Elías Querejeta nunca tuvo mal ojo para detectar el talento. El productor vasco jugó un papel fundamental en la historia del cine español, ya que promovió las carreras de algunos de los cineastas patrios más relevantes: Carlos Saura, Montxo Armendáriz, Víctor Erice... Y entre sus últimos protegidos nos encontramos con uno de los autores cinematográficos españoles más estimulantes de las últimas décadas: Fernando León de Aranoa. El guionista, director y productor oriundo de Madrid cuenta con una de las voces más reconocibles del panorama contemporáneo, siempre con sus preocupaciones sociales por bandera y un estilo que ha ido evolucionando con el paso de los años y los largometrajes. El pasado lunes tuvimos la oportunidad de asistir a una master class de León de Aranoa organizada por Sundance TV en el Museo Guggenheim de Bilbao, y las enseñanzas del maestro no tuvieron pérdida.
"Mi primer flechazo con esto del cine, cuando para mí era algo que no estaba entre mis planes, fue en un pequeño taller de guion, al que asistí porque un amigo me llevó casi a la fuerza," confesó el cineasta. El azar alteró el curso de su vida, ya que después de superar los exámenes de Selectividad no consideró el cine como una opción viable: "Mi auténtica vocación era estudiar Bellas Artes. Es lo que había hecho siempre hasta esa edad en que llega el momento de elegir una carrera." Esa era la única posibilidad que había valorado y pasó todo el verano en el taller de un pintor de Zarautz perfeccionando su técnica para ingresar en Bellas Artes: "Todo esto con tan mala suerte que me habían dado mal la fecha del examen de ingreso, y cuando llegué a la Facultad de Bellas Artes con mis carpetas y mis carboncillos me dijeron: 'Ya ha sido y el cupo está completo.' Entonces me enfadé mucho y presenté reclamaciones a todas las instancias posibles, porque yo no me veía haciendo ninguna otra cosa." Finalmente, decidió ingresar en Imagen y Sonido en la Universidad Complutense de Madrid sin mucho convencimiento, pero ese viraje del destino le terminaría conduciendo a aquel inspirador taller de guion en el que brotó su pasión por la escritura.
Después de redescubrirse a sí mismo, León de Aranoa se dedicó en cuerpo y alma a su nueva vocación. Entre sus primeros trabajos como guionista se encuentran los populares programas de televisión 'Martes y Trece' y 'Un, dos, tres...', y siguió desarrollando su habilidad pictórica en una agencia de publicidad. Entre todas esas labores no encontraba sitio para la dirección: "Yo públicamente aseguraba que jamás iba a dirigir. Para mí los directores eran unos señores que venían luego y hacían su trabajo sobre el tuyo. Pero unos años después, cuando ya había escrito guiones para otros directores, decidí que tenía que probar la dirección. Aunque solo fuera para ser mejor guionista." Tras probar a ponerse tras las cámaras con su cortometraje 'Sirenas', comprendió que ese era su lugar. Por eso cuando llegó la hora de sacar adelante su primera película, 'Familia', impuso como condición inquebrantable que nadie más que él pudiera dirigirla.
En ese momento su camino se cruzó con el de Querejeta, que mostró su interés por producir la ópera prima de León de Aranoa. De hecho, el cineasta sólo articuló buenas palabras para el hombre que le dio una oportunidad fundamental para el avance de su carrera: "Elías tenía un enorme respeto por el público. La comercialidad no era su único objetivo. La película tenía que ser íntegra, tenía que estar de acuerdo con lo que querías contar." Después, con su segunda película, 'Barrio', trató de abordar el proceso de guion de una manera diferente, más empática: "Me apetecía inventar tres personajes y seguirles a lo largo de la historia. Con una trama mucho más ligera, que fuera un andamio apenas invisible. Quería que lo que más pesara en la historia fueran los personajes. Y a la hora de escribir era algo nuevo para mí, ya que buscaba la empatía con los personajes con la esperanza de que, si yo sentía algo por ellos, luego al espectador le pasaría lo mismo."
Dejarse llevar
En cuanto a su proceso creativo como guionista, León de Aranoa comparte filosofía con Charles Bukowski: "Hay que tener porosidad, estar dispuesto a encontrar historias. No es tanto ir a buscarlas, no es como esa imagen idealizada del guionista que va por la vida con una libretita apuntando cosas, como si uno fuera con un cazamariposas. Hay que tener curiosidad y que te interesen las cosas. No hay que perder la capacidad de sorpresa, de extrañamiento. El peor enemigo de la creatividad es el escepticismo, el sentir que ya lo sabes todo." Y tenía muy claro que nunca participará en un proyecto que no le encandile desde el comienzo: "Vas a pasarte tres años hablando de lo mismo, así que más te vale que te enamore."
Una vez finalizado el guion, llega el turno del León de Aranoa director, que ha evolucionado notablemente a lo largo de las últimas dos décadas: "Muchas veces me he sentido un guionista metido a dirigir. Durante el rodaje a veces siento que puede pesar más el guionista que el director en mi caso. O que puedo ayudar más a los actores como guionista que como director." Aunque reconoció haberse despojado de los temores que le podían amenazar cuando comenzó a trabajar como director: "Cada vez me encuentro con más soltura en el plató. Ahora voy a disfrutar al rodaje, cosa que antes no hacía." Y en último lugar llega la fase de montaje, etapa que apasiona a León de Aranoa: "El proceso de montaje se parece mucho a la escritura de guion. El rodaje es un momento de espiral y de vértigo y en montaje muchas veces entiendes lo que le estaba pasando a un actor mientras rodaba. Tu oficio es verlo en rodaje, no en montaje, porque ya sería demasiado tarde, pero es apasionante y te permite reescribir historias."
Pero no sólo de ficción vive el hombre, porque León de Aranoa también ha despuntado como un destacado documentalista con títulos como 'Caminantes' o 'Política, manual de instrucciones'. A pesar de esa dedicación por el género documental, el director tiene claro cuál es su terreno predilecto: "Si tuviera que elegir me quedaría con la ficción. Me gusta mucho inventar, trabajar con personajes y verlos crecer. Tratar de que eso se convierta en una historia sobre una pantalla, y que si sale bien llegue a tener esa categoría de verdad. Esa verosimilitud que hace que te emocione, te conmueva y te haga reír. Me ha parecido siempre algo de pequeño milagro, y eso ocurre con la ficción." Aun así, el documental ocupa un lugar especial en su desempeño profesional y personal: "Lo estupendo del documental es el aprendizaje personal. Uno los hace por egoísmo también, por asomarse a realidades e historias a las que normalmente no tendría acceso."
Novedades en el horizonte
Antes de hablar de sus proyectos presentes y futuros, León de Aranoa reflexionó sobre la delicada situación actual del cine español: "'Familia' estuvo un año en cartel. Ahora que una película esté más de un mes en cartel es casi un milagro. Hay mucha presión en salas, se estrenan muchas películas cada fin de semana y las películas se retiran, aunque vayan bien." Una perspectiva de futuro que no parece que vaya a corregirse, por lo que el cineasta madrileño no se mostró optimista con la incertidumbre que envuelve a la industria del cine: "Uno tiene esa sensación de arte efímero, como la escultura en hielo. Te pasas tres años haciendo las películas y luego están tres semanas o un mes en la cartelera."
Respecto a su futuro, León de Aranoa desveló que ha sido contactado para desarrollar una serie, pero todavía no podía confirmar si se subirá a ese barco: "Hay por ahí un proyecto, pero todavía está muy al comienzo todo." A pesar de ese interés, el cineasta no es un ávido consumidor de series. Aunque ha disfrutado de algunas de las ficciones más brillantes de la pequeña pantalla, como 'Fargo', no se considera un espectador demasiado comprometido como para invertir tanto tiempo en estos productos: "Soy mal espectador de series. Me asombra que amigos míos las vean todas y me digan: 'Tienes que ver las siete temporadas de no sé qué.' ¿Cómo voy a ver siete temporadas? Es imposible."
Ahora mismo León de Aranoa se encuentra inmerso en la postproducción de su última película, 'Escobar', que ha supuesto su reunión con Javier Bardem, protagonista de 'Los lunes al sol'. Junto a él, Penélope Cruz completa una dupla protagonista que tratará de sorprender en un nuevo biopic del narcotraficante Pablo Escobar. En cuanto a la convivencia con la serie de Netflix 'Narcos', también centrada en Escobar, el director no manifestó preocupación, ya que reveló que lleva trabajando en el proyecto desde antes del estreno de la serie. De hecho, durante el rodaje de 'Un día perfecto' compartía sus avances e inquietudes con Benicio del Toro, que también encarnó al criminal colombiano en 'Escobar: Paraíso perdido'. Durante años Bardem y León de Aranoa rechazaron propuestas de proyectos sobre Escobar, y finalmente han unido sus fuerzas para materializar la que pretenden que sea la película definitiva de este icono del siglo XX.
Esa será nuestra siguiente cita con Fernando León de Aranoa, un narrador excepcional con un bagaje brillante y un prometedor futuro por delante, que en esta master class diseccionó ilustrativamente su tarea como creador audiovisual.