Tan directa como una hoja afilada. Tan mágica como una canción de Zahara. Esa mezcla explosiva, tan posible como intangible, es la que define a Kristin Scott Thomas, una actriz que se quedó grabada en la memoria por su papel en 'El paciente inglés', pero que lejos de quedarse en esa línea de guión, explora otros mundos más interesantes. Lo que ha quedado del talento que fascinó a propios y extraños en películas como 'Hace tanto que te quiero' o 'Gosford Park', es la figura de una mujer aria que encaja a la perfección en historias como las de 'Suite francesa', 'La llave de Sarah' o 'El instante más oscuro'. Otro tipo de proyectos más adaptados a su carácter, que a su capacidad para plegarse a lo que necesiten los guiones.
En ese sentido, la otra hermana Bolena siempre ha generado unas expectativas elegantes y abrumadoras. Allá donde iba Kristin, íbamos todos con cierta vehemencia por deleitarnos con su delicadeza ruda, con su tez a punto de romperse como porcelana por culpa de la sutileza. Hace poco, apunte llamativo, afirmó en una entrevista con Mujer Hoy que había "aprendido a no esperar nada". Justo lo contrario a sus fans, que aprendieron a esperarlo todo de una actriz igual de seria que intelectual, algo melancólica. No ayudaron las cinco nominaciones al BAFTA, las dos al Globo de Oro y la de 1997 para el Oscar por eclipsar a un Ralph Fiennes que lo dio todo por la patria. Lo cierto es que ese galardón lo ha ganado muchas veces en las casas de todo el mundo.
Scott Thomas, que antes de enfundarse la piel de Clemmie para acompañar a Gary Oldman (en 'El instante más oscuro'), había subrayado su necesidad de dejar los focos, siempre ha luchado por la igualdad de la mujer en Hollywood (y a lo largo y ancho del globo), cosa que sigue haciendo ahínco porque, considera, "decir que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, sigue siendo degradante". En cierto modo, la de esta actriz es una reflexión que se enmarca en unos tiempos fabricados para personas como ellas: sofisticadas, inteligentes, con gran talento y mejores intenciones de cambiar el mundo. Aunque, por el momento, no tenemos fecha de lanzamiento de ninguno de los proyectos en los que está inmersa ('Paramour', 'The Man Who Saved Paris', 'The Sea Change' y 'Military Wives'), queremos celebrar su existencia repasando los mejores papeles de su trayectoria en la industria norteamericana. Si esta mujer no tiene un gran premio, es que algo hemos hecho mal.
Los mejores papeles de Kristin Scott Thomas
Juliette en 'Hace mucho que te quiero'
Scott Thomas interpreta a Juliette, una mujer que sale en libertad después de pasar quince años en la cárcel. Durante ese tiempo, no ha tenido contacto alguno con su familia, a la que rechazaron por lo evidente. En ese momento, es Léa, su hermana menor, acepta la sugerencia de los servicios sociales para encargarse de su devenir. La actriz, enfundada en una piel de conducta tosca y bastante desaforada en la contención (concepto rato este, pero entiéndase), hace un tour de force ejemplar para redimensionar la figura del outsider en su propia familia.
¿Nunca has sentido que estabas en fuera de juego con los propios miembros de tu familia? ¿Alguna vez has sentido que nada tiene que ver contigo, aunque sí lo tenga? Esas son las preguntas que debes hacerte antes de disfrutar con el papelón de Scott Thomas en esta película de 2008, dirigida por Philippe Claudel.
Recibió nominación al Globo de Oro y al BAFTA.
Clemmie en 'El instante más oscuro'
'El instante más oscuro' no sólo sirvió para que la Academia de Cine de Hollywood galardonase, por fin, a Gary Oldman, sino que también nos refrescó la memoria. Y es que, gracias a Clemmie, el personaje que mejora Kristin (ya tenemos cierta confianza, por favor), todos volvimos a disfrutar de una actriz que no debería agotarse nunca. En la sutileza de sus movimientos está la clave del éxito de esta película, dirigida por Joe Wright.
Recibió una nominación al BAFTA por ello.
Mimi en 'Nowhere Boy'
En la película biográfica de John Lennon, la buena de Kristin también fue protagonista por su terca y cuadriculada Mimi, la tía del protagonista. La actriz encarna a la perfección el perfil de mujer con principios muy marcados y carácter de fuego, enfrentada a un rebelde que no tenía la más mínima intención de etiquetarse, y menos de quedarse recluido en una casa victoriana. Todos lamentamos 'Nowhere Boy', por incompleta (Sam Taylor-Johnson le dio a su hermano Aaron la oportunidad de ser El Beatle, pero el tono melodramático le dejó en la estacada) y excesivamente ñoña, pero lo cierto es que la culpa es de Scott Thomas y de su talento para embaucar a cualquiera que vea sus películas.
Recibió una nominación al BAFTA.
Fiona en 'Cuatro bodas y un funeral'
Scott Thomas fue el picante en el pastel de Hugh Grant y Andie MacDowell. 'Cuatro bodas y un funeral' es una de las comedias más notables de la historia del humor británico. Comandada por Mike Newell y Richard Curtis, la película le debe bastante al papel de Fiona. Socarrona, manipuladora, excelente desde la sofisticación, completamente imbuida en el personaje de la british que disimula todo lo que quiere ganar, para no lamentarse cuando pierda. La Academia no le hizo mucho caso porque el Chico de Oro de los 90 y la modelo que sonreía y eclipsaba al sol habían nacido para esa cinta. Sin embargo, sin Kristin, gran parte de las situaciones que más recordamos se habrían ido al garete.
Recibió un agradecimiento por su excelsa interpretación.
Sylvia McCordle en 'Gosford Park'
En la última gran película de Robert Altman, nuestra querida Kristin interpreta a Lady Sylvia (McCordle), quien, junto a su marido, invitan a sus amigos a una partida de caza para poner sobre la mesa las sombras y delirios de la burguesía británica. Todos estaremos de acuerdo en que 'Gosford Park' es de todos y cada uno de los intérpretes que aparecen, porque la pluralidad es lo que convierte a esta película en una intriga constante. Para los amantes del cine, una auténtica delicia.
Todas las nominaciones (y premios) que recibió fueron al conjunto, pero, aún así, merece la pena ver cada secuencia de una película en la que, si falta uno, nada tiene sentido.
Mrs. Frances Ternan en 'The Invisible Woman'
No podía ser de otra manera que, en la segunda película de Ralph Fiennes, la británica fuese una de las grandes protagonistas desde el segundo plano. En 'The Invisible Woman' se aplica el título con tanta literalidad que nadie se acuerda de que todo giraba en torno a Felicity Jones y el propio Fiennes. De eso se encargaron el guión de Abi Morgan, adaptando a Claire Tomalin, y Kristin. Su interpretación como Mrs. Frances Ternan tiene la inteligencia de una señora con cierto margen de cinismo y sobrada elegancia para seguir vistiendo las telas como si fueran alas celestiales.
Los únicos que tuvieron la deferencia de reconocer que su aparición fue lo mejor que le pudo pasar a Fiennes, fueron los votantes de los British Independent Film Awards, que la nominaron a Mejor Actriz de Reparto.
Suzanne en 'Partir'
En 'Partir', Scott Thomas interpreta a Suzanne, una mujer que, cumplidos los 40, casada con un médico y con dos hijos adolescentes, siente la irrefrenable tentación de marcharse con Iván (Sergi López), un encargado de obra que está en su casa y por el que comienza a sentir cierta atracción. Con el tiempo, lo deja todo por él y recupera esa sensación de deseo y alivio por un hombre que la mira, la escucha y la desea. Delicadeza, pasión, incertidumbre, una química bestial con su compañero y varias escenas que nos enamoraron, han convertido a su Suzanne en una de las joyas de su vitrina. No se puede mirar a Kristin sin ver a Suzanne, es algo biológico.
Recibió una nominación a los Premios César.
Julia Jarmond en 'La llave de Sarah'
Gilles Paquet-Brenner dirige 'La llave de Sarah', un melodrama (adaptación del best-seller de Tatiana de Rosnays) sobre Julia Jarmond (Scott Thomas), una periodista estadounidense afincada en París que recibe la misión de escribir un artículo sobre el fatídico 1942 y lo que supusieron para los judíos las continuas redadas que sufrían. Poco a poco, en su labor de investigación (en la que la actriz da el todo por el todo), Julia descubre que la familia de su marido tiene una conexión con todo lo que sucedió y que, además, su destino puede estar ligado a ello. Una vez más, Kristin se enfunda la capa de seriedad y pulcritud que la caracteriza para encarnar a un personaje que, a medida que recoge información, se va dando cuenta de que la realidad, a veces, es mejor no sacarla a luz por uno mismo.
Recibió la nominación al Premio César.
Veronica Whittaker en 'Una familia con clase'
Como ya hizo en 'Nowhere Boy', Scott Thomas se declara la guerra con una persona más joven que no entra dentro de sus ideales; en este caso, su nuera. La relación de su Veronica Whittaker con la novia de su hijo no es del todo agradable (y esa fue la intención de Stephan Elliott cuando adaptó la obra de Noël Coward), así que te puedes imaginar lo tremendamente disfrutable que es ver a Kristin dando sopas con ondas a todo aquel que osa engañarla de alguna manera. Lady inglesa de la old school, para lo bueno y para lo malo (si es que hay algo). 'Una familia con clase' es la película perfecta si quieres captar la socarronería que es capaz de mostrar en pantalla.
Nominada en los British Independent Film Awards.
Katharine Clifton en 'El paciente inglés'
Su mejor interpretación. Nadie lo discute, nadie recuerda otro momento más característico que esa melena rubia dejándole clarito al militar que aquí, la que manda, es ella. Y la que ama. Y la que escucha. Y la que sana. Y la que hace y deshace. Es un resumen, colocado en mitad de una película brillante como es 'El paciente inglés', de lo que significa la vida para Scott Thomas. No va a soltar una palabra más alta que otra, pero no se te ocurra olvidar que ella siempre va a tener la sartén por el mango. Inolvidable Katharine Clifton, inolvidable que no ganase el Oscar, eterna juventud. Aquí se gestaron todos los términos con los que hoy tratamos de definirla.
Recibió la nominación al Globo de Oro, al BAFTA y, por supuesto, al Oscar. No elevar este último hasta el cielo, de las injusticias más graves que recordamos. Algo hemos hecho fatal.
