Por todos es sabido que Martin Scorsese no es el mayor fan del Universo Cinematográfico Marvel. Desde que hace unas semanas arrojase, en una entrevista para Empire, la famosa frase de "Marvel no es cine", muchas noticias del mundo cinematográfico han girado en torno a este tema. A él se sumaron directores de la talla de Francis Ford Coppola o Ken Loach, que apoyaban a su legendario compañero ante la avalancha de críticas surgidas. Por ello ahora, y tras varios intentos de explicarse, el director ha decidido realizar un artículo de opinión para The New York Times donde explicar al detalle el motivo de sus controvertidas palabras.
"Muchas películas de franquicias son realizadas por personas de considerable talento y talento artístico. Puedes verlo en la pantalla. El hecho de que las películas en sí no me interesen es una cuestión de gusto y temperamento personal. Sé que si fuera más joven, si hubiera alcanzado la mayoría de edad en un momento posterior, podría haberme emocionado con estas películas y tal vez incluso hubiera querido hacer una. Pero crecí cuando lo hice y desarrollé un sentido de las películas, de lo que eran y de lo que podrían ser, que están tan lejos del universo Marvel como nosotros en la Tierra de Alpha Centauri", argumenta Martin Scorsese desde el principio, dejando claro que sus palabras siempre han estado expresadas desde una perspectiva del cine que de sobra reconoce que ya no es la misma. "Antes el cine se trataba de revelación: revelación estética, emocional y espiritual", continúa explicando el cineasta. "Se trataba de confrontar lo inesperado en la pantalla y en la vida, que se dramatizaba e interpretaba, y ampliar el sentido de lo que era posible en esta forma de arte. Y esa fue la clave para nosotros: era una forma de arte".
De este modo, comienza a extender el motivo de su rechazo al universo cinematográfico, en el cual no ve ningún riesgo. "Muchos de los elementos que definen el cine como lo conozco están en las imágenes de Marvel", escribe Scorsese. "Lo que no hay es revelación, misterio o peligro emocional genuino. Nada está en riesgo. Las imágenes están hechas para satisfacer un conjunto específico de demandas, y están diseñadas como variaciones de un número finito de temas". Por ello, el director reivindica a algunos cineastas como Paul Thomas Anderson, Ari Aster o Wes Anderson, con los que dice saber que va a ver "algo absolutamente nuevo y ser llevado a áreas de experiencia inesperadas y tal vez incluso innombrables". Y esa es la principal contraposición que encuentra en Marvel y en las franquicias modernas que son "investigadas en el mercado , probadas por el público , examinadas, modificadas, reventadas y remodificadas hasta que están listas para el consumo".
Pero dejando al margen su opinión sobre el arte o no arte, el cineasta de Queens expone lo que verdaderamente le indigna de todo esto: la exhibición. "En muchos lugares de este país y del mundo, las películas de franquicia ahora son su elección principal si desea ver algo en la pantalla grande. Es un momento peligroso en la exhibición de películas, y hay menos cines independientes que nunca", escribe Scorsese. "Si me vas a decir que es simplemente una cuestión de oferta y demanda y darles a las personas lo que quieren, voy a estar en desacuerdo. Es un problema de huevo y gallina. Si a las personas se les da solo un tipo de cosas y se venden interminablemente solo un tipo de cosas, por supuesto que van a querer más de ese tipo de cosas".
De este modo, Scorsese llega al final esgrimiendo su mirada más oscura hacia el panorama cinematográfico. "La situación, lamentablemente, es que ahora tenemos dos campos separados: hay entretenimiento audiovisual mundial y hay cine. Todavía se superponen de vez en cuando, pero eso se está volviendo cada vez más raro. Y me temo que el dominio financiero de uno se está utilizando para marginar, e incluso menospreciar, la existencia del otro", critica el director, sentenciando su artículo con unas demoledoras palabras: "En este momento, la situación es brutal e inhóspita para el arte. Y el acto de simplemente escribir esas palabras me llena de terrible tristeza".
Cine sí, ¿pero a qué precio?
La última película de Martin Scorsese, a pesar de producirse y distribuirse a través de Netflix, ha llegado a los cines norteamericanos, y llegará a los del resto del mundo, de manera limitada. Por ello, las entradas de tan esperado acontecimiento ya se han agotado en Estados Unidos y la reventa no se ha hecho esperar.
Ciertas páginas de venta de entradas como StubHub están ofreciendo asientos para ver 'El irlandés' a... ¡90 dólares! De este modo, la película de Martin Scorsese puede convertirse en todo un lujo solo al alcance de unos pocos.
'El irlandés' podrá verse en cines limitados en España a partir del 15 de noviembre.
