Después de seis años alejado de la gran pantalla, con su 'In a Valley of Violence' de 2016 muchos creyeron que Ti West se había despedido cine del terror con raíces indie en el que se había labrado un hueco. Por eso, cuando en 2022 regresó al género con 'X', la alegría fue rotunda, especialmente al saber que se trataba de la primera parte de una trilogía que, tras una segunda en forma de precuela con 'Pearl' aquel mismo año, ahora culmina con 'MaXXXine'.
Tras escapar de la masacre del primer episodio, la acción sitúa a Maxine Minx (Mia Goth) en el ecuador de la década los años 80, convertida en una estrella del cine porno pero con ansias de dar el salto el cine comercial. Pero cuando consigue una gran oportunidad, esta se ve enturbiada por un asesino que acecha a su entorno provocando que el pasado llame a su puerta para volver a teñirlo todo de muerte.
La cara B de una época
Lo cierto es que puede verse de forma independiente, aunque guarda un buen número de conexiones que la emparentan con las anteriores, lo que será un disfrute añadido para los amantes de este tríptico ya que ahora podrán apreciar el puzle completo. Porque con 'MaXXXine' West abre la ventana a una sociedad enferma revestida de hipocresía y doble moral que mira hacia otro lado ante los submundos que se esconden tras los cegadores neones de Hollywood.
Se pasea por la descarnada y siniestra decadencia de una época marcada por las drogas, la prostitución y las sectas en un escenario que se mueve entre la violencia y la supervivencia. Sirviéndose de la ambición y la obsesión por el éxito de la joven protagonista, siendo este el eje troncal de la saga, pone el foco en el fanatismo religioso, el puritanismo y la violencia contra las mujeres hasta revelarse como una sátira sobre el sueño americano. Un mensaje que peca de sobreexplicativo dándonoslo demasiado mascado.
Si con 'X' arrancó con un refrescante slasher que pivotaba en la relación entre sexo y violencia y con 'Pearl' continuó con un melodrama gótico y gore en technicolor, con 'MaXXXine' Ti West culmina con un exploitation ochentero cruzando el psycho thriller con el terror de serie B a la par que juguetea con el noir más crudo, el body horror o el giallo. Más allá del género, también deja un tributo al Séptimo Arte con referencias al 'Taxi Driver' de Martin Scorsese o a 'Érase una vez en... Hollywood' de Quentin Tarantino.
Ha nacido una estrella
Pero la verdadera obsesión de West es su brillante capacidad para reproducir estéticas del pasado. 'MaXXXine' exuda años 80 en cada fotograma evitando el revisionismo infantiloide, lo que le otorga una atractiva plasticidad con cierta estética metalera que da como resultado un irresistible e hipnótico espectáculo de neones, nostalgia y contrastes entre los sórdidos callejones y el atrezzo que compone la Meca del cine. Algo que también traslada a sus personajes, como el desarrapado detective interpretado por Kevin Bacon, que supura una viscosidad capaz de revolverte el estómago.
Rodeada de notables secundarios que le aportan textura a la cinta, como el peculiar manager de la protagonista encarnado por Giancarlo Esposito; aunque algunos desaprovechados como la exigente directora de cine a la que da cuerpo Elizabeth Debicki, la verdadera y absoluta estrella vuelve a ser Mia Goth. Solo con la primera secuencia ya demuestra su poder ante la cámara, deslumbrando como esa final girl alejada del clásico papel de víctima. Ella es el alma y el corazón de la saga.
No solo son algunos personajes lo que quedan desaprovechados, también elementos que presenta la película y por los que pasa de puntillas perdiendo la oportunidad de regalarnos un buen festival de adrenalina y terror. Así llegamos a un clímax que resulta algo atropellado resolviéndose de una manera demasiado prematura. Se opta por reforzar en esta parte los elementos más satíricos quizás para dejar en un chiste a los valedores de esa moral estranguladora. Suerte que ahí tenemos a la Maxine Minx de Mia Goth para recordarnos que ella es una 'fucking movie star'.
'MaXXXine' se estrena en cines el 23 de agosto.
