Nadie ha vuelto a recrear la tensión y la intriga en el cine como lo hizo Alfred Hitchcock. Maestro del suspense, su habilidad para tejer una profunda tensión en escena, mezclada con golpes de humor y con profundos dilemas psicológicos, se convirtió en su seña distintiva.
Tras sus inicios en el cine mudo, y una primera época de largometrajes sonoros, a partir de los años 50 se hizo un hueco en el panteón de los directores de Hollywood. Ningún cineasta ha sido tan admirado por la crítica en vida, por lo que no es de extrañar que los actores más atrayentes de la época (como Ingrid Bergman, Marlene Dietrich, Cary Grant o Grace Kelly) protagonizaran sus películas. Además hizo acompañar sus películas de bandas sonoras de excepción, compuestas por grandes compositores como Bernard Herrmann o Franz Waxman.
Fue pionero en el uso de la cámara subjetiva, en la que el espectador se siente protagonista de la escena. Además, popularizó el retrozoom o zoom compensado, un efecto visual por el que el fondo cambia de tamaño con respecto al sujeto. Un efecto protagonista en película 'Vértigo', y al que Steven Spielberg rindió homenaje en 'Tiburón' o 'E.T., el extraterrestre'. También influyó en el léxico cinematográfico, popularizando el término "MacGuffin", en referencia a una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de la historia, aunque después el objeto en sí apenas aparezca. Un recurso cinematográfico que tomó forma de collar en 'Titanic', de diamantes en 'Reservoir Dogs' o en el anillo de 'El señor de los anillos'.
Una vida de cine
Una figura fascinante cuya vida y carrera han sido homenajeadas por Sacha Gervasi en 'Hitchcock'. Un film biográfico en el que Anthony Hopkins da vida al maestro en uno de sus momentos clave: el rodaje de su éxito 'Psicosis'. Le acompañan Helen Mirren, como Alma Reville, la leal esposa, y colaboradora en la realización cinematográfica, de Hitchcock.
Las mejores escenas del cine de Hitchcock
Salvada por las tijeras en 'Crimen perfecto'
Hecha, casi toda, en un plano continuo, la cámara de Hitchcock nos muestra a Grace Kelly, al teléfono con su marido. Ante la distracción de la conversación, el criminal Anthony Dawson acecha por la espalda. Unos segundos de tensión que estallan cuando intenta asfixiarla y se enredan en el forcejeo. Una lucha encarnizada en la que ella logra zafarse de su agresor gracias a unas tijeras que, en último momento, logra coger del escritorio. Una escena dramática en la que él, cae desplomado clavándose las tijeras, mientras ella vuelve a coger el teléfono y pide ayuda a su marido.
El sueño de Dalí en 'Recuérdame'
En 1960 Hitchcock quiso adentrarse en el psicoanálisis, eligiendo para ello al pintor surrealista Salvador Dalí. Así, construyó una escena memorable en la que recrea el mundo de los sueños a través del relato de Gregory Peck de un sueño que tuvo. Debió ser más bien una pesadilla, por el tono inquietante y la estética tenebrosa de la escena. Una secuencia espeluznante e hipnótica, a la par que muy original, en la que los relojes que se derriten, los rostros macabros, la arquitectura imposible y los gigantes ojos toman el protagonismo en montajes fílmicos sobresalientes para la época.
La Sra. Danvers en la habitación de Rebeca en 'Rebeca'
Un escalofrío recorre el cuerpo de Rebeca cuando la Sra. Danvers (Judith Anderson) entra en su cuarto. Y es que el ama de llaves tiene oscuras intenciones para con la protagonista (Joan Fontaine), que sigue obsesionada, de alguna manera, con la difunta esposa del señor de la casa y actual marido de Rebeca (Laurence Olivier).
Un thriller psicológico estrenado en 1940, que sigue manteniendo fresca su capacidad de provocar tensión y generar mal rollo. Además, fue una de las primeras películas que evoca la ilusión de haber sido rodada en una sola toma continua. Una técnica utilizada posteriormente en películas como 'Birdman' o 'Victoria'.
El vaso de leche en 'Sospecha'
En la penumbra de una escalera, vemos subir a Cary Grant con un vaso de leche para su esposa, Joan Fontaine. Un gesto de amor que, sin embargo, está cargado de sospecha, pues encarna la paranoia de ella de morir asesinada. Gracias a la iluminación taciturna, y a la estética de terror, el gesto del galán, se revela malintencionado. Nunca un vaso de leche pareció tan peligroso, pues la duda de si lleva veneno, marca la tensión de la escena.
La persecución del campanario en 'Vértigo'
Una de las escenas más famosas de la película, es la de Scottie (James Stewart) intentando detener a Madeleine Elster (Kim Novak) en el campanario de la iglesia. Scottie, temiendo que ella quiera saltar por su condición melancólica, la persigue. Sin embargo su miedo a las alturas le deja paralizado, por lo que no logra detenerla y, la joven, cae al vacío.
Una escena rodada en una toma cenital de la escalera, con un efecto de distorsión que Hitchcock logró mediante un sencillo retrozoom. En efecto, el zoom, combinado con el alejamiento físico de la cámara del punto de partida, dió lugar a la famosísima imagen distorsionada que se ha convertido en emblema de esta película.
El ataque final de 'Los pájaros'
Tras varios ataques, como el de la gasolinera, la tensión se vuelve insoportable hacia el final de 'Los Pajaros'. El suspense más escalofriante aparece en escena cuando los pájaros atacan a Tippi Hedren en su casa. Decenas de animales se lanzan sobre ella, picándola por todas partes y cortándole el paso. Una escena en la que la tensión viene provocada, no sólo por los agresivos envites, sino también por la banda sonora.
Ésta y otras escenas de la película, fueron todo un reto para Hitchcock, que logró orquestar las actuaciones de sus protagonistas, con los otros protagonistas, cientos de pájaros.
El asesinato en el Royal Albert Hall en 'El hombre que sabía demasiado'
En este thriller de suspense, un remake de 1956 de su propia película de 1934, el matrimonio protagonizado James Stewart y Doris Day, tropieza accidentalmente con un plan de asesinato en el Royal Albert Hall de Londres. Una secuencia de casi diez minutos en la que la música interpretada por la orquesta sinfónica, marca el ritmo de los acontecimientos. La tensión va in crescendo hasta que la mujer descubre al asesino escondido tras las cortinas del teatro. Un momento de angustia máxima en el que el grito de la mujer, el choque de platillos de la orquesta y el disparo del arma se conjugan magistralmente.
La caída de Jeff en 'La ventana indiscreta'
En este brillante estudio del voyeurismo y la moralidad (que tanto anticipó a lo que sucede ahora con la televisión y las redes sociales), destaca, por encima de todo, la escena de lucha entre Jeff (Jimmy Stewart) y su vecino (Raymond Burr). Cuando parece que la tensión no puede aumentar más, después de que Jeff haya estado espiando a sus vecinos durante toda la película, Hitchcock estira aún más la angustia al enfrentar a estos dos personajes. El silencio y la oscuridad abren la escena, en la que después de jugar con las luces y sombras para tomar el control, el vecino tira a Jeff por la ventana.
Una película de 1954 en la Hitchcock trató ya el tema de la vigilancia, mucho antes de que se convirtiera en una de las preocupaciones modernas, abordada en otros films como 'Minority Report' o 'El ultimátum de Bourne'.
La escena del avión en 'Con la muerte en los talones'
Es la historia de Roger Thornhill (Cary Grant), un hombre identificado erróneamente como espía, y perseguido por todo Estados Unidos. Una persecución que nos dejó algunas de las mejores escenas de Hitchcock, como el momento en el que Thornhill es acechado por un avión insistentemente. Una memorable escena de recortes que muestra cómo el director se tomaba su tiempo para sembrar la semilla de la sospecha, sin saltar directamente al clímax.
Estrenada en 1959, 'Con la muerte en los talones' es un prototipo de película acción, con protagonista trajeado y mujeriego, y villano carismático incluidos, considerada predecesora de la franquicia de James Bond.
El asesinato en la ducha de 'Psicosis'
En un solitario motel de carretera se aloja Marion Crane (Janet Leigh), una secretaria que ha huido con dinero de su empresa. Poco dura su huida ya que es brutalmente asesinada en la ducha. Una escena aterradora, que comienza con la sombra de una mujer tras la cortina, esgrimiendo, amenazante, un cuchillo de cocina. La joven grita, pero no hay escapatoria. Tras apuñalarla insistentemente, la mujer se marcha. El cuerpo de Marion cae, rasgando las cortinas en el proceso, mientras la ducha, que sigue funcionando, se lleva su sangre por el desagüe.
La película, basada en los crímenes reales de Ed Gein (un asesino en serie de Wisconsin) se ha convertido en un clásico del cine de terror y de suspense. Estrenada en 1960, sorprendió enormemente al público al matar a su protagonista cuando aún quedaba mucha película, algo que la convirtió en un fenómeno en el momento. Tanto así que estableció un nuevo nivel de aceptabilidad de la violencia y la sexualidad en el cine, inaugurando un nuevo género: el slasher.