, entre la multitud, en el plano final de la película.
Los Oscar
'El silencio de los corderos' tiene un récord casi inigualable, el de llevarse el repóquer de premios importantes en la misma noche de los Oscar: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor y Actriz Protagonistas y Mejor Guion (adaptado, en este caso). Un hito que, hasta la fecha, solo han logrado otros dos films: 'Sucedió una noche', de Frank Capra, en 1934; y 'Alguien voló sobre el nido del cuco', de Milos Forman, en 1975.
Este es el primer film de terror o suspense en alzarse con el premio a la Mejor Película de toda la historia de la Academia. Hay que remontarse al año 1974 para encontrar el primer título de este género entre los candidatos a Mejor Producción del año, y fue 'El exorcista', de William Friedkin. La lista se ha ido ampliando con 'Tiburón' (Steven Spielberg, 1975), 'El sexto sentido' (M. Night Shyamalan, 1999) y 'Cisne negro' (Darren Aronofsky, 2010).
Un último dato: con una aparición de, aproximadamente, tan solo dieciséis minutos en toda la película, Anthony Hopkins es el actor ganador del Oscar a Mejor Protagonista con menos tiempo en pantalla de toda la Historia de los premios. Hasta entonces el récord lo tenía David Niven, quien tan solo salía durante poco más de veintitrés minutos en 'Mesas separadas' (Delbert Mann, 1958).
La controversia
A pesar de la gran cantidad de premios y reconocimientos y que hoy día es un clásico indiscutible, 'El silencio de los corderos' tuvo un estreno ciertamente polémico: algunos colectivos LGTB atacaron furibundamente la película por el hecho de que el psicópata Jame Gumb fuese (aparentemente) un transexual. Se sucedieron numerosas manifestaciones, sobre todo en las fechas previas a los Oscar de 1992, como estallido a un malestar por cómo Hollywood estaba tratando la homosexualidad en el cine. Tanto el actor Ted Levine como el director Jonathan Demme pidieron disculpas públicas y aseguraron que su intención nunca fue ofender a nadie y que la sexualidad y la naturaleza del asesino se habían malinterpretado. En cualquier caso, el cineasta tomó buena nota de las demandas de estos colectivos y, un año después, estrenaba un film muy diferente: 'Philadelphia' (1993).
Denominación de origen
'El silencio de los corderos' pertenece al selecto club de películas incluidas en el Registro Nacional de Cinematografía de Estados Unidos que, según criterios de calidad cultural, histórico o estético, lleva a cabo la Junta Nacional de Conservación del Cine para que el legado cinematográfico sea guardado y conservado para la posteridad en la Biblioteca Nacional.
En el ranking histórico de personajes cinematográficos que elabora el American Film Institute, Clarice Starling aparece en el puesto nº 6 de héroes, siendo la primera mujer de la clasificación. Hannibal Lecter es el nº 1 de los villanos.
El póster
La calavera que aparece en el lomo de la polilla del póster de la película está formada en realidad por siete cuerpos femeninos. La imagen se inspira en la fotografía 'In Voluptas Mors', realizada por el artista Philippe Halsman en 1951 con la colaboración de Salvador Dalí.
El cartel de 'El silencio de los corderos' ocupa el puesto número dieciséis del ranking de los veinticinco mejores carteles de cine de la Historia.
Secuelas y precuelas
Durante toda la década de los noventa se rumoreó con cierta insistencia sobre una secuela directa de 'El silencio de los corderos', habida cuenta, sobre todo, del inquietante final abierto que planteaba el oscarizado film de Jonathan Demme. Sin embargo, el realizador nunca estuvo del todo convencido del proyecto, y se desentendió de 'Hannibal'; un Ridley Scott post-'Gladiator' se haría con las riendas de la secuela, en la que no pudo contar tampoco con Jodie Foster, que fue sustituida por Julianne Moore. La película llegaría a los cines en febrero de 2001, con un rendimiento óptimo en taquilla pero disparidad de críticas.
Tan solo un año después se estrenaría 'El dragón rojo', dirigida por Brett Rattner, que era a la vez un remake de 'Manhunter' y una precuela oficial de 'El silencio de los corderos'. La película contaría por tercera vez con Hopkins que, cosas del guion, con 65 años debía interpretar a un Lecter más joven que el del film de Demme.
En 2007 llegaría la precuela de la precuela, es decir, 'Hannibal: El origen del mal', una coproducción anglo-franco-italo-checa que mostraba los años de juventud y primeros crímenes del futuro psiquiatra homicida. El francés Gaspard Ulliel se hizo con tan preciado personaje.
El danés Mads Mikkelsen ha sido el último actor, por el momento, en ponerse en la piel de Lecter durante las tres temporadas que ha durado en antena la serie de televisión 'Hannibal' (2013-2015) producida por la NBC.