El tiempo ha tratado de forma extraña a Jim Carrey. De ídolo de masas, estrella incapaz de fallar en taquilla y rey de la comedia durante la práctica totalidad de la década de los noventa a juguete roto, veneno comercial y dios caído en los últimos años. Del todo a la nada, ni pizca de tonos grises por el camino. Si lo pensamos bien, se trata de algo coherente teniendo en cuenta la misma esencia de un actor tan excesivo, alocado, distinto e imparable. Los tiempos muertos no cuentan en carreras que se mueven a toda velocidad.
En cualquier caso, a día de hoy, estamos aquí para celebrar el innegable talento de un intérprete capaz de despertar tantas carcajadas como lágrimas, resultando, dependiendo de las exigencias de cada historia, tan hilarante como conmovedor, tan disparatado como tierno, tan explosivo como contenido. Y es que, a pesar de las etiquetas que ya serán imposibles de borrar de su currículum, Carrey ha demostrado a lo largo de su trayectoria que es capaz de interpretar a cualquier tipo de personaje. Y de hacerlo bien.
En estos diez papeles encontramos las mejores versiones de un actor que, ojalá, termine encontrando la justicia que merece, las ovaciones que se le han negado a base de prejuicios vagos y perezosos y el respeto y admiración que se ha ganado protagonizando un buen puñado de clásicos. No importa el tiempo que pase, varias generaciones estaremos siempre en deuda con Jim Carrey. Por las risas y por la emoción.
Los mejores papeles de Jim Carrey
'Man on the Moon'
Un año después de ganar su primer Globo de Oro a Mejor Actor en la categoría de Drama por 'El show de Truman', Jim Carrey repetía triunfo con 'Man on the Moon', estupendo biopic sobre la figura del cómico Andy Kaufman, una de las personalidades más imprevisibles y excesivas de la historia del espectáculo estadounidense. Dirigida por Milos Forman, impecable como siempre, 'Man on the Moon' depositaba todo su peso sobre los hombros de Carrey, quien se enfrentó al personaje desde la dedicación absoluta, llegando a tener secuelas psicológicas después del rodaje, asegurando que la personalidad de Kaufman se había quedado a vivir en él para siempre.
El tiempo ha demostrado que hablamos de dos cómicos que, una vez caído el telón del espectáculo, comparten más de un miedo y de una obsesión. Quizá por eso, la interpretación de Carrey en la película consiga mezclar de manera tan perfecta las dosis de ternura y locura correspondientes. Un trabajo deslumbrante que encoge el corazón.
'El show de Truman'
Primer papel protagonista dramático en la carrera de Jim Carrey, primer Globo de Oro a Mejor Actor. Con 'El show de Truman', las alertas se dispararon y muchos de los fanáticos del actor empezamos a soñar con su imagen sujetando un Oscar tan grande como la obra maestra dirigida por Peter Weir. Una ilusión que desapareció en cuanto se conocieron las nominaciones y comprobamos cómo Roberto Benigni le robaba su espacio en el quinteto de posibles ganadores. Un error que se terminó de redondear con el italiano haciéndose con la estatuilla. Ver para creer.
En cualquier caso, Carrey consiguió con 'El show de Truman' dejar con la boca abierta a millones de espectadores que esperaban otra comedia marca de la casa y se encontraron con una de las interpretaciones más brillantes de su carrera. Ayuda, y no poco, que todos los elementos que le rodean funcionen a la perfección, construyendo un clásico contemporáneo que no ha hecho más que crecer con el paso de los años. Un punto de inflexión absoluto para su carrera. Y uno de sus grandes triunfos.
'Mentiroso compulsivo'
Una comedia dirigida por Tom Shadyac, uno de los cineastas favoritos de Jim Carrey, 'Mentiroso compulsivo' sirvió para que el actor ahuyentara los fantasmas del fracaso que por primera vez aparecieron en su carrera tras el desastre en taquilla de 'Un loco a domicilio'. Carrey buscaba un éxito que contrarrestara aquella decepción comercial y lo encontró a lo grande. Y es que, partiendo de un presupuesto de 45 millones de dólares, 'Mentiroso compulsivo' consiguió una recaudación de más de 300. Una absoluta barbaridad.
Incluso la crítica, en comparación con otras propuestas similares, se mostró bastante agradable con una propuesta que servía, por encima de cualquier otra cosa, para que Carrey diera rienda suelta a su talento. Él es alma, el motor, el músculo y el torbellino absoluto de una comedia familiar liderada por una estrella en pleno estado de forma.
'La máscara'
Y el mundo se rindió ante Jim Carrey. Tras conquistar las taquillas de Estados Unidos con la primera entrega de 'Ace Ventura, un detective diferente', el actor conseguía el éxito internacional con 'La máscara', más que notable comedia con la que Carrey, de manera definitiva, se convertía en la nueva estrella de la comedia. Y aquí tenemos, además, su mejor versión. Su manera de transformarse en un auténtico dibujo animado, realizando movimientos corporales imposibles, rizando el rizo del exceso y la locura y marcando un vibrante ritmo de gags que no ofrecían descanso alguno, sigue siendo un auténtico festín para todos los admiradores de la comedia más desenfrenada.
'La máscara', que sumaba además el descubrimiento de una irresistible Cameron Diaz, se ayudaba de unos efectos especiales deslumbrantes para conseguir alcanzar sus delirantes cotas de expresividad cinematográfica, pero el mérito, todo, lo tenía ese fenómeno de la naturaleza llamado Jim Carrey.
'¡Olvídate de mí!'
Vamos directos al grano, la mejor interpretación de la carrera de Jim Carrey está en '¡Olvídate de mí!'. También la peor traducción jamás realizada sobre un título original en la historia de nuestro país, pero ese es otro tema que nos llevaría más tiempo y peor humor. Aquí estamos de celebración, recordando una obra maestra de principio a fin, una de las más hermosas y crudas reflexiones sobre el amor y el paso del tiempo, sobre los impulsos y las decisiones que no aceptan la vuelta atrás, sobre el futuro como ese lugar que, sin estar, puede llegar a hacer tanto daño desde la incertidumbre.
A Carrey, impecable, le acompaña la mejor versión de Kate Winslet, con la que consigue una química tan sorprendente como inolvidable. A partir de su primer encuentro, todos los milagros se comienzan a suceder sin pausa. Un clásico contemporáneo. Y una de esas interpretaciones por las que a Carrey le deberían haber llovido los premios. Todos.
'Yo, yo mismo e Irene'
¿Qué se puede hacer después de firmar una de las comedias más taquilleras de todos los tiempos ('Algo pasa con Mary')? Llamar a Jim Carrey para depositar sobre su inmenso talento cómico toda una salvajada de la talla de 'Yo, yo mismo e Irene'. Los Farrelly lo tuvieron claro y repitieron éxito comercial, aunque con una recepción crítica mucho menos cómplice que con su anterior trabajo, gracias a una de esas películas que se mueven constantemente en el límite del exceso, marcando por sí solas las líneas que se pueden cruzar y las que no.
Mientras tanto, Carrey despliega su arsenal y entrega una de las mejores interpretaciones cómicas de su trayectoria, palabras mayores, consiguiendo que brillen incluso los gags menos inspirados, que, en cualquier caso, son muy pocos. En definitiva, una de las películas más memorables de la marca Farrelly.
'Dos tontos muy tontos'
Un debut, de eso se trata, como 'Dos tontos muy tontos' podría haber salido fatal para Peter y Bobby Farrelly, pero difícilmente podría haber salido mejor. No hablamos de un territorio idóneo para escandalizarse, se deben conocer las reglas del juego antes de empezar la partida, pero sí que estamos ante un tablero de gags salvajes, escenas que son comedia de nivel oro, diálogos brillantes a la hora de convertir la estupidez en caviar y un Jim Carrey desternillante de inicio a fin.
Su estatus dentro de la comedia norteamericana reciente está relacionado directamente con el respeto y la admiración y eso, tratándose de una película que cuenta, entre otras cosas, con un pájaro decapitado en manos de un niño ciego, ataques de diarrea imposibles y corazones arrancados tras una pelea cuerpo a cuerpo en modo Kung-fu, es más que un logro. Hablamos de algo similar a un hilarante milagro.
'Ace Ventura, un detective diferente'
Uno de los taquillazos más importantes de Jim Carrey, especialmente en la taquilla estadounidense, se produjo gracias a Ace Ventura, uno de esos personajes tan odiados por los detractores del cómico como querido por sus admiradores, quienes convirtieron a este detective de mascotas en uno de los iconos cinematográficos de la década de los 90. En su primera entrega, Carrey realizaba un auténtico despliegue de recursos faciales y corporales que dotaban a su personaje de una personalidad arrolladora, una tarea interpretativa mucho más compleja de lo que parece, y que facilita la crítica fácil y superficial.
Pero aquí ya se empezaba a descubrir a un talento de la comedia absoluta que, además, conseguía ganarse la simpatía del público en cuestión de minutos. Por fortuna, su secuela no solamente mantenía el tipo, sino que superaba a su predecesora gracias, de nuevo, a Carrey. Mucho gesto, sí, pero con todo el sentido del mundo.
'Phillip Morris ¡Te quiero!
'Phillip Morris ¡Te quiero!', debut en la dirección de la dupla formada por los también guionistas Glenn Ficarra y John Requa, suele ser ignorada a la hora de repasar y celebrar los trabajos más dramáticos e inspirados de la trayectoria de Jim Carrey. Sin embargo, estamos ante una de las interpretaciones más equilibradas y fascinantes de la carrera de un actor capaz de transitar con envidiable facilidad por la complicadísima línea que separa el exceso de la contención, la locura de la emotividad, el desfase de la ternura. Un trabajo que, al igual que ocurre con su compañero de reparto, un maravilloso Ewan McGregor, se convierte en un pilar básico para elevar esta dramedia hasta un indiscutible notable.
'Kidding'
Catorce años después de su primera e inolvidable colaboración en '¡Olvídate de mí!', una de las obras maestras indiscutibles del siglo XXI, Jim Carrey y Michel Gondry volvían a trabajar juntos, bajo el paraguas del creador Dave Holstein, en 'Kidding', una serie que es resurrección y confirmación. Y es que, tras más de una década repleta de fracasos comerciales y artísticos, el actor regresaba por la puerta grande con la que es, sin lugar a dudas, una de las interpretaciones más memorables, sensibles y emocionantes de su trayectoria. Un trabajo prodigioso con el que Carrey demuestra que, por encima de las etiquetas y los prejuicios que siempre le acompañarán tras su época dorada, habita un intérprete mayúsculo, único e imprescindible.