¡Cuidado, SPOILERS!
*No leas este artículo si no has visto los siete episodios de 'Mare of Easttown'.
Durante las últimas siete semanas, en casa nos hemos enganchado a una serie como hacía tiempo que no nos pasaba. Al principio nos costó hacernos con el título, uno de esos que no se pegan a la lengua desde el principio: 'Mare of Easttown'. Hace referencia a su protagonista, Mare, detective en una mediana localidad de "la América real", Easttown. No tardamos en renombrar la serie con una exclamación catalana que expresaba muy bien cómo nos sentíamos cuando la veíamos: "'¡Mare de déu!".
Semana tras semana hemos acabado el lunes entrando en HBO y viendo esta serie que bebe del thriller nórdico ('Forbrydelsen') y británico ('Broadchurch') para montar una investigación en la que prácticamente todo el mundo es sospechoso. Pero lo que nos enganchó desde el principio fue, claro, lo humano de ella.
Kate Winslet vuelve a protagonizar una miniserie de HBO 10 años después de 'Mildred Pierce' (y, curiosamente, coincide de nuevo con Guy Pearce): aquí interpreta a Mare Sheehan, matriarca seca y fría en casa y adicta a su trabajo como policía. Se lleva a tortas con su propia madre (una Jane Smart descacharrante) y no sabe darle mucho cariño a su hija adolescente ni a su nieto, un niño de pocos años. Desde el principio quedamos prendados de esta mujer envejecida, en mala forma, enganchada al vapeador y que se sorbe los mocos constantemente. Su amargura es una dura capa que tapa, como solo podría hacer una actriz de este nivel, una vulnerabilidad y una ternura infinitas. Cómo no engancharse a Mare.
A su alrededor vamos conociendo poco a poco, como una lenta onda expansiva, Easttown, un municipio dentro de Delco, pequeño condado de Pensilvania que bordea Filadelfia ("pequeño": tiene un área que mide casi lo mismo que toda España). El creador de la serie y guionista Brad Ingelsby y su mujer han crecido en Berwyn y Aston, respectivamente, muy cerca de Delco: son comunidades-burbuja donde la clase obrera sobrevive con dignidad y aún existe un sentimiento colectivo. La gente aún conoce los nombres de sus vecinos. En un sitio así el asesinato de una madre adolescente se siente como un problema que afecta a todos.
¿Quién puede haber matado a una pobre chica en un bosque en medio de la noche? ¿Quizá su exnovio y padre de su bebé? ¿El nuevo sacerdote local, que tiene antecedentes con menores? ¿Incluso el propio exmarido de Mare, sospechoso de ser el verdadero padre del niño? Nadie se salva de las sospechas, y por eso 'Mare of Easttown' es tan entretenida, incluso cuando se vuelve algo tramposa. Aunque sus trampas acaban siendo dobles: un punto de vista incoherente y arbitrario en el penúltimo episodio nos estaba engañando para sorprendernos en el siguiente. No podemos enfadarnos: ver thrillers es divertirse cayendo en la trampa.
HBO tiene una larga tradición de series de misterio que siempre son garantía de, como poco, calidad: 'The Night Of', 'Heridas abiertas' o 'El visitante' eran ficciones que, cada una a su manera, intentaron, y a menudo lo consiguieron, mantenernos enganchados semana a semana. Normalmente son miniseries de recorrido limitado, y cuando se intentan alargar más allá de una temporada, como hicieron 'True Detective' y 'Big Little Lies', la cosa se tuerce.
'Mare of Easttown', que ha cosechado buenas críticas y ha ido multiplicando su audiencia semana a semana hasta romper los servidores de HBO Max en su capítulo final este domingo, tampoco debería continuar. Aunque tanto Ingelsby como Winslet han dicho que están enamorados del personaje y, si encontraran la historia adecuada, volverían. Lo mismo ocurrió con 'Hierro', serie española que bebe de las mismas fuentes y consigue resultados similares, y aunque su segunda temporada es disfrutable se siente absolutamente prescindible. Ahora bien, daríamos un brazo por ver un imposible crossover que juntara a la jueza Montes de Candela Peña con esta detective: qué bien se entenderían, ambas mujeronas líderes, implacables, cabezonas y madres coraje.
Ay, Mare
Porque ese es el corazón de 'Mare of Easttown', el lazo que ha acabado de darle forma a una serie que no ha inventado la rueda, pero la ha hecho rodar con brío: es la historia de una madre trágica. O más bien varias.
Helen, la madre de Mare, que descargó su enfado con el mundo sobre su hija; Carrie, una joven madre drogadicta que desearía poder cuidar a su hijo pero no puede ni cuidarse a sí misma; Erin, una madre adolescente que muere intentando darle una vida justa a su bebé; o Judy, que pierde inesperada y demoledoramente a su hijo, un joven detective (qué bien le viene a Evan Peters salir del círculo de Ryan Murphy).
Y Lori. La mejor amiga de Mare, quien más profundamente la conoce, una Julianne Nicholson que sirve de apoyo hasta que explota y se rompe, adueñándose de la historia en sus últimos momentos. Una madre dispuesta a todo por proteger a su hijo; la historia de siempre.
Es el dolor de Lori al perder irremediablemente a su hijo lo que acabará ayudando a Mare a procesar su propia pérdida, esa que ha enterrado durante años. Qué bonita historia de amistad, una amistad que sobrevive a la peor traición. En ese abrazo de dos madres que no están solas porque se tienen la una a la otra acaba 'Mare of Easttown' convirtiéndose en algo grande. Mare de déu.